Un lago de jade verde: sobre la posnaturaleza

13 / 12 / 2021
POR Irati Fernández

«La idea de una naturaleza romantizada como escenario de fondo donde se desarrolla la actividad humana ya no es válida». Habamos con el Institute of Postnatural Studies sobre su primera exposición.

El Institute of Postnatural Studies es un centro de experimentación artística desde donde explorar y problematizar la postnaturaleza como marco para la creación contemporánea. Pero, ¿en qué consiste esta noción? En la sinopsis a su seminario esbozan: «La idea de una naturaleza romantizada como escenario de fondo donde se desarrolla la actividad humana ya no es válida, y debe ser reemplazada por una reflexión más amplia y compleja. El entorno natural no se puede leer ya únicamente como un recurso que debe ser administrado o que impone las circunstancias a las que debemos adaptarnos, sino como una de las principales construcciones culturales de la modernidad.»

La exposición ‘Un lago de jade verde’, que se encuentra en CentroCentro, está estructurada en torno a tres ejes: la investigación, la práctica artística y la instalación. A través de las investigaciones, de temas variados, se proponen distintas cuestiones en torno a la postnaturaleza. Las obras de arte, de artistas locales e internacionales, apoyan visualmente dichas investigaciones. Finalmente, las instalaciones generan paisajes que articulan el recorrido: empezando con un bosque y acabando en un espacio habilitado para actividades y encuentros, el parlamento cosmopolítico.

¿Queda algo natural en nosotros?

Sí. La postnaturaleza no niega la naturaleza, simplemente nos hace revisarla y entenderla como algo complejo.

¿En qué momento se da el paso de lo natural a lo postnatural?

Quizás no se trata tanto de momentos específicos, sino de ejemplos que desde el Instituto pensamos pueden ayudar a difuminar el binomio naturaleza-cultura. Creemos que el inicio del romanticismo generó una imagen demasiado idealizada de lo natural, creando una distancia entre el medio y su representación. Un segundo momento importante se produjo con la detonación de la primera bomba atómica en julio de 1945: por causa de esta se genera el primer mineral artificial, lo cual nos hace replantearnos qué es lo natural. La postnaturaleza no es lo que sigue a la naturaleza, es un sitio desde el cual mirarla y cuestionar nuestras concepciones sobre ella.

¿De qué bases parte el Institute for Postnatural Studies?

Por un lado nos han unido mucho la curiosidad, las ganas de trabajar y el ser conscientes de una crisis eco-social enorme, aunque  vengamos de disciplinas muy distintas. También un optimismo, puesto que esta crisis no nos empuja a una óptica pesimista, sino que compartimos la capacidad de ser críticos. Sabemos que habitamos una contradicción constante y estamos preparados para trabajar con lo que podamos hacia una transición.

¿Cómo es la relación del ser humano con el medio ambiente?

Compleja. Si nos ponemos en la óptica del perspectivismo, la relación con el entorno es muy distinta entre un ser humano que habita en el desierto de Chile y la de otro que habita en Sidney. Es muy difícil de acotar: hay seres humanos que viven en las dinámicas del consumo capitalistas con una relación muy dañina con su entorno, y otros que aportan muchísima riqueza por su relación con el medio ambiente.

Hay distintas instalaciones en la exposición, la primera de ellas es un bosque artificial. ¿Qué hay de interesante en la simulación humana de la naturaleza?

El bosque en su representación del concepto humano de naturaleza muestra o dilata hasta qué punto es una construcción nuestro concepto de lo natural. Hemos empleado la palabra naturaleza para denominar algo que ya existía, pero fuera de nuestros esquemas mentales no existe dicha naturaleza.

Textos quasi-literarios acompañan a las obras de esta exposición, creando un recorrido narrativo entre las obras, que además se relacionan en la propia muestra con textos poéticos, como ‘Oscuridad’ de Byron. Los estudios de Postnatural studies… ¿Son sobre la ficción o sobre la realidad?

Todo lo que nos lleve a especular, todo lo que nos haga reflexionar… entra. Realidad y ficción es un binomio que nos gusta muchísimo: las realidades ficcionalizadas nos aportan otra manera de ver el mundo. La especulación, los futuros deseables… nos ayudan a cambiar el presente.

¿Hay cierto tono de celebración por las hazañas humanas?

No sé yo si hay tanta celebración… Hay que tener mucho cuidado con qué y a quién celebramos. Celebremos a mujeres científicas e investigadoras que nos hacen pensar el mundo de una forma diferente, como Lynn Margulis, pero que ninguna celebración tape la crítica que tenemos que hacer de tantas otras hazañas mucho más perjudiciales. Lynn Margulis  fue una microbióloga y pensadora que, a través de un trabajo completamente en la sombra navegando entre biología, botánica y tantos otros departamentos buscaba respuesta al origen de la vida. Llegó a descubrir que el origen de las especies es la endosimbiosis, que es un tipo de relación entre células que estaba totalmente olvidada en la ciencia; que habla de coexistencia, de relaciones entre especies… Un ejemplo a nivel microscópico para vivir a otros niveles.

¿Desde qué perspectiva deberíamos pensarnos? 

El cambio de escala es importantísimo para desantropocentrizar. Tenemos dos kilos de bacterias dentro del cuerpo, y ser conscientes de que en nosotros hay más peso en bacterias que de cerebro nos hace pensar que quizá la coexistencia sea innata, que la llevamos dentro. Otro cambio de escala es la temporal, a la cual nos lleva por ejemplo la geología.

En la tercera sala, homónima al título de la exposición, hay una reflexión estética en torno a la geología y la minería ¿Qué es lo perturbador de esa relación que establecemos con algo inerte y que no puede sentir dolor?

Es uno de los espacios terrestres en los que más violencia se ha ejercido. Cada kilo que extraemos de la tierra en una escala temporal diferente nos está afectando, no somos conscientes todavía de hasta qué punto estamos impactando el ecosistema con la minería. Una extracción tan masiva está quitando material de un ciclo que era cerrado. En este caso el colapso parece mucho más lejano que en otros, pero no deja de producirse un daño enorme.

¿Qué tiene de atractivo un mundo sin nosotros?

Yo creo que el ser humano es extremadamente adaptable. Ese mundo sin nosotros no quiere decir que no estemos, sino que ya no seamos ese impacto, esa dureza o violencia. Que acabemos relegados al devenir del planeta. Ojalá ese mundo en el que no seamos el centro absoluto, sino una parte más de un sistema que funciona de manera correcta.

Es evidente que nos encontramos ante un problema ecológico. ¿Hacia dónde tiene que apuntar el cambio?

Desde nuestra plataforma defendemos que el cambio comienza por la reflexión, el pensamiento, la práctica artística…