Adiós al joyero Kenneth Jane Lane y su lujo asequible

25 / 07 / 2017
POR Clara Méndez

Durante el siglo XX, Jackie Kennedy, Elisabeth Taylor, Audrey Hepburn o Diana Vreeland, entre otras, fueron algunas de sus clientas más asiduas. En la última década hemos podido seguirle la pista a través de Rihanna o Michelle Obama.

 

El 19 de Julio de 2017 quedará marcado en el calendario como un día triste para el mundo de la moda como consecuencia del fallecimiento de  Kenneth Jane Lane, uno de los joyeros más emblemáticos de todos los tiempos,  y cuyo legado no puede explicarse sin las mujeres a las que cubrió con sus joyas.


Quizá la imagen más memorable sea la de una joven Audrey Hepurb  interpretando el papel de Holly Golightly en Breakfast at Tiffany’s. ¿Quién no tiene grabada en la retina( incluso aquellos que no hayan visto la película)la figura de la actriz enfundada en un little black dress y cubierta con un gran collar de perlas? Pues bien, lo que no todo el mundo sabrá, es que ese collar lo firma Kenneth Jane Lane.

Jackie Kennedy, Diana Vreeland y Elisabeth Taylor son otros iconos de estilo que compusieron la  clientela del joyero, que se extiende a célebres mujeres  del panorama cinematográfico y musical actual. Angelina Jolie, Lady Gaga, Rihanna e incluso la que fuese primera dama estadounidense, Michelle Obama, han escogido piezas de Lane para acompañar sus outfits.

La carrera de Lane no se limita a la joyería: trabajó en el departamento de arte de Vogue, diseñó zapatos para Christian Dior e incluso apareció como protagonista en una película de Andy Warhol. Fueron, sin embargo, sus diseños de joyas, caracterizados por la combinación inusual y creativa de los colores, los que le encumbraron a la fama mundial en la década de los 60.

En 1996 publicó Faking it, un libro autobiográfico que recoge gran parte de su trayectoria profesional y personal. Lane vivió en su casa de Manhattan, una de las pocas mansiones que aún perduran en Park Avenue, hasta el pasado 19 de Julio cuando falleció a los 85 años de edad sin dejar descendencia.