BIIS: joyería descontextualizada libre de artificios

18 / 05 / 2020
POR David Alarcón

La firma madrileña confiere una nueva dimensión a infinidad de objetos cotidianos. Ahora nos proponen un ‘challenge’ en Instagram. Hablamos con ellos.

Apostaron por la joyería masculina en un momento en el que el mercado aún tenía nombre de mujer, convirtieron artículos cotidianos en piezas exclusivas y dieron la espalda al proceso productivo convencional. “Hacemos todo lo contrario a las marcas” responden Rubén Gómez y Sala Lasry, el dúo creativo detrás de BIIS, cuando les preguntamos por la forma en la que plasman su concepto sobre los metales preciosos. Concebida en un principio como una firma de joyería masculina, la marca madrileña fundada en 2016 ha acabado conquistando tanto a hombres como a mujeres, quienes han sucumbido a sus propuestas alejadas de la norma. Y es que, lejos de emular los motivos decorativos más típicos del sector, el tándem convierte artículos ‘de segunda’ en objeto de deseo.

Desde su icónico pendiente en forma de grapa, prototipo que llegó a oídos de retailers internacionales como Colette, hasta modelos inspirados en clips, chapas de latas o monedas de un céntimo. Su apuesta es arriesgada. Y unida a la experiencia de Rubén en el mundo del diseño de moda (del que reconoce haber aprendido a no tener miedo) y el recorrido de Sara en la joyería bajo su firma homónima, confluye en un ecosistema propio que va mucho más allá de la estética. Consciente de la necesidad de permanecer unidos a su audiencia y entender las necesidades de su entregado público, la firma española ha puesto en marcha un challenge durante estos días de confinamiento. En él, invitan a sus seguidores a crear sus propias joyas ‘BIIS’ sirviéndose de objetos que encuentren por casa.

Hablamos con Rubén y Sara para conocer qué les llevó a interesarse por la joyería masculina, cómo ha sido el trascurso de la firma en sus cuatro años de vida y cómo valoran la aclamada respuesta ante el desafío propuesto.

Desde que emprendisteis BIIS en 2016, son muchas las personas que han visto en vuestro proyecto una bocanada de aire fresco en el sector de la joyería. ¿Qué balance hacéis a día de hoy? 

Vemos que el ADN de BIIS se ha ido haciendo de una forma muy natural. En muchos aspectos se ha convertido en lo que esperábamos y en otros no deja de sorprendernos. Seguimos trabajando desde la no afectación, no nos interesan las posturas forzadas ni teatrales. Vemos que la naturalidad sigue siendo necesaria y nuestra marca es una abanderada.  Ahora son muchas las marcas de joyas que trabajan desde propuestas muy similares a la nuestra, así que suponemos que algo estamos haciendo bien.

El modelo ‘staple-earring’, un pendiente con forma de grapa, despertó el interés de retailers como Antonioli o la ya desaparecida Colette. ¿A qué atribuís el éxito de vuestras joyas?

Con Antolioli y con Colette hemos tenido y tenemos una relación bastante estrecha. Sara, propietaria de Colette, ya vendía las piezas de Sara Lasry (mitad de BIIS) y fue el primer retailer en darnos una oportunidad. De hecho, ella nos encargó nuestra primera colección en oro y diamantes. Se la hicimos, junto a una campaña con un falso futbolista llevándola. BIIS tiene su forma de hacer las cosas y quien nos quiere lo entiende.

Con Antonioli la relación es parecida, Danny Stienen es muy fan de la marca. Ellos apuestan por marcas muy fuertes como Raf o Balenciaga, pero saben que somos las marcas pequeñas las que hacemos que su selección sea más especial. Es algo casi amistoso-business-mecenas. Les encanta ver nuestras colecciones y sonríen cuando ven las nuevas piezas. Es muy reconfortante.

Incorporasteis sentido del humor a la joyería, un sector donde prima la sofisticación, la exclusividad y la distinción. ¿Qué os llevó a crear BIIS?

Sara tenía una marca de fine jewelry que nos gustaba a todo el mundo, pero era de chicas. Yo, Rubén, en aquellos años hacía ropa, accesorios, proyectos por mi cuenta, y siempre le pedía piezas de chico. Quería graparme la oreja. Decidimos que esa sería una colaboración: un pendiente grapa. Luego vimos que los chicos necesitamos también joyas diseñadas para nosotros, o al menos, replantear las joyas como mercado predominantemente femenino. Hoy vendemos más collares de perlas a chicas que a chicos.

Un concepto unisex, joyas a un precio accesible, y una firme apuesta por el ‘made in Spain’. ¿Cómo reaccionó el público ante la aventurada propuesta en un primer momento?

En la presentación de la marca en Madrid alucinamos. Nuestra fórmula es presentar la colección y vender a precios especiales a toda persona que venga a visitarnos. Ese día los chicos compraron más que las chicas.  Fue un gran éxito, nuestra idea funcionaba.

Durante estos días, habéis emprendido una nueva acción en vuestras redes sociales. Concretamente, un challenge bajo el título “MAKE YOUR OWN BISS”. ¿Qué nos podéis contar acerca de esta iniciativa?

Esperamos mucho a lanzarla. Nos encantan las redes sociales, pero no somos incautos. Queríamos ver bien el ánimo de la gente frente al confinamiento. Siempre nos ha divertido mucho la idea de que la gente lleve ‘BIIS fake’. Hemos visto incluso en ‘First Dates’ chicos con piezas que imitaban a BIIS, aritos con chapas de latas o clips, de los de verdad, en la oreja.

Nuestras colecciones, a veces, son un montón de ideas sencillas que todos hemos hecho alguna vez. Descontextualizar, hacer algo con basura, souvenirs… Qué mejor que ver a nuestros followers y amigos interpretando nuestro proyecto y reírnos todxs juntxs.

Alejandro Palomo o el artista multidiscplinar Javier de la Blanca han sido algunos de los miembros del jurado, encargados de elegir las mejores propuestas. ¿Por qué habéis optado por ellos como jueces?

Son personas que están muy cerca de la familia BIIS. Tenemos el mismo showroom, salimos por los mismos sitios, admiramos unas el trabajo de las otras. Un jurado mola que sean personas que representan un criterio o unas elecciones ejemplares; y  nuestro jurado así lo era. Cada miembro representaba un sector o una forma de entender la moda.

Rotuladores, cajas de medicamentos, etiquetas, golosinas… habéis recibido infinidad de originales propuestas. ¿Cuáles son las que más os han sorprendido?

Lo que más nos sorprendía ha sido que la gente se lo ha currado mucho, el nivel era muy alto. Algunos participantes se sentían asustados ante el nivel, pero lo importante era pasárselo bien. Por supuesto los ganadores. Había unas chicas alucinantes que no paraban de hacer stories narrativos, un abrigo de plumas hecho de cojines, collares de pelo…  No sé, hay muchas muy buenas.

Rubén, tú vienes del mundo del diseño de moda.  En 2015, te alzaste con el premio Samsung Ego Innovation Project en 2015 apostando por la sinergia moda-tecnología. ¿Cómo has volcado tus experiencias en la joyería?

Bueno, he hecho tantas cosas en moda a lo largo de mi vida… Desde accesorios para Loewe, el premio Samsung, tener mi marca, diseñar los nuevos uniformes de Securitas, un proyecto con una marca de calzado laboral…incluso en 2006-2007, una colección de joyas y una de gafas. Los procesos de creación son muy parecidos, pero claro, hay cosas que enriquecen. Quizás el no tener miedo a nada.

Sin embargo tú, Sara, ya contabas con tu firma de joyería homónima desde el año 2010. Imagino que compaginar ambos proyectos no debe ser nada fácil. ¿Cómo lo haces?

Sara Lasry ha pasado a convertirse en una marca ‘made to order’. BIIS ocupa la mayor parte de mi energía, pero Sara sigue estando ahí. Además los dos somos profes de proyectos de moda y joyas.

Habéis convertido clips, moscas e incluso la carta del Jóker en auténticas joyas. ¿Cuál de todos vuestros modelos ha cosechado un mayor éxito?

Sin duda nuestra primera gran idea, la grapa.  Siguiendo de cerca el clip, la bolsa de basura y, sorprendentemente, la tarjeta de crédito que imita a una AMEX bañada en oro.

Definís vuestro proyecto como ‘unisex’, algo que aún a día de hoy sigue resultando inusual en la joyería. ¿Qué os inspira a lo largo de vuestro proyecto de creación?

Nuestro proceso de diseño es algo muy interior basado en vivencias. Un día Sara me llama o yo la llamo con una idea de una pieza o un concepto, y de ahí tiramos para empezar nuestra cascada de ideas. Hacemos todo lo contrario a las marcas. Una marca tiene una idea desarrolla tres o cuatro piezas y hace declinaciones o versiones de tamaño y color; nosotros tenemos un concepto y volcamos decenas de piezas diferentes. Cada colección de BIIS podría dar para abrir 20 colecciones. No sabemos si eso es positivo o no, pero es así.

Estamos atravesando una situación inusual y complicada. Además del challenge, ¿qué otras acciones habéis emprendido con el propósito de acercaros a vuestra audiencia?

Estamos trabajando en la nueva colección que debía haber salido en marzo, pero todo se paró. Junto con Pelonio, trabajamos en su lanzamiento y press day. Aunque no esté completa tenemos una colección muy amplia y nos está dando mucho trabajo hacerlo desde el confinamiento, pero estamos muy contentos

¿Qué nos podéis adelantar sobre vuestros próximos proyectos?

Estamos pensando mucho sobre el futuro como todo el mundo. Sobre todo, en cómo vender la nueva colección… Está compuesta por piezas preciosas, siguiendo la línea de la colección ‘Greatest Classics’.