Marilyn y los libros

09 / 10 / 2020
POR Nuria Miralles

Su biblioteca fue refugio en el que escapar de los focos. Entre sus más de 400 libros se protegía de la imagen de objeto sexual que la industria patriarcal del cine creó de ella.

Lo fácil sería creer que Marilyn Monroe era en realidad como los personajes que encarnaba. Lo cierto es que, para muchos, únicamente fue un icono hipersexualizado del cine. Su pelo rubio y sus curvas prominentes cegaban a quienes no querían ver que detrás de ese cuerpo cosificado se encontraba una mujer que se perdía en los libros. Algunos, incluso, llegaban a juzgar que los libros que Marilyn sostenía en las fotografías eran nada más y nada menos que atrezzo.

Marily leyendo Ulysses, 1955

«Hay más fotos de Marilyn leyendo que desnuda», explica la ilustradora María Hesse en su libro El PlacerLos libros que Marilyn sujetaba en las fotos no eran unos simples complementos. Lo cierto es que la actriz poseía en su casa una biblioteca con más de 400 ejemplares. Christies subastó en 1999 parte de los libros de su colección entre los que se encontraban autores como Hemingway, Proust o Lorca. Lo curioso de la actriz es que pocos recuerdan su faceta intelectual y literaria. La gran mayoría únicamente conoció su cara más superficial, algo contra lo que luchó toda su vida.

Su verdadero nombre era Norma Jeane Baker. Su interés en las letras se trasladó a su propia creación. Escribió poemas, notas personales y sus propios diarios. Fue mucho más que una cara y un cuerpo bonito. Su marido, el escritor Arthur Miller, la describió como «una poeta callejera que habría querido recitar sus versos a una multitud». Pronto María Hesse publicará de nuevo con Lumen la biografía que relata la historia de una mujer «luchadora, revolucionaria, generosa, vulnerable, cuya imagen fue vendida únicamente como objeto de deseo». Así lo explica la autora en su Instagram.

El 5 de noviembre, como sabemos por sus redes sociales, verá la luz este especial relato que narra e ilustra todos aquellos detalles de la vida de Marilyn que no interesaron al público.

Marilyn leyendo «Leaves of Grass», 1951

La actriz leyendo «To the Actor», 1955

Marilyn en Griffith Park, 1950

Marilyn leyendo en casa, 1953

La actriz leyendo en su apartamento, 1952