Irene Infantes: “Que mi trabajo se identifique con arte, artesanía y/o diseño no posiciona a mi obra en un limbo ambiguo, sino que la asienta y enriquece.”

01 / 07 / 2025
POR Paula Rodríguez

Hablamos con la artista sevillana Irene Infantes y descubrimos cómo da forma a una obra que desborda etiquetas, y se nutre de su intuición y profundo saber y sentir textil.

Irene Infantes fotografiada por Keith Beckles

Hablar con Irene no es solo hablar de arte, diseño o textil, es sumergirse en una manera de mirar el mundo sin etiquetas. Su práctica artística es un juego serio, impulsada por una rebeldía que nace del conocimiento profundo del medio que ha habitado desde niña: el textil. Desde su infancia hasta su etapa formativa en Londres, pasando por residencias internacionales y proyectos colaborativos como Fiormi Studio, Irene ha ido entrelazando diseño, arte y artesanía desdibujando sus límites. Después de leer esta entrevista, es muy probable que te surja una necesidad: la de crear. Pero sobre todo, la de volver a crear desde el juego, la intuición y la curiosidad. En esta conversación, hablamos con ella sobre los materiales que conoce desde la infancia, los aprendizajes que han marcado su recorrido vital y creativo, y las ideas que siguen en proceso, esperando su momento para tomar forma.

Hola Irene. Cuéntanos, ¿en qué momento empezaste a entender el textil no solo como diseño, sino como arte?

Entiendo el textil como lo que es, un medio. Y como medio, lo he estado siempre usando a mi antojo: jugar, hacerme mi ropa, collages, bordar, experimentar. Es el medio que mejor conozco y, por lo tanto, para mí es el más versátil. Es el espectador el que decide qué es qué realmente, para mí es simplemente seguir con mi práctica. No pongo una línea separatoria porque no me gusta nada que suponga reducir o acotar mi visión, además si tuviera que hacerlo tampoco sabría donde ponerla. Para buscar esa línea lo lógico sería preguntarnos qué es funcional y qué no, pero no es tan fácil, a lo largo de los años han existido y existen esculturas funcionales y diseños imposibles.

¿Cómo recuerdas tu vínculo con la creatividad durante tu infancia y adolescencia en Sevilla?

Me he criado en San José de la Rinconada, el barrio de un pueblo dormitorio, ¡así que imagínate! No había apenas estímulos. Desde muy pequeña me encantaba escribir, dibujar y coser, esto último sí tenía con quién compartirlo, mi abuela Ana, así que era lo que más hacía. La adolescencia no fue fácil, dibujar me empezó a aburrir muchísimo, no sabía qué dibujar y dejé de hacerlo. A escondidas cogíamos mi amiga Vir y yo el primer tren que pasase por la estación y nos parábamos en el pueblo que más nos gustase desde la ventanilla. La sed por conocer era impresionante. Y como suele pasar en las periferias, empecé a beber y a salir muy pronto, así que ahí la creatividad la integraba en mi ocio, expresándola a través de la moda. Toda mi ropa estaba customizada o hecha por mí. Creo que era conocida por mis looks en el instituto (risas).

Viviste en Londres durante ocho años, ¿qué aprendizajes de esa etapa consideras fundamentales para tu desarrollo como artista?

Sobre todo el nivel de autogestión que tienes que tener en la carrera. En Central Saint Martins te dan las facilidades y un proyecto casi semanal que tienes que desarrollar por tu cuenta. Yo estudié diseño textil y se colabora continuamente con empresas, así que aprendes al ritmo de un entorno laboral. También habilidades de pensamiento crítico porque constantemente te piden tu opinión y en las tutorías debes ser partícipe de la evaluación de proyectos de compañerxs. Te pones las pilas en cuanto a referentes, artistas, diseñadores, etc. Yo llegué a Londres a los 19 años y fue ahí cuando empecé a ser asidua a exposiciones, galerías y museos. Se volvió mi principal hobby, solo quería aprender más y más. Fue fundamental y maravilloso encontrar ese estímulo tan positivo. Me emociono al recordar ciertas exposiciones como la de Sonia Delaunay de 2014 en el Tate y cómo me marcó.

La lana merino, el algodón y el lino son materiales recurrentes en tu obra. ¿Qué te atrae de ellos?

Me atrae desde la textura al olor, pero sobre todo porque los conozco tan bien que siempre me apetece darles la vuelta. Usarlos a mi modo me hace sentir un poco rebelde. Eres más libre cuando te aproximas a un material que no conoces, cuando no tienes nada pre aprendido y el prejuicio no está. En mi caso el prejuicio sí estaba porque coso desde que tengo 6 años, mi abuela me enseñó y aprendí el textil como algo vinculado a lo doméstico. Desaprender conceptos y descontextualizar el textil es para mí un ejercicio de travesura, que son los más importantes.

Debido al uso de estos materiales, dándoles espacio en el ámbito de arte contemporáneo, ¿dónde crees que está la línea que separa arte y artesanía en tu trabajo, si es que existe?

No creo que exista, me despojé de esa idea hace ya mucho. Como dije antes, es más el espectador el que casi necesita crear esas líneas divisorias. Estamos obsesionados con nombrar para reconocer, identificar para poder comparar. Que mi trabajo se identifique con arte, artesanía y/o diseño no posiciona a mi obra en un limbo ambiguo, sino que la asienta y enriquece. Es más interesante poder ser varias cosas.

Tu obra transmite juego y espontaneidad. ¿Qué papel juega la improvisación en tu proceso creativo?

Aunque hay mucho juego en los bocetos previos y preparación de materiales para la obra, la ejecución de mis piezas es muy meditada. Trabajo con una técnica muy específica donde voy apelmazando la lana mediante calor con ayuda de maquinaria y una vez la pieza entra en la máquina no se puede rectificar. Tengo que ser muy precisa con los segundos o los grados de temperatura según el material. Siempre hay bastantes pruebas previas.

También dibujas sobre la lana, ¿qué te interesa de esta interacción?

¡Eso me divierte muchísimo! Di con esa técnica por casualidad. Es más, este año para ARCO hice dos piezas de unos 2 metros totalmente pintadas con acrílico, rotulador o lápiz, era la primera vez que lo hacía a esa escala y el proceso fue muy orgánico. Normalmente tengo que planear muy bien mis obras porque hay un punto de no retorno, pero en este caso dibujé directamente sobre la superficie de lana, hacía años que no sentía eso de enfrentarme a un ‘lienzo en blanco’. Había olvidado esa sensación de vértigo y me sentí desubicada, fue bonito.

 

¿Cómo nace Fiormi Studio y qué te impulsó a embarcarte en este proyecto junto a Matteo Pacella?

Fiormi nace por necesidad y por las ganas de divertirnos. Tanto Matteo como yo, aunque formados en diseño, nos dedicamos al arte. Ambos hemos trabajado como diseñadores para clientes durante varios años en Londres y teníamos muchas ganas de hacer algo juntos sin pautas ni requerimientos por parte de empresas externas. Con Fiormi queremos hacer un diseño experimental pero cómodo, crear mobiliario realmente confortable sin renunciar a una estética peculiar. Nos hemos dado la oportunidad de poder crear desde lo lúdico, piezas que llevaban ya mucho tiempo boceteadas. Matteo ha estudiado y se ha formado como diseñador de mobiliario y carpintero, él se encarga de fabricar las estructuras y el montaje y yo me encargo del textil y la costura. Del diseño nos encargamos ambos.

¿Qué referentes visuales, culturales o emocionales alimentan el universo de Fiormi?

Miramos a Bruno Munari, Enzo Mari, a Sophie Taeuber Arp, Lina Bo Bardi… Todos creativos multidisciplinares que trabajaron en moda, arte, arquitectura, textil, mobiliario… Trabajaban con una libertad admirable y sin prejuicios, siempre con la diversión como eje.

Has participado en varias residencias artísticas, tanto en España como en el extranjero. ¿Cómo han influido estas experiencias en la evolución de tu obra?

La última fue en Miami, en El Espacio 23 y la disfruté mucho. Las residencias siempre son un soplo de aire fresco. Esta última me ayudó a entender cómo el arte y las galerías funcionan allí, se ve y se trata como lo que es, negocio. Los artistas se presentan en galerías para mostrar sus dossieres o intentar colaborar. Me parece más coherente y honesto que trabajar sin parar a esperas de que algo suceda, como ocurre aquí. No tiene sentido lo nuestro. El circuito de EE. UU. entiende, sin juzgar, que los artistas estén activos en la búsqueda de oportunidades y de conseguir sus propias metas, directos y sin reparos. En Europa eso se ve fatal, somos más snobs.

¿Cómo ves el arte textil dentro del panorama del arte contemporáneo nacional e internacional? ¿Es muy diferente?

Yo creo que está muy dentro del panorama nacional e internacional y forma parte de colecciones importantes. Desde hace unos años han surgido ganas de devolver el arte textil a la escena. Siempre ha estado en realidad, pero creo que esta vez ha llegado para quedarse. O eso espero, porque se está mirando al textil desde su versatilidad y sacándolo de contexto, buscando nuevas lecturas dentro de este medio. El arte textil actual internacional por ejemplo, por lo general, toma el textil desde la reivindicación y como herramienta de protesta. Digamos que está más politizado que en la escena nacional.

Para terminar, quizás es una pregunta muy amplia, pero, brevemente, ¿qué has requerido para crear la obra que estás haciendo ahora, qué te ha ayudado?

Las experiencias nuevas siempre animan a crear y ahora mismo estoy escribiendo mucho. Estoy dándole forma a un relato/sátira sobre el viejo perro PC y su vieja pulga AA, son un ex galerista y un ex director institucional que están acabados pero no quieren jubilarse. Al Perro Cobarde le encanta pleitear con muchachas jóvenes, ladra y babea, su pulgAA vive feliz sin autonomía. Reciben escobazos pero ellos siguen contentos de vivir en su inferioridad, a dos palmos del suelo, pues eso les permite morder tobillos y ver bragas sin consentimiento. A mis investigaciones de proyectos siempre les acompañan textos, poemas o reflexiones mías que nunca ven la luz por no saber bien cómo encajarlas dentro de la obra. Estoy recopilando esos escritos. He pasado los últimos dos-tres años sin parar de producir, muchos picos de trabajo, muchas horas en el estudio que aunque han sido muy gratificantes, también han pasado factura y estoy intentando crear nuevos hábitos. Dedicarse al arte en España no es fácil y como soy exigente conmigo misma, ahora también intento serlo a la hora de respetar mis horarios y mi descanso.

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