Las Tres Chimeneas de Sant Adrià de Besòs se convierten en epicentro de la electrónica oscura, experimental e industrial gracias a un festival que prioriza el día, el cuidado colectivo y una forma contemporánea de activar el territorio.
Durante cuatro días, Ombra Festival transformó Las Tres Chimeneas en un espacio vivo para la música electrónica oscura, experimental e industrial. Del 4 al 7 de diciembre, el festival reunió a 8.000 asistentes, con un 40% de público internacional, y consolidó un modelo cultural que crece desde la coherencia, la identidad y el vínculo con su entorno.
La elección del enclave no es anecdótica. Icono del brutalismo industrial del área metropolitana de Barcelona, Las Tres Chimeneas fueron habitadas como parte esencial de la experiencia, no solo como telón de fondo. El festival se convirtió en el primer evento cultural en ocupar este espacio durante cuatro días consecutivos, demostrando cómo una arquitectura en desuso puede activarse desde una lógica cultural contemporánea, basada en la escucha, el encuentro y la creación colectiva.
Uno de los rasgos más singulares de Ombra es su formato. La programación mayoritariamente diurna redefine los ritmos habituales del circuito electrónico y favorece entornos más seguros y accesibles. Las actividades nocturnas se concentran en Sala Upload, lo que permite sostener un equilibrio claro entre intensidad artística y cuidado del contexto.
Ese cuidado atraviesa todo el proyecto. La comunidad de Ombra es fiel, madura y respetuosa, y forma parte activa de un ecosistema basado en la convivencia y la atención constante. La edición de 2025 se desarrolló sin incidentes, con dispositivos de seguridad discretos, puntos de apoyo visibles y canales de comunicación directa durante todo el festival.
En el plano artístico, el cartel combinó figuras históricas de la electrónica industrial con propuestas contemporáneas, manteniendo una línea sonora exigente y coherente. A ello se sumaron actividades paralelas vinculadas al pensamiento, el cine y la reflexión cultural, reforzando la dimensión transversal del festival.
Ombra continúa consolidándose no solo como cita musical, sino como una forma distinta de imaginar cómo habitar la cultura y el territorio hoy.
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