Sus versos tocan el alma, sus imágenes son obras sin artificios y su cuerpo la herramienta perfecta para crear arte y descubrirse a sí misma. Hablamos con esta escritora y artista multidisciplinar, una entrevista que es una puerta a su universo y a su carrera, cuanto menos, prometedora.
Fotografía: Carlota Guerrero, cedida por Alejandra Smits
La sensibilidad y la fuerza de esta artista, que se define como narradora multidisciplinar, reside en cada una de las respuestas que nos ha regalado, en cada una de sus obras, en su Instagram… y en su vida, en general. Admirable, porque ha conseguido dejar a un lado las inseguridades que su cuerpo podían provocarle, usándolo como fuente de poder y belleza. Alejandra Smits (1993) es conocida por colaborar asiduamente con la también artista Paloma Wool, como ya contamos una vez en en otro post, y por escribir el poemario ‘Lo que pasa cuando no pasa nada’ (2015). Una creadora que se caracteriza por su espontaneidad y pasión venezolana mezclada con puntualidad y rigor holandés. Hace años que vive en Barcelona, ciudad que ya es su hogar. Te invitamos a que conozcas su historia en #VEINDIGITAL.
Escritora y artista multidisciplinar, sabemos que es muy difícil responder a esta respuesta, pero, ¿quién es realmente Alejandra Smits? O al menos, ¿cuál es su historia?
Últimamente estoy intentando no identificar lo que soy con lo que hago. Tampoco sé muy bien cómo definir o acotar lo que hago o quiero hacer. Estoy aprendiendo a no tener miedo a la hora de expresarme a la vez que descubriendo maneras y formas con las que me sienta cómoda e identificada. El denominador común sería la narración, ya sea escrita, oral, audiovisual, bailada, etc. Así que supongo que la “etiqueta” que me podría encajar sería la de narradora multidisciplinar.
Mitad holandesa, mitad venezolana. Aunque prefieres sentirte parte del planeta, y no ni de una ni de otra. ¿Qué facetas tuyas son más holandesas y cuáles más venezolanas?
Creo que de holandesa tengo la capacidad de ser muy estricta, dura y seria. También valoro mucho la puntualidad. Y me gusta mucho el frío. De venezolana: soy muy cariñosa y “touchy”, espontánea, me gusta bailar, monto shows para mí misma en casa, soy dramática e intensa, cocinar y, especialmente, cocinar para la gente que amo.
¿Cómo llegaste a vivir en Barcelona? ¿Qué es lo que más te gusta de esta ciudad?
Nací y viví en Caracas hasta que mi padre decidió mudarse a Barcelona por trabajo cuando yo tenía ocho años y, desde entonces, es mi casa. No sé qué es lo que más me gusta, toda ella me fascina: tener Collserola (además vivo cerca), el mar, distancias cortas, la mayoría de gente que más quiero vive aquí. Es un lugar maravilloso.
¿Cómo es tu día a día? ¿Y tu rutina de trabajo?
Mi día a día varía bastante según lo que tenga programado, pero desde hace meses que estoy intentando formarme una rutina fija por las mañanas que incluya: lavarme la cara con agua congelada al despertarme, escribir en un folio durante 5 minutos lo que me venga a la cabeza, meditar y visualizar cómo me quiero sentir o qué cosas quiero hacer en el día.
Fotografía: Carlota Guerrero, cedida por Alejadra Smits
¿Dónde encuentras la inspiración? Simplemente nace de ti, o es un compendio de eso y todo lo que te rodea.
Creo que soy muy observadora, disfruto mucho fijándome en detalles y matices, todo me puede llegar a mover e inspirar. Leí hace un año ‘Big Magic’ de Elizabeth Gilbert y en un capítulo explica una teoría sobre la personificación de las ideas. Es decir, como que tienen vida propia y buscan a seres que las puedan materializar. Eso nos convertiría en canales de información y ese dato me da infinito placer y paz.
¿Cómo definirías tu arte? ¿Y tu estilo?
No sé definirme y me parece peligroso hacerlo, pero creo que mi estilo es bastante orgánico y natural, o al menos eso intento. También trabajo activamente por abrazar mi vulnerabilidad y ser lo más sincera que pueda a la hora de comunicarme. El humor es importante en mi vida e intento introducirlo en lo que hago siempre que puedo.
¿Cuál es el tema más recurrente en tus obras?
Actualmente es la “identidad” y las trampitas que se esconden en ella y en las que caemos constantemente. Estoy viviendo un viaje personal muy ajetreado respecto a mi propia identidad y creo que es imposible que eso no salpique lo que hago.
Tu cuerpo, es una forma más para expresarlo, ¿crees que hay límites a la hora de exponerlo?
Sí y no. Todos nos estamos descubriendo en este plano físico con este cuerpo físico. Me parece interesante la conversación o el discurso que se genera entre un individuo y su entendimiento de su condición física y cómo se dibuja para todos los que observan. No creo que haya límites a la hora de exponerlo, mientras no se haga daño a nadie, deberíamos ser libres de explorar individualmente cómo queremos expresarlo. Uso mucho mi cuerpo para expresarme porque durante mucho tiempo no me sentía cómoda haciéndolo. Hasta que me di cuenta que solo era eso, un cuerpo y ya. Entonces empecé a aceptarlo y a quererlo más.
Como nos cuentas, has aprendido a aceptarlo, ¿cómo es tu relación con él?
Tengo una relación cada vez más sana, porque me importa “menos” mi apariencia o intento separar eso de lo que realmente soy. Procuro respetarlo y cuidarlo, sobre todo con la alimentación, llevo más de cuatro años siendo vegana y me ha ayudado muchísimo a decir adiós a la mujer iracunda y malhumorada que era antes. Quiero tratar mi cuerpo como el templo -y nave espacial- que es.
¿Cómo es usar tu cuerpo como instrumento de trabajo?
Es muy liberador y empoderador porque te obliga a re-estudiar tu relación con él. También te permite mutar y re-inventar esta relación las veces quieras. Es tu cuerpo, es tu herramienta. Puedes aprender a hacer cosas nuevas con él. Puedes engordar, adelgazar, depilarte o no, pintarte las uñas, cortarte el pelo, maquillarte, disfrazarte… ¡puedes hacer lo que quieras! Es como una sala de experimentación que siempre está abierta. No hay límites. Y, si los hay, es interesante observarlos, estudiarlos y aprender a aprovecharte de ellos.
¿Qué le dirías al resto de mujeres para que también empezaran a aceptar el suyo y vieran sus defectos como virtudes?
Les diría que no les queda otra. Es eso u odiarse a una misma eternamente y creo que la primera opción es más atractiva y agradable. ¿Existes? Quiérete.
Imagen cedida por Alejandra Smits
¿Has recibido alguna vez comentarios negativos, insultos o te has sentido amenazada por el simple hecho de mostrarlo?
He recibido algunos comentarios negativos o insultos, pero muy pocos. Lo que más recibo son mensajes inapropiados. Pero me suelo reír e intento que nada de eso me afecte ni me condicione o restrinja.
Como artista, tienes un poder de influencia, ¿Cuál está siendo tu aportación al ‘empoderamiento’ de la mujer?
Espero que sea algo parecido al proceso de empoderamiento que estoy viviendo como persona y mujer yo misma. Que es un trabajo de observación y reflexión constante. No termina nunca y eso lo hace muy luminoso.
En cada red social subes un contenido diferente, ¿crees que es importante hacer esa diferenciación? ¿O es para mostrar tu faceta multidisciplinar?
Uso principalmente Instagram, pero estoy intentando recuperar la continuidad de mi Tumblr, en el que suelo colgar algunas de las stories de Instagram para poder tener un archivo online que reúna las que más me gusten.
¿Qué suponen las redes sociales para un artista? ¿Son un su portfolio o algo más?
Creo que son la mezcla entre un portfolio y un canal de comunicación bilateral entre usuarios.
Háblanos de tu libro ‘Lo que pasa cuando no pasa nada’ (2015), ¿Qué significó para ti su publicación?
Es un pequeño poemario que escribí en 2014. Se compone de 28 poemas que construí junto con mi novio, ya que el durante 28 días consecutivos me decía una palabra y con ella tenía que escribir un poema que, además, llevaría esa palabra como título.
¿Es difícil publicar en España?
Es difícil que en España se destine dinero al arte en general. Pero se hacen cosas maravillosas y todavía se pueden hacer más. Creo que es importante que se demuestre con el ejemplo todo lo que queremos ver. Así que, gastar dinero en marcas pequeñas y locales que resuenen con tu manera de entender el arte, la moda, la gastronomía, etc.
Fotografía: Carlota Guerrero, cedida por Alejandra Smits
¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Cuál fue la llama que prendió tus ganas de escribir poesía?
Empecé a escribir muy pequeña. Es lo único que siempre he hecho, además de respirar y sentir las cosas desmesuradamente. Creo que un factor clave es que soy hija única y tenía que inventarme las mil y una para distraerme cuando estaba sola, es decir, mucho tiempo.
¿En qué galería de arte te gustaría exponer tus obras?
Me gustaría exponer y hacer perfomance en cualquier espacio que esté abierto y dispuesto a ofrecerse. Y como dato mono: me tomo un poco en serio algunos Instagram stories que hago y me gusta bromear conmigo misma con que es una expo que estoy preparando para el MoMA. Así que, ley de la atracción, here I am.
Al final, todos dejamos huella en este mundo, ¿cuál estaría siendo tu aportación? ¿Qué es de lo que más orgullosa te sientes?
Espero estar dejando algo similar a una estela de amor. De lo que más orgullosa estoy es de la cantidad de miedo y sentimientos negativos de los que me he desprendido -y sigo desprendiéndome : ) -. ¡Ah! Y de mi perrita, Wolf.
Cuéntanos, ¿en qué estás trabajando ahora?
Estoy terminando de ajustar mi segundo poemario, ‘Breves notas lúcidas’; construyendo una plataforma multidisciplinar que ayude a dar luz a proyectos, objetos e ideas en las que creo: Vitamin. Quiero investigar más el arte performance e incluso la actuación. ¡Ah! también me estoy esforzando por tener la constancia necesaria para escribir el guión de lo que me gustaría que fuese mi primer largometraje.
Imagen cedida por Alejandra Smits
Si tuvieras una bola de cristal, ¿cómo te gustaría verte en un futuro?
Escribiendo mucho, con una rutina emocional sana y equilibrada, levantándome a las 6:30 cada mañana. Haciendo películas. Cocinando, es una de mis grandes pasiones. No descarto abrir un restaurante en el futuro. Quiero tener hijos, mínimo tres. Tengo muchas ganas de ser madre y aprender todo lo que pueda de esos seres -¿soy un poco egoísta?-. Me gustaría verme sonriendo mucho y llorando de bonito.
Que así sea, Alejandra 😉
Imagen cedida por Alejandra Smits
Imagen cedida por Alejandra Smits
Imagen cedida por Alejandra Smits
Fotografía: Carlota Guerrero, cedida por Alejandra Smits
Imagen cedida por Alejandra Smits
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