Camila Fabbri: «mis cuentos surgen de un pequeño chispazo»

02 / 06 / 2022
POR Román Aday

Hablamos con la escritora argentina sobre su segundo libro de cuentos, ‘Estamos a salvo’.

Lo que escribe Camila Fabbri tiene algo familiar, un poco envuelto en la sorpresa, con ese no saber bien qué va a pasar tan típico del relato. Cada cuento de ‘Estamos a salvo’ (Temas de Hoy, 2022) parece una vida entera, reducida, demostrando su capacidad como escritora de abrir un mundo y de cerrarlo luego. Son cápsulas que atrapan, muy visuales, con una voz narrativa que salta de un estilo a otro. Pero son rápidos, y justo cuando te has amoldado a uno de sus universos, cuando has empatizado con uno de sus personajes, pasas la página y cambia la película. Como si estuvieses espiando a desconocidos a través de una cerradura y tuvieses que apartar la mirada de golpe. Y te quedas pensando qué habrá sido de todos ellos. 

¿En qué momento se te ocurrió empezar cada relato con un fragmento del National Geographic?

El libro lo escribí entre el 2016 y el 2021, más o menos. Es un libro con bastante tiempo de preparación, y en su momento había uno o dos cuentos que tenían esta treta o juego de arrancar con una cita del National Geographic. Hacia el 2021, cuando tenía el libro cerrado, le pasé una versión a un conocido, Rodrigo Fresán, y me sugirió que ese podía ser el leitmotiv del libro, y que fuesen un pequeño hilo conductor. Me pareció una buena idea y estuve haciendo una pesquisa por videos de Youtube y di con situaciones que definían bien la esencia de cada cuento.

Sorprende lo variados que son los cuentos, dando la sensación de que muchas veces no se tocan ni comparten universo. ¿Tenías algún criterio de fondo para juntar todos estos relatos en un libro?

El criterio estuvo presente más bien en el orden que tuvieron los cuentos en el libro. Me centré en definir el motor de arranque, el estribillo… la misma idea que con un álbum musical. Elegir cuáles van a ser los tempos, los silencios… El cuento que más me gusta, por ejemplo, tenía que ser el tercero. Es una cosa de intuición, difícil de explicar. Además, no tengo cuentos que quedasen afuera. Son estos los 17 cuentos que yo escribí en este período de tiempo. Y en el medio también escribí ‘El día que apagaron la luz’, una novela de no-ficción. Así que hice estos dos libros en paralelo. Y ahí está el trasfondo, los cuentos iban a estar todos. 

En más de un relato aparecen personajes introvertidos, tímidos. Como el de la chica del taxi por la noche… ¿Es una casualidad, una referencia de tu universo interior…?

Creo que en la construcción de algunos personajes hay algo propio. Una especie de alter ego derramado en ellos. Si hay una persona a la que conozco demasiado soy yo misma. Y se repite mucho a lo largo de varios personajes que tienen que ver con un estado más nervioso, una procesión interna que no se ve de afuera, que tiene que ver con un carácter más introspectivo. Y un poco en el relato del taxi pensaba, “¿qué haría yo si me pasase eso?”. Y hubiese hecho lo mismo que esa chica. Ahí creo que hay una cosa más íntima, más personal, de contar lo que uno conoce.

¿Al ser una persona más introvertida te llegó a afectar lo de aparecer en Granta? Lo pregunto porque, por lo menos en España, sí que levanta un poco de revuelo, incluso aunque la literatura sea un sector más bien minoritario.

También, lo de Granta fue una sensación de antes y después. Recibí la noticia en el encierro, entonces no dimensioné la escala o el alcance que podía tener. Pero eso empezó a salir en varios medios y empecé a entender la importancia que tiene que una revista británica hubiese tomado una decisión en cuanto al trabajo de los tres argentinos que estamos ahí. Fue contundente, y tuve una sensación de “esto hay que sostenerlo con trabajo”. Pero sí, por supuesto, es una noticia que está buenísima.

«Este libro habla de muchos malestares que en lo personal he pasado o conozco, y trato a veces de hacer algo bello que se pueda transformar en una ficción»

El relato de ‘Corremos peligro’ me recordó un poco al de ‘La persona deprimida’, de David Foster-Wallace, sin caer en lo obsesivo de este. Me sorprende porque tratas un tema de salud mental, tema que poco a poco se visibiliza más en redes, pero que quizás en literatura no es especialmente popular todavía. ¿De dónde surgió este cuento?

Creo que hay algo en el tema de la salud mental que aparece bastante en todo el libro. Que se refleja en la figura de la madre y de la hija. Es un tema que, si bien ahora está un poquito visibilizado, sigue habiendo mucho demonio entorno a la idea de una persona que necesita medicación para estar estable. Y existe esa creencia de que puede ser una persona peligrosa, que hay que estar atento… Y eso es algo muy preocupante porque una persona que se siente mal se siente culpable por sentirse mal, y es una cosa que no acaba. Y el cuento trata de poner en tema eso. Y hablar de la complejidad de la salud mental y defenderse del tribunal de la sociedad, que es muy condenatorio. Este libro habla de muchos malestares que en lo personal he pasado o conozco, y trato a veces de hacer algo bello que se pueda transformar en una ficción.

¿Cuándo dices “aquí hay un cuento”? ¿Cómo viene el primer chispazo para empezar un relato?

Es muy clásico lo que digo, pero muchas veces aparece una idea de un recorrido. Empieza acá y termina acá. Como un circuito de autos. Ahí entiendo dónde empieza e intuyo dónde termina, y todo lo demás es escritura. Pero en general me parece que mis cuentos surgen de un pequeño chispazo que aparece en una intuición. Y me siento cómoda con el género porque puedo ser consecuente con los personajes por una brevedad de tiempo. En cambio, en una novela hay que ser fiel con un universo a lo largo de muchos caracteres. Y no me siento una persona fiel en ese sentido. 

Ya que te pregunté por el principio te quiero preguntar por el final. Los tuyos no son finales clásicos, cerrados, conclusivos y con una moraleja clara. ¿Tú cómo identificas el punto en el que termina un relato?

Es que no sé si es algo que elijo, no sé si tengo opciones de cuál es el mejor final. Y a veces hay personas que me dicen que les falta un final, que hay algo que se corta o interrumpe. Y a mí me gusta esa idea de algo que se arranca de raíz, y que uno se queda ensimismado, sin saber si ese es el final o no. ¿Por qué habría que regalárselo al lector? En todo caso, tiene que ser una lectura activa, que se quede con esa ansiedad de que hay algo que no pudo ver. A mí esa sensación es algo que me gusta para un cuento, esa falta de comodidad.

«Hay una especie de déficit de atención post-pandémico, con el que nadie puede leer más de 6 carillas seguidas»

La novela siempre es mucho más comercial o sencilla de vender que el relato, y este ha quedado con menos espacio editorial (por la habitual). Entiendo que eso no te ha echado para atrás.

La verdad que me gustaría que no fuese así, pero no puedo domar mi imaginación en pos de lo que es el mercado. Sé que lo que puedo producir es esto, y es lo que hago desde que tengo 25 años. Y en Argentina hay otra traducción de lo que es el cuento, pero igualmente pasa lo mismo: la novela históricamente vende más que el cuento. Y me parece curioso, porque hay una especie de déficit de atención post-pandémico, con el que nadie puede leer más de 6 carillas seguidas. Y sería más conveniente leer cuentos que una novela, que hay que retener más atención. Pero en este momento en Argentina las escritoras y escritores que más están trascendiendo son cuentistas. 

De Argentina siempre llega la sensación de movimiento y de que hay una gran cantidad de creadores. ¿Qué tal te está yendo a ti?

Con los dos libros anteriores muy bien. Y obviamente no vivo de escribir libros, para nada. Tengo otros trabajos vinculados con la literatura, con dar talleres… digamos que tiene que ver con la gestión cultural. Incluso en el primer mundo es muy difícil vivir de escribir. Son muy pocas las personas que pueden vivir solo de las regalías de la venta de sus libros. Pero hay muchos escritores y escritoras que admiro muchísimo que nunca vendieron mucho. Éxito económico y literario nunca van de la mano.

Esta es una pregunta un poco fan. Mi cuento favorito fue el de “Tigre de tierra”. ¿Iba por tu madre?

Es un poco primo de “Corremos peligro”. Es un cuento que surge del horóscopo chino de mi madre, que también es tigre. Y en este, como en todos los cuentos, hay algunos elementos autobiográficos. Y me gustó poder involucrar un poco una escritora que no fuese mía, y que fuese de horóscopo, más publicitaria en algún punto. En varios momentos se dice “hágale saber cuánto la valora…” Convivimos mucho con ese tipo de escrituras de horóscopos.

Según la prestigiosa revista Granta, Camila Fabbri es la mejor escritora argentina menor de 35. Está empezando ahora a llegar a España su obra, y de hecho en breves se distribuirá también su novela, ‘El día que apagaron la luz’. Mientras, y para aligerar la espera, puedes hacerte con un ejemplar de ‘Estamos a salvo’.

Fotos de Pilar Villasegura