Con obras como “La Ciudad de las damas”, escrito en el siglo XIV, realizó una defensa de las mujeres, evidenciando sus capacidades y aportaciones, y abogando por la igualdad de género.
Ilustración del libro «La ciudad de las damas» de Christine de Pizan
Christine de Pizan (1364-1430) es considerada una precursora del feminismo, es “la primera vez que vemos a una mujer tomar su pluma en defensa se su sexo” tal y como Simone de Beauvoir escribiría en su obra “El Segundo Sexo”.
En la lejana Edad Media, Christine consiguió vivir de su trabajo como escritora y alcanzar un gran éxito en Europa, dando lugar a obras como “La ciudad de las damas” donde ofrecía su versión sobre el papel de la mujer y exponía ideas tan revolucionarias como la atribución de la inferioridad de la mujer a razones culturales (como la educación) y no biológicas, abogando por la equidad de género.
Christine de Pizan, nació en Venecia, pero pasó su vida en Francia, ya que cuando era niña su familia se mudó a París, donde su padre, Tomás de Pizan fue designado como médico y astrólogo del rey Carlos V de Francia. A pesar de lo que la sociedad de la época creía adecuado para una mujer, su padre fomentó la instrucción de su hija en áreas como la historia, la filosofía y la medicina, y, gracias a la posición del padre, pudo disfrutar también del acceso a la biblioteca real, que fomentaría sus inquietudes por la literatura y la escritura, talento que desarrolló tempranamente componiendo canciones para entretener a la corte.
Su suerte, una vida de privilegios, felizmente casada con Étienne de Castel, notario y secretario del rey y con tres hijos, sufrió un drástico giro cuando murió el padre y al poco tiempo también el marido.
A cargo de la madre y de sus hijos, tuvo que usar su formación para sustentar a la familia. La salida fue liderar un taller de escritura en el que supervisaba los trabajos de los calígrafos, encuadernadores y minitauristas. A la vez, en su tiempo libre, siguió cultivando su placer por la escritura, aficción que más tarde, tras ganarse el reconocimiento de grandes personalidades con obras como “El libro de las cien baladas”, se convertiría en su único sustento, llegando a ser conocida en Europa.
Su trabajo más conocido es “La ciudad de las damas” (Siruela, 2013), una obra totalmente rompedora, tanto por su temática como por el enfoque. La misma Christine se sitúa como personaje en la primera escena, quien perturbada tras leer una obra misógina, empieza a maldecir el haber nacido mujer. Al rescate llegan tres damas: Razón, Derechura y Justicia para consolarla y ayudarla a dar la vuelta a la historia, aconsejándole que escriba a favor de las mujeres (construir la ciudadad de las damas). A partir de ese momento, se inicia un recorrido por personajes femeninos provenientes de la Biblia, la mitología y la historia, tan importantes como Semíramis, Safo, Dido, Carmenta, Cere, Santa Catalina o Santa Lucía, elaborando un retrato de la mujer totalmente diferente al que ofrecía la sociedad.
Con humor, perspicacia y sentido de persuasión, pone de manifiesto las grandezas de las mujeres, así como las grandes aportaciones que han hecho en diferentes campos.
Christine escribió durante casi toda su vida, manteniendo en sus obras ese espíritu feminista, pero también reflejó los cambios políticos y de la sociedad. Con la invasión de la Inglaterra de Enrique V, Christine dejó la ciudad para retirarse en un convento durante más de 10 años. Allí, afectada por la situación del país, interrumpió su actividad literaria, las únicas excepciones del periodo están dedicadas a una obra religiosa y a la figura de Juana de Arco.
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