Leyenda viva de la moda y responsable de “ungir” con todos los honores a la camiseta básica como prenda de pasarela, entrevistamos al incombustible Custo Dalmau, “alma máter” y viva personificación de la casa de modas Custo Barcelona, después de presentar su última colección desde la pasarela 080 Barcelona Fashion.
“Aquí son las 10 de la mañana”. Así empieza la conversación que mantenemos desde ambas orillas del Atlántico con Custo Dalmau (Tremp, Lérida, 1959), figura y rostro más visible de la firma Custo Barcelona, y al que “asaltamos” —en el mejor sentido de la palabra— poco después de que haya dado comienzo a su ajetreada jornada de diario, tras presentar desde la pasarela 080 Barcelona Fashion su última colección “Welcome to the Other Side”. Pero los tiempos en el vertiginoso mundo de la moda no se detienen, como tampoco lo hace la agenda de esta leyenda viva de la moda, quien a penas enfriarse los focos de su último desfile organizado en la Ciudad Condal, desde el que volvió a destacarse como uno de los principales platos fuertes de la última edición de su Semana de la Moda, ya ha puesto rumbo y arribado a Nueva York. Ciudad que se mantiene desde hace ya largas temporadas como base oficial de las presentaciones de la firma de moda que lidera junto a su hermano, David Dalmau, y desde la que sale ahora a poner en pausa a sus distintos compromisos, aviniéndose a bien a sostener una distendida y viva conversación con nosotros. Una charla desde la que entramos a profundizar desde en los detalles y singularidades que muestra esta última colección presentada por la firma en Barcelona, así como en los mismos fundamentos que dieron sentido y proyección a sus orígenes como casa de modas, sobre el papel que históricamente ha jugado, y juega, la ciudad dentro del imaginario de la firma, o de cómo las nuevas tendencias, la inteligencia artificial o la sostenibilidad están marcando los tiempos a la actual y nueva y vibrante escena de la moda.
Después de desfilar en Nueva York y en Madrid, acabas de hacerlo ahora en la pasarela 080 Barcelona Fashion. ¿Qué ha significado para ti volver a presentar, una edición más, tus creaciones desde la ciudad que uniste al nombre de tu casa de modas, y a la de tu proyección como diseñador, hace ya más de 25 años?
Para nosotros poder presentar nuestro proyecto, el proyecto que es la casa de modas Custo Barcelona, en Barcelona, la ciudad en la que nació y desde donde sigue “cocinándose” a día de hoy, tiene un componente muy emocional, además evidente, porque al final estás presentando aquí, con tu gente, rodeado de tu público y desde el lugar al que perteneces. Con todo eso la verdad es que para nosotros termina resultando muy cómodo, porque jugar en casa siempre lo es, y a su vez igualmente nos permite participar y salir digamos como que “en apoyo” de la 080, que es la única plataforma para proyectar moda que hay en estos momentos en Barcelona.
Una ciudad, que ¿en qué medida entiendes que ha terminado por influir en el desarrollo de la firma Custo Barcelona, más allá de su papel de acompañar y de poner apellido a la marca?
Barcelona ha sido una ciudad que ha tenido una grandísima proyección internacional, alimentada desde ámbitos muy vinculados a la creatividad, al estilo de vida, a la arquitectura, al urbanismo… y te digo que “ha tenido” porque, aunque sigue siéndolo, sigue contando con buena parte de esa proyección, creo que ahora ha caído bastantes puestos y que dispone de ella en mucha menor medida. Ahora la percepción que se tiene de Barcelona es otra. Desde fuera ya se percibe como un lugar con una cierta inestabilidad, pero sí que había gozado de esa proyección como referente de estilo de vida, del que nosotros conseguimos de algún modo beneficiarnos al acoplar el nombre de Barcelona a nuestro proyecto de casa de modas. Un nombre que de alguna manera sí que generaba y creaba una serie de expectativas, positivas, que contribuían igualmente a generar esas mismas expectativas sobre nuestro proyecto.
Y a partir de esa “degradación” de la marca de ciudad a la que señalas, ¿de algún modo se está llegando a ver afectada la firma?
No, a nosotros cierto es que no nos afecta, porque de alguna manera ya hemos conseguido una cierta posición, tanto dentro como fuera de España.
Apuntabas a ese “apoyo” que buscáis tratar de brindarle siempre a la plataforma 080 Barcelona Fashion, ¿pero y en qué media habéis venido apostando por ella, y por Barcelona, como espacio desde el que presentar vuestras colecciones?
Bueno, para ponerte en contexto, piensa que nuestro proyecto nace en Barcelona en el año 81, y que al cabo de dos años ya estábamos desfilando en Barcelona, dentro de lo que había venido siendo la pasarela Gaudí. Desde ese momento todas nuestras presentaciones pasan a hacerse en Barcelona, hasta que ya en el año 96 se nos abre la oportunidad de volar y de desfilar en la Semana de la Moda de Nueva York. Es entonces, y a partir de ese momento, cuando ya pasamos a mantenernos en esa continuidad, apostando por la Semana de la Moda de Nueva York como el lugar oficial para la presentación de las colecciones del proyecto Custo Barcelona. Lo que no quita para que a lo largo de todos estos años hayamos aprovechado también la oportunidad de ir a presentar nuestras propuestas desde muchos otros lugares, hasta el punto de que te diría que ya hemos presentado desde los cinco continentes, y desde muchísimas de las principales capitales del mundo. Pero dentro de nuestra estrategia, nos mantenemos apostando por Nueva York como lugar oficial, por seguir apoyando a la 080, y también por seguir apostando por Madrid Fashion Week, como pasarela que entendeos que es la más importante del país.
Con tus palabras casi que vienes a reafirmarte en la ya de por sí profunda huella, y presencia, internacional que te presuponemos, y que creo que hace hasta prácticamente imposible que cualquiera, cualquiera naturalmente que no pertenezca a tu círculo más íntimo, sea capaz ni tan siquiera de ubicarte, o de señalar en qué lugar reside habitualmente Custo Barcelona.
Pues mira yo vivo en Barcelona, mis cinco hijos viven en Barcelona, y paso la mayoría del tiempo en Barcelona, pero es cierto que estoy viajando todo el tiempo… también porque nuestro proyecto, desde el minuto uno, nació contando con esa vocación por ser internacional, así que siempre salimos a trabajar en esa dirección, y desde el primer día nos acostumbramos a tomar aviones y a tratar de salir a explicar nuestro proyecto allí donde hubiese una buena oportunidad para hacerlo. Así que sí, este esta siendo un proyecto de 43 años, en los que hemos estado 43 años viajando constantemente.
A pesar de esos constantes viajes, sí que hay que entender que durante todos estos años has logrado seguir manteniéndole el pulso a la escena urbana de la ciudad, ¿no es así?
Sí, por supuesto. Piensa también que la base del proyecto es que no se ha movido y que sigue estado en Barcelona. Es aquí donde se “cocina” y desde donde se gestiona, y todo eso hace que Barcelona, evidentemente, siga siendo un referente importante y permanente de la firma.
¿Hacemos por tanto bien, tanto el público como sobre todo desde los medios de comunicación, a la hora de practicar ese decidido ejercicio de asimilación entre las identidades de Custo Dalmau y de Custo Barcelona? Porque ¿dónde dirías que terminan y empiezan ambas identidades? ¿dónde trazarías esa línea que separa al diseñador de la marca?
Difícil la verdad (risas); difícil, porque ha sido un ejercicio de simbiosis y de acoplamiento bastante integral. Lo primero que quizás debería de señalar es que somos dos hermanos, y que a pesar de que, por la razón que sea, parezca que yo esté más presente, el proyecto Custo Barcelona es de David Dalmau y de Custodio Dalmau. Ahora, que dónde están cada uno y dónde empieza y termina el proyecto, te diría que es algo sumamente difícil y complejo de apuntar, porque ha sido un proyecto en el que siempre se han mantenido integrados los temas personales y profesionales, por lo que al final la firma tiene muchas partes de nuestra propia personalidad, y también de la personalidad, o llámale características, de la ciudad. Porque, y por ponerte un ejemplo, todo lo que es el color que tanto nos caracteriza como firma, es un elemento que entiendo que puede ser claramente herencia, bien sea de la propia ciudad o del lugar en el que nos encontramos, pero de Barcelona. Barcelona es una ciudad de luz, soleada, y siempre he sentido esa impresión de que los lugares con sol están muy unidos al color, por lo que en lo que a esa genética del color de la marca se refiere, entiendo que puede venir perfectamente de aquí, de la ciudad.
Están por tanto claras esas conexiones que la firma ha mantenido, y mantiene, con Barcelona, pero no termina de ser aquí del todo donde nace, ¿no es así? ¿o cómo fue exactamente ese proceso que llevó hasta la fundación de la casa Custo Barcelona?
Todo empieza en un momento en el que me encontraba estudiando arquitectura, pero era un pésimo estudiante, entre otras razones porque además es que no comulgaba con lo que estaba haciendo… me quedé cruzado en la geometría descriptiva, y la verdad es que lo pasé fatal. Entonces llega un día en el que, yo que estaba aburridísimo, decido salir a dar la vuelta al mundo en moto. Tuve esa suerte, la suerte de que se me presentase la oportunidad de poder hacerlo, la aproveche, y a eso estuve dedicándome durante dos años, hasta que, una vez terminado el viaje, tocaba decidir a ver qué hago con mi vida. Aterrizar en la realidad después de esos dos años fue duro la verdad que sí, y al final decidí, junto a mi hermano, y dado que a los dos siempre nos había gustado, y nos sigue gustando, el diseño gráfico, empezar a poner en marcha un proyecto sostenido con nuestros grafismos, que empezamos a estampar sobre camisetas. Pero es que las camisetas estampadas en el año 1981 no existían. No existía algo que es tan sumamente corriente y tan normal a día de hoy, pero que por entonces se convirtió en un producto muy exótico, y que fue el que terminó por abrirnos las puertas del mundo de la moda.
¿Y a partir de ahí?
A partir de ahí sí que señalaría a que el proyecto se divide como en dos fases. Tendríamos por un lado una primera etapa, digamos que de fase embrionaria, que avanzaría desde su fundación, en el año 81, hasta el año 96, hasta el momento en el que aterrizamos en los Estados Unidos y empezamos a desfilar en Nueva York; y después estaría una segunda fase, que bautizaría como de internacionalización y globalización del proyecto, que iría desde ese año 96, y ya hasta llegar al día de hoy. Una segunda y última etapa que es la que se nos termina abriendo, precisamente gracias a esa nueva dimensión que adquiere la firma, gracias a la apuesta que hicimos por irnos a los Estados Unidos. Una apuesta con la que tuvimos la suerte de, primero, que la marca funcionase en su entrada en los Estados Unidos, y segundo, la suerte de que además se beneficiara de toda esa proyección internacional que te da el funcionar bien en los Estados Unidos.
De formación arquitecto, aunque solo fuera por unos pocos años, ¿has llegado en algún momento a recibir formación específica en diseño de moda?
Nunca. Todo lo que hemos aprendido, y hayamos podido aprender, ha venido de nuestra propia curiosidad por querer hacerlo, pero nunca hemos estudiado como tal nada relacionado con moda, ni tampoco con el diseño. Pero y el que lo que hacemos pudiera estar relacionado con la arquitectura, te diría que ni tan siquiera eso. No, porque los primeros años de arquitectura, que son los que cursé, son muy técnicos y muy poco artísticos, lo que sumado a que además lo pasé fatal, a que me sentía como un pez fuera del agua, y a que no me encontraba nada cómodo con lo que estaba haciendo, eso llevó a que no interiorizase nada relacionado con la arquitectura de lo que se entiende que podría haber aprovechado para diseñar moda, y si es que se podía aprovechar algo. A mi, naturalmente, me gustaba el lado creativo de la arquitectura, pero ese lado es que no tuve ni la oportunidad de conocerlo.
Aún sin contar con esa formación reglada, consigues, conseguís, impulsar y consolidar vuestra casa de modas, hasta protagonizar episodios que han trascendido del mismo ámbito de la moda, como fueron las apariciones de vuestros diseños en producciones tan míticas como lo han sido las series “Friends” o “Sexo en Nueva York”. Pero mas allá de ahí, ¿cuáles apuntarías a que han sido esos grandes logros y proyectos que habéis emprendido, y que consideras que contribuyeron a impulsar la identidad y la trascendencia de las que actualmente goza la firma Custo Barcelona?
Más allá de ahí, te diría que el gran hito fue el lograr esa entrada en el mercado estadounidense, y además hacerla de la manera en la que la hicimos. Porque nosotros aterrizamos en el año 96 en los Estados Unidos prácticamente con las manos en los bolsillos, sin ninguna estructura, sin ninguna planificación, y además con una colección de 17 camisetas, que iban absolutamente a contracorriente de lo que era la moda minimalista que por entonces dominaba la escena de la moda estadounidense. Y frente a esa tendencia, nosotros presentamos un proyecto completamente antagónico al minimalismo, y que iba tan a contracorriente, que eso creo que fue precisamente lo que terminó captando la atención del público, entre ellas las de distintos estilistas de cine y de televisión, hasta el punto de decirse, “ostia, es que viene de otro planeta esto que estamos viendo”; y de ahí que algunos de ellos se decidieran a utilizar nuestros diseños en algunas series y producciones de Hollywood. Y es que Iba tan exageradamente en contra de la tendencia lo que hacíamos, que de ahí nos vino la oportunidad. Ese creo que ha sido el momento más importante en los 43 años de historia de Custo Barcelona, ese viaje a la ventura que emprendimos a los Estados Unidos, y que bueno, pues que nos salió bien. Nos salió bien, y lo supimos aprovechar.
¿Hasta qué punto?
Hasta el punto que a partir de ahí, sacando rédito y aprovechando toda la proyección internacional que te da el mercado estadounidense, pasamos a entrar en muchos países de Oriente, en América Latina… la verdad es que a partir de ahí es cuando el proyecto se terminó por expandir.
Hace poco leía unas palabras tuyas desde las que salías a apuntar el que no sabías de ningún diseñador que haya logrado mantenerse permanentemente haciendo moda. Sí generando interés, pero no haciendo moda. ¿Dónde trazarías la separación entre una idea y la otra? Porque ¿qué es hacer moda?
Con esas palabras a lo que me refería es a que hay unas determinadas marcas, marcas y diseñadores, no hace falta que digamos nombres, que están permanentemente arriba y que consiguen aguantarse con el paso del tiempo; pero esto es un posicionamiento en el mercado, y otra cosa es estar de moda. Y por estar de moda lo que entiendo es el de alguna manera saber acertar con tus propuestas las elecciones del consumidor, estar alineado con la moda, o incluso estar creando moda y creando tendencias, que sería otro de los resultados de ese alineamiento con lo que es la industria de la moda. Pero es muy muy difícil el estar siempre acertando, y acertando y acertando en esas preferencias. Tanto, que no puedo recordar a ningún diseñador que haya sido capaz de conseguirlo año tras año. A ninguno. De alguna manera el “hacer moda” lo percibo más como un horizonte de olas que se suceden. Cuando los diseñadores están más alineados con esas preferencias hacia las que se inclinan los consumidores y el conjunto de la industria de la moda, eso es lo que suele llevarlos a tener esos aciertos que podemos entender como lo que es crear moda y estar creando tendencias. Y esto se da a oleadas, a intervalos. Pero el que haya existido una de estas oleadas de manera constante y en un largo recorrido en el tiempo, no me consta y no se me ocurre a ningún diseñador que la haya sostenido.
Ahondando precisamente en el sentido de estas oleadas y tendencias, ¿cómo percibes que ha evolucionado a este respecto la escena de la moda, desde tus comienzos en la década de los 80 y hasta el día de hoy?
Las tendencias siempre han estado ahí, eso es así, dado que son también como un invento de la propia industria de la moda para de alguna manera dirigir lo que es el sector, pero sí que ha habido momentos en los que las tendencias eran más importantes que en otros, y encuentro que actualmente las tendencias de ahora son de las que menos peso y trascendencia tienen. Siguen estando ahí, eso es cierto, pero tienen mucha menos influencia en estos momentos de la que, por ejemplo, tenían las tendencias de hace 20 años.
¿A qué crees que se debe?
A que la moda ahora es mucho más abierta y plural, y también a que el consumidor de hoy está más preparado; entiende que una cosa es “la moda”, y otra es la moda que él tiene que utilizar a la hora de vestir. Eso es lo que lleva a que de alguna manera ya no se fije tanto en las tendencias, sino que pasa a interpretarlas y a adaptarlas; y eso es porque la gente ahora también tiene mucho más claro que la manera en que te vistes tiene que ser algo que vaya con tu personalidad, o al menos así debería de ser.
Y sobre estas tendencias que, aunque de manera algo más solapada como apuntas, tratan de condicionar la escena de la moda actual y nuestra manera de vestir, ¿señalarías alguna en especial?
Uy, la verdad es que no te puedo destacar ninguna, porque nosotros nunca hemos seguido las tendencias ni las modas. Es más, es que nunca nos hemos preocupado de conocerlas, ni tan siquiera en cuando a sobre qué materiales, ni qué colores, ni qué siluetas son las que, dicen, son las que van a funcionar a cada nueva temporada. En nuestro caso siempre nos hemos enfocado a trabajar en una dirección, que es la de ser capaces de reinventarnos a nosotros mismos, respetando nuestra genética.
¿Y en torno a qué principios resumirías esa genética?
Nuestra genética como proyecto se basa en la fusión de materiales, la fusión de colores, y por una apuesta permanente y constante por la creatividad.
Y desde ese ADN de marca, y desde esa “despreocupación” por modas y tendencias, que casi como que os empuja al terreno de lo “underground”, ¿cómo apuntarías a que ha evolucionado la marca a lo largo de los años?
Te diría que ha evolucionado con coherencia y con respeto hacia la genética que decidimos adoptar cuando empezamos este proyecto. Ha sido una evolución, que no una revolución, que hemos venido sosteniendo a lo largo del tiempo, y para la que como digo siempre hemos buscado respetar nuestra genética, construida desde esa fusión de materiales, utilizando siempre varios tejidos para la confección de cada pieza; desde esa apuesta por la creatividad, tratando de decir y de contar algo nuevo en cada colección; y desde esa fusión de colores que ha sido, y es, uno de los fundamentos que ha aportado más coherencia al proyecto, desde que decidimos apostar por ese camino hace 43 años. Y es que cuando nosotros empezamos hace 43 años, existían siete u ocho colores, no más, y ya no te digo que en “la moda”, sino en las mismas tiendas de ropa. Estaban el blanco, el beige, el gris, el azul marino, el negro… y poco más. No existía el color. Y ahí vimos una oportunidad. Dijimos, “oye, vamos a intentar salir a ampliar el color en el consumo”, y a ello que fuimos; pero y nos costó, nos costó. Costó vender colores “poco habituales”, y fue de manera gradual, y muy gradual, el que la gente empezase a aceptar vestirse con colores nuevos. Hoy en día claro de eso ya nada, pero piensa que es que han pasado 43 años.
Tras esa evolución, ¿cómo describirías a la Custo Barcelona de hoy?
Te diría que Custo Barcelona es un proyecto creativo, para vestirse. Básicamente es eso.
¿Y a su director creativo? ¿cómo es hoy Custo Dalmau, y cómo ha cambiado desde que empezó su camino dentro del mundo de la moda?
La verdad que te diría que sigo siendo el mismo entusiasta que cuando empecé, y es que me siento tan entusiasmado hoy como cuando presentamos nuestra primera colección en Nueva York hace 26 años. De verdad que es que tenemos y seguimos conservando la misma pasión, que no tenemos ningún síntoma de agotamiento, y que no hemos perdido ni un ápice del entusiasmo por el proyecto. Y eso es importante. Importante porque creo que eso es algo que se nota, que se nota en un proyecto cuando, como es en nuestro caso, realmente tienes ganas de continuar avanzando, de, como nos ocurre a nosotros, tienes ganas de seguir queriendo salir a buscar caminos nuevos por los que aventurarte.
Dentro de lo que es ya tu propio papel como creativo al frente de la firma, sí que me resultaría especialmente interesante poder saber cómo en tu caso, y para lo que es llegado el momento de ponerte a “componer” una de vuestras colecciones, tratas de salir a jugar con esas dos “tensiones” que, entiendo, deben de venir, de un lado de lo que tú quieres hacer por seguir desarrollando tu visión creativa, y del otro, de lo que los consumidores le pueden estar reclamando en un determinado momento a la firma. Porque entiendo que no debe se ser fácil tratar de responder ante ambos “empujes”, ¿no es así?
No lo es, pero mira, nosotros desarrollamos las propuestas en base a lo que pensamos, intuimos o tratamos de adivinar que van a querer nuestros clientes, y en esa apuesta evidentemente acertamos y nos equivocamos, pero lo que nunca hacemos es sacrificar la genética y la integridad del proyecto Custo Barcelona para vender más. El priorizar hacer una determinada camiseta, en este determinado color, o con este otro determinado tipo de cuello, sabiendo que seguramente se vendería más, pero que iría en contra de la genética del proyecto, esto no lo hacemos. Evidentemente este proyecto de casa de moda es un proyecto desde el que queremos vender, no estoy diciendo lo contrario, y tenemos claro que no somos un proyecto “de galería”, sino que somos un proyecto desde el que queremos llegar al público. Pero en esa intención, no buscamos llegar al público de cualquier manera y a cualquier precio, sino desde la integridad de nuestro proyecto. Y en esa apuesta, algunas veces sí que sacrificamos la comercialidad del producto por mantener la genuinidad de la marca.
Más allá de integridades creativas y tendencias, la escena de la moda actual diría que no puede entenderse sin dos conceptos tan en auge como lo son hoy los relacionados con la sostenibilidad y con la inteligencia artificial. Empezando por el segundo, ¿eres de quienes perciben a la IA como un peligro o como una oportunidad?
Evidentemente la inteligencia artificial es una oportunidad. Una oportunidad a la que hay que empezar a acercarse, pero con muchas reservas, dado que se está descubriendo como un arma muy muy muy potente, y sobre la que ya estamos viendo como, aplicada al diseño, está demostrando contar con unas capacidades impresionantes, y que realmente hasta incluso como que asustan un poco. Dicho esto, también creo que hay una parte emocional del diseño a la que tal vez no se va a poder acceder desde la IA. Pero y te digo que “tal vez”, porque ni tan siquiera estoy seguro de eso.
¿Qué opinión te merece por tanto el que haya firmas de moda que ya han empezado a comercializar prendas generadas a partir de herramientas de IA generativa?
Pues todo eso me supone un experimento muy interesante, sobre el que ahora habrá que ver hasta donde llega. En nuestro caso tampoco podemos hablar mucho sobre la IA porque no la estamos utilizando, pero sí que hemos hecho ya algunos experimentos con ella, y la verdad es que nos ha sorprendido ver el potencial brutal que hay ahí. Hoy el mundo habla de la IA y de sus capacidades, y yo creo que sí, que realmente la inteligencia artificial va a jugar un papel importante en el terreno de lo creativo, si es que no lo está jugando ya.
¿Hasta el punto de poder abrir las puertas a una Custo Barcelona sin Custo Dalmau?
Y por qué no, evidentemente sí. Si llegado el momento la inteligencia artificial es capaz de entender perfectamente cuál es el campo de juego y la genética en la que se asientan las creaciones de Custo Barcelona, por qué no lo va a poder hacer. Si es que la inteligencia artificial es capaz de hacer cosas mucho más difíciles.
Sobre esto, recuerdo las declaraciones de una amiga/clienta de Balenciaga, que narraba cómo el modista decidió cerrar su casa de modas, entre otras cuestiones, porque no quería que se comercializaran prendas con su nombre confeccionadas por otro diseñador, tal y como había ocurrido con la casa Dior, y finalmente también ha ocurrido con la casa Balenciaga. En tu caso, ¿cómo valoras esa práctica de que las casas de moda se compren para continuar bajo otra dirección creativa, distinta de la de los diseñadores que las fundaron?
Lo entiendo como el camino normal que garantiza la supervivencia, y también la evolución, de un proyecto. Dibujando una especie de símil con la arquitectura, pienso que tu puedes construir un edificio, y puedes luchar y trabajar por que se mantenga ese edificio por 100 años, pero a la postre, para que pueda mantenerse por otros 100 años más, ese edificio necesariamente va a tener que renovarse, y para esa renovación va a ser necesario aplicar, no los conocimientos que aplicaste para su construcción, sino todo el nuevo conocimiento que haya en ese momento en el que se está tratando de llevar a cabo esa renovación. El resultado no coincidirá exactamente, como es natural, con la visión que le imprimiste al proyecto original, pero lo va a dotar de vida, y le va a dar más vida. Eso, claro está, para el caso en el que quieras que perdure en el tiempo…
Pero esa renovación, ¿no termina sirviendo al final al interés de unos muy pocos, más que para estimular la escena de la moda, permitiendo el que se abra y de paso a un mayor número de nuevos nombres?
Bueno pero si de lo que estamos hablamos es desde la perspectiva de un proyecto, de un proyecto que nace en una época concreta y en un contexto concreto, y que se busca que trate de trascender más allá de ahí, necesariamente con el paso de los años va a tener que readaptarse a los nuevos tiempos. Y esa renovación necesariamente va a tener que venir de otra persona, de otro creativo, dado que los diseñadores también tienen la vida limitada (risas). Tomando como ejemplo a estas casas de moda de las que hablábamos, lo que se está tratando de alguna manera de hacer con ellas es aprovechar ese nombre y esa identidad que se crearon en su momento, para dilatarlos en el tiempo, y para eso se tienen que saber adaptar a los nuevos momentos que llegan, de la mano de nuevos creativos.
Volcando tus palabras sobre lo que es el proyecto Custo Barcelona, y sin querer ni mucho menos entrar a abrirte el camino hacia la jubilación, ¿entenderías por tanto como su evolución natural el que la firma continuase bajo la dirección de otro director creativo?
Es que si lo que se pretende es que la marca Custo Barcelona dentro de 100 años siga funcionando, y a nosotros desde luego nos encantaría que fuese así, evidentemente alguien que no seamos nosotros va a tener que hacer ese trabajo. Y es más, te digo que para hacerlo, sería muy bueno que esa persona fuese respetuosa con lo que hemos estado haciendo nosotros, pero también coherente con su momento; porque si lo que nosotros creamos hace 40 años, dentro de 20 años no tiene ningún sentido, naturalmente le diría que no siga por ahí, porque no va a funcionar.
Volviendo sobre nuestros pasos, recupero esa cuestión sobre la sostenibilidad que te planteaba, y te pregunto, ¿cómo percibes el conjunto de los esfuerzos que se están llevando a cabo para avanzar hacia un modelo circular y más sostenible dentro de la industria de la moda?
Me parece que abordar la sostenibilidad desde la idea de un modelo circular es muy muy inteligente, además de lo más racional, y es que lo que no puede ser es que todo lo que se fabrica al final termine teniendo una vida tan corta. Por lo que, y yendo más allá de su reciclado, el tratar de darle más vida, y una vida más larga, a lo que ya se ha producido, pienso que es la manera más equilibrada de alienarse con la sostenibilidad y de abogar por un consumo más responsable.
.- ¿Y crees que estos pasos se están dando de manera genuina por parte de la industria, o que más bien están llegando impuestos, no tanto ni tan siquiera por los consumidores, sino sobre todo por las administraciones públicas, y especialmente la europea?
Está siendo un proceso que diría que está llegando liderado por todos. Creo que esa concienciación de que los recursos no son ilimitados y que hay que aprender a administrarlos con cabeza, y que ese decir “vamos a consumir de una manera más razonable”, ya se da entre los consumidores; también entre las empresas, que de alguna manera están mejorando todo lo relacionado con los procesos de producción, e igualmente en las administraciones públicas, que no es que sea su trabajo, sino su obligación, el tratar de salir a racionalizar el consumo.
¿Y de qué manera abordáis la sostenibilidad desde Custo Barcelona?
Nosotros estamos abordando la sostenibilidad principalmente desde la dirección de apostar por la calidad y por crear piezas que tengan una vida útil más larga, por crear prendas atemporales que puedan pasar de una generación a otra. Y esto es algo que ya sucede, como se ve en que nuestras camisetas, y hablo de piezas algunas de hace 30 años, se están poniendo a la venta en tiendas de moda “vintage” de Estados Unidos y de Europa, a unos valores además bastante importantes. Es el haber hecho que estas piezas, después de tres décadas, puedan seguir teniendo vigencia hoy, puedan seguir teniendo uso hoy, y puedan continuar teniendo vida hoy, como por otro lado buscamos también hacer con las nuevas prendas que diseñamos y comercializamos, lo que nos alinea y alinea al proyecto Custo Barcelona con la sostenibilidad.
Como parte de esa apuesta por la sostenibilidad, ¿también apostáis por el uso de nuevos materiales o por prácticas de “upcycling” con las que recuperar y reciclar sobrantes y excedentes textiles?
Por el uso de nuevos tejidos evidentemente sí, pero esto forma parte más de nuestro propio camino por tratar de conseguir un nuevo lenguaje para la moda, y en esa apuesta por la vanguardia, y por la vanguardia a través de la tecnología, accedemos a nuevas fibras y a nuevos materiales, que son a los que permanentemente vamos dando cabida dentro de nuestras colecciones. Por el mismo motivo, por la estética concreta de nuestro proyecto no podemos acceder tanto al reciclaje de textiles para la hora de confeccionar los diseños, para lo que seguimos priorizando sobre esa apuesta por la calidad que comentaba; por tratar únicamente con materiales de mucha calidad, muy duraderos y que den garantías de contar con una larga vida, para conseguir así estas piezas que puedan pasar de mano en mano de generación en generación.
Retomando a lo que concierne a Custo Barcelona y a Custo Dalmau, desde sus términos más amplios, si antes hablábamos de lo que ha supuesto para vosotros volver a desfilar en esta última edición de 080, ¿qué es lo que os supone y os aporta hacerlo desde esas otras dos importantes plazas a las que apuntabas, como lo son las de Nueva York y Madrid?
Como apuntaba, la pasarela de Nueva York ha supuesto el trampolín de proyección del proyecto Custo Barcelona. Cuando desfilamos allí por primera vez en el 96, nos dimos ya cuenta de que Nueva York proyectaba internacionalmente todo lo que allí pasaba, y de ahí el que nos hayamos quedado y hayamos adoptado la pasarela de Nueva York como el lugar oficial de nuestras presentaciones. Una apuesta que nos ha venido funcionando muy bien, porque todo lo que hemos hecho durante estos 26 años, y que hemos presentado desde Nueva York, ha tenido una repercusión internacional, que era lo que buscábamos.
¿Y en relación a Madrid?
Madrid es otra liga, no es Nueva York, no es París y tampoco es Milán, pero es la pasarela más importante que tenemos en España. Detrás cuenta con una grandísima organización, y además poco a poco también está ganando peso internacionalmente. Pero si desfilamos en Madrid es principalmente porque, bueno, pues porque somos españoles, y nos gusta poder presentar el proyecto también en nuestra casa, no solamente desde Nueva York.
Con todo lo que cuentas, ¿puede entenderse la trayectoria de la firma sin ese desembarco que hacéis en los Estados Unidos a finales de la década de los 90?
La marca se entendería, pero sería otro proyecto, porque para nosotros Estados Unidos, tanto el mercado, como lo que es la gente, como la pasarela de Nueva York, fue lo que hizo cambiar la magnitud del proyecto Custo Barcelona.
¿Percibes maneras muy distintas de vivir y consumir la moda en cada una de estas tres principales ciudades?
No. Para bien o para mal, el comportamiento de los consumidores de moda de hoy es muy parecido, y no solo en estas tres ciudades, sino en todo el planeta. Hoy en día la verdad es que, con toda la comunicación inmediata de la que disponemos, de manera además constante a través de nuestros teléfonos, creo que todos como que nos estamos uniformando, y que al final las personas de un país y de otro nos parecemos mucho, sobre todo en los hábitos de consumo.
¿Para bien o para mal?
Pues mira no lo sé. Lo que sí sé es que, personalmente, a mí, me apetece que haya más variedad, más riqueza por así decirlo. Pero lo que está pasando es precisamente lo contrario, que nos parecemos todos cada vez más, que nos estamos uniformando.
Justamente tanto en Nueva York como en Madrid presentabais, durante las últimas ediciones de sus respectivas Semanas de la Moda, vuestra colección “Object of Desire” para Primavera/Verano 2023; pero sin embargo en 080 lo habéis hecho de la colección “Welcome to the Other Side” (Bienvenidos al otro lado). ¿En qué se diferencia esta de esa otra colección de Nueva York y de Madrid?
Esta fue una propuesta que nos inventamos para no presentar en Barcelona lo que en cuestión de semanas habíamos ya presentado en Nueva York y en Madrid, así que para no hacerlo, apostamos por construir una colección atemporal, que es la que vio la luz bajo ese nombre de “Bienvenidos al otro lado”. Una propuesta en la que incluíamos prendas de las últimas colecciones, pero para la que además desarrollamos piezas nuevas, todo desde la idea y desde la intención de construir una colección completa de prendas atemporales que no fuese ni para verano ni para invierno, sino con la capacidad de mantenerse durante todo el año.
¿Y a qué responde ese título? ¿cuál es ese otro lado al que nos invitáis a adentrarnos desde esta colección?
Lo que se pretende explicar con ese título es que la ropa tiene una funcionalidad, pero nosotros vamos más allá de ahí, vamos al otro lado de la funcionalidad, para descubrir el lado emocional de la ropa. Nosotros sabemos y somos conscientes de que las mujeres tienen suficiente ropa en el armario como para vestirse toda su vida, y en respuesta lo que tratamos es de seducirlas con piezas emocionales. Con piezas que tienen un lenguaje avanzado de moda, construido sobre la experimentación con las líneas, sobre la fusión de materiales convencionales con tecnológicos, y sobre una atrevida combinación de los colores; sobre todo eso que para nosotros resultan como armas con las que poder atacar y conectar con el lado emocional.
Y de entre todos esos elementos, ¿a cuál señalarías como el “dominante” en esta colección de tintes futuristas y patrones atrevidos?
Insistiría en el valor del color; porque aunque es cierto que nosotros utilizamos paletas muy amplias de color, en esta ocasión las distintas intensidades de brillo son las que se descubren como el hilo conductor que une a todas las piezas. Ese es el elemento que realmente le da el punto de emotividad, o uno de los principales puntos de emotividad, a las piezas de esta colección.
Sin apartarnos de este lado creativo, ¿cómo es ese proceso que sigues, o que seguís, desde Custo Barcelona para la hora de componer una colección como esta?
Nosotros tardamos aproximadamente unos seis meses en desarrollar una colección completa. Un proceso que empezamos seleccionando los colores de la nueva colección, escogiendo, fruto de unas decisiones que acordamos el conjunto del equipo creativo, cuál va a ser su paleta de colores. Cerrado esto, seleccionamos los materiales que vamos a utilizar, y a partir ya de ahí pasamos a esbozar las formas, lo que es la arquitectura de líneas de la colección, para finalmente empezar a dibujar las prendas. Entonces es cuando ya entramos a ir escogiendo para cada pieza que hemos esbozado, el tejido, o mejor dicho la fusión y combinación de tejidos, que pensamos que mejor se ajusta con su arquitectura de líneas, y también el color con el que deberán de ir ese conjunto de tejidos. Y todo eso es lo que nos lleva unos seis meses.
En un contexto como el actual en el que buena parte de las casas de moda tienden a asimilarse en exceso en cuestiones de estilo, del mismo modo diría que lo hacemos los consumidores, no puede cuanto menos dejar de sorprender el que, habiendo como han pasado estos 43 años desde que comenzasteis en el mundo de la moda, vuestras creaciones continúen descubriéndose tan propias, como al mismo tiempo innovadoras y distintas. ¿Dónde radica el secreto?
Bueno el secreto está en eso, en tratar de seguir siendo fieles a la genética de nuestro proyecto, al tiempo que tratamos de seguir diferenciándonos. Y como parte de esa jugada, por lo que apostamos es por crear y por personalizar la mayoría de elementos que utilizamos, para que el proyecto se siga percibiendo como un algo auténtico. Evidentemente no lo personalizamos todo, pero sí la mayoría de cosas, y desde luego los tejidos que utilizamos, que los diseñamos y los desarrollamos nosotros, para terminar de dar forma además a unas siluetas sobre las que tratamos también de innovar de manera constante. Y es que puede que para una colección recuperemos alguna, pero en cada colección, los tejidos, los colores y la mayoría de las siluetas, todo, tratamos que sea absolutamente nuevo.
Y desde estas creaciones, ¿a quién trata de vestir hoy la firma Custo Barcelona?
Nuestro perfil de cliente la verdad es que no se ha movido y que sigue siendo el mismo: personas a las que les gusta expresar a través de la moda su individualidad, que se sienten seguras de si mismas, y que tratan de vestirse, de alguna manera, desde esa cierta y propia diferenciación.
¿Pero y siguen vistiendo hoy las clientas de Custo Barcelona de ayer?
Digamos que han cambiado las clientas, pero no han cambiado ni la edad ni te diría que el perfil del consumidor al que nos dirigimos, y que se sigue pareciendo bastante como digo al de nuestros orígenes. Quizás lo más curioso sí sea ver cómo las clientas de hoy, son las hijas de las primeras clientas que empezaron a vestir nuestros diseños, y que guardan cierto parecido hacia lo que era el perfil como consumidoras de sus madres.
Hablábamos de clientas, ¿pero y seguís diseñando para hombre?
Sí diseñamos, pero no hacemos pasarela de hombre. En ese campo sí que estamos completamente centrados en la mujer.
Justo ahora que hemos puesto en relación ambas identidades de género, ¿experimentáis de algún modo sobre esa tendencia hacia lo “genderless”?
Ese es un terreno en el que no hemos entrado, y en el que sí que tal vez somos un poco más clásicos, porque cuando diseñamos para mujer, pensamos y tenemos bien presente el que estamos diseñando para el cuerpo de una mujer; y del mismo modo cuando diseñamos para hombre, lo hacemos pensando en la fisionomía de un hombre. Dicho esto, también sabemos que luego hay piezas de las que hemos hecho que despiertan el interés de un género o del otro indistintamente, y naturalmente nos parece bien el que se usen de manera indistinta por unos y otros.
Pionero como hemos visto entre los diseñadores españoles a la hora de presentar tus creaciones durante la Semana de la Moda de Nueva York, son pocos los que lo han hecho, y menos los que han logrado mantenerse en esa aventura. ¿Cuál es la clave?
La clave no es más que la voluntad de querer hacerlo, porque no es tan difícil ir a desfilar a Nueva York. Es un trabajo y es un esfuerzo, eso sí, pero si estás dispuesto a hacerlo, desfilarás en Nueva York. En nuestro caso siempre hemos contado con esa voluntad, y por tanto hemos hecho todo lo que hacía falta para ir allí a desfilar.
Es curioso ver como ahora, por encima de China y de los mercados asiáticos, tanto las grandes firmas de lujo como las grandes multinacionales europeas de la moda, mantienen puesto en su objetivo a los Estados Unidos. Tú que tan bien lo conoces, ¿realmente sigue siendo un mercado tan competitivo?
Estados Unidos sigue siendo un mercado enorme y con muchas oportunidades, y sigue siendo, creo yo, el mercado más grande del mundo, pero es cierto también que funciona con unas características propias y con unos “timings” distintos que lo hacen diferenciarse de cómo funciona el mercado en Oriente o en Europa. Pero si entiendes esas singularidades, si entiendes las claves de como funciona ese mercado, tienes la oportunidad de entrar.
Y frente a Estados Unidos y a Europa, ¿qué posición tiene la firma Custo Barcelona en Asia?
La verdad es que estamos muy focalizados a Europa, Oriente Medio y Estados Unidos, que son nuestros mercados principales, y Asia es un mercado al que accedemos, pero ya a través de una serie de clientes muy localizados. Nosotros al final somos un empresa pequeña, una empresa familiar, y tampoco estamos orientados ni queremos crecer hasta abarcar todo el planeta. Ese no es y ahí no está nuestro objetivo. Nuestro objetivo está en tratar de hacer un buen trabajo allí donde estemos presentes, y con las regiones hacia las que estamos orientados ya tenemos trabajo de sobre por hacer. Hemos tenido ya tiendas en Tokio, en Hong Kong, en Singapur, en Taipéi… pero ya no estamos en eso, ni en querer hacer experimentos en Asia, ahora nuestra estrategia está en procurar funcionar bien en estas tres regiones clave, que son las que por otro lado conocemos mejor.
Sin dejar de lado todavía lo relacionado con esa presencia internacional de la firma, ¿a lo largo de estos años habéis llegado a echar en falta un mayor apoyo, ya fuese económico o industrial, para la hora de poder desarrollar la marca dentro de la escena internacional, como el que históricamente sí han recibido firmas de moda de autor de países como Francia e Italia?
Bueno a ver es que en Italia, por poner como ejemplo al país que pueda resultarnos más afín, cuentan con una tradición industrial que es mucho más potente que la de España. Un país el nuestro donde no hemos encontrado toda esa fuerza industrial, pero sí una buena parte de la que necesitábamos para el proyecto. Y en cuanto a la otra cuestión, reitero que la nuestra es una empresa familiar y que tampoco es que pretendamos convertirnos en unos gigantes, sino que de lo que tratamos es de hacer bien lo que hacemos, y de crecer exponencialmente, pero en base a los recursos económicos que se van generando.
Hemos venido hablando de tendencias, de inteligencia artificial, de sostenibilidad… pero el mundo de la moda de hoy diría que tampoco podría entenderse sin la palabra “colaboración”. ¿No ha cambiado esto de manera sustancial frente a lo que era aquel mundo de la moda de vuestros inicios?
Sí, la verdad que la moda ha cambiado bastante en este sentido… y es que antes era difícil ver a dos diseñadores asociarse y ponerse a trabajar juntos, emprendiendo colaboraciones como por ejemplo la que nosotros mismos hicimos en el mes de marzo junto a Abraham, un joven diseñador español afincado en París y que ya es todo un referente de la moda.
Precisamente quería preguntarte ahora sobre esta colaboración junto a Abraham Ortuño Perez, director creativo de la firma Abra, colaboración que ¿cómo surgió exactamente?
Bueno la verdad es que fue todo muy rápido, porque nos conocimos, y enseguida nos pusimos ya a trabajar en la colaboración, que se presentó en el mes de marzo en París, coincidiendo con las celebraciones de su Semana de la Moda. La experiencia ciertamente fue realmente muy positiva. Para nosotros de hecho esta ha sido nuestra primera colaboración con otro diseñador, y después del resultado, sí que nos gustaría poder seguir haciendo más colaboraciones, porque realmente como apuntas los tiempos han cambiado, y también porque creemos que crear sinergias como esta sirve también de cierta manera para renovar el proyecto. Era algo que nunca habíamos hecho, pero que volveríamos sin duda a repetir.
Dices que estáis abiertos a repetir la experiencia, ¿pero y bajo qué circunstancias?
La de colaborar, evidentemente, con otro proyecto con el que mantengamos afinidades, que puedan valernos para establecer sinergias similares a las que se han generado desde esta primera colaboración.
Antes de llegar a eso, ¿qué consejo le brindarías a todos esos jóvenes creativos que, como Abraham o como tú mismo en su día, se deciden a lanzarse a la ventura de apostar por emprender sus propios proyectos de casas de moda?
Lo que primero les diría, y es que creo que resulta primordial, es que hay que contar con una visión diferenciadora clara del proyecto que se va a querer emprender, porque será lo que pueda hacer que se reconozca en el mercado. También el que hay que tener paciencia, porque a aveces las cosas no llegan a la velocidad que uno quiere… y es que además el mundo de la moda es complejo, no es fácil.
Hacías referencia al comienzo de esta entrevista a esa importancia que alcanzan a jugar las camisetas, como piezas, en lo que ha terminado siendo el desarrollo de la firma Custo Barcelona. Una prenda de indumentaria para la que se te suele además atribuir el honor de ser el primero en alcanzar a subirla, con todos sus honores, a una pasarela. ¿Realmente fue así?
Creo que no, que ya habían habido camisetas encima de una pasarela antes de que nosotros subiéramos las nuestras, pero sí que creo que fuimos los primeros en tratar la camiseta como un género mayor. Al final nosotros nos hicimos especialistas en camisetas, pero porque las tratábamos en profundidad, y también en variedad y en amplitud. Y en esa apuesta, conseguimos crear colecciones de camisetas muy amplias y muy variadas, desde las que sí creo que tal vez le dimos a la prenda un tratamiento que hasta entonces no se le había dado nunca.
¿Qué le dirías, si pudieras hacerlo, precisamente a aquel joven Custo Dalmau de aquellos años, de tus comienzos en la moda?
Echando la vista atrás evidentemente habría cosas que cambiaría, porque evidentemente hay cosas en las que nos hemos equivocado, pero tampoco te podría decir exactamente cuales, porque también trato de recordar los aciertos más que las equivocaciones… pero sí, hay cosas que seguramente hoy haría distintas.
¿Por ejemplo?
Pues como por ejemplo me hubiese gustado llegar a los Estados Unidos 10 años antes de lo que lo hice y no haber esperado hasta el año 96. Seguramente a nivel creativo también hay cosas que nos las hubiéramos podido ahorrar, porque tal vez no fueron un total acierto, pero en lo que respecta a algo que cambiaría hoy, sería eso, sería el adelantar esa llegada a Estados Unidos.
¿Y qué quiere o qué le falta por hacer a Custo Dalmau?
Llevamos ya 43 años construyendo este proyecto que es Custo Barcelona, y a día de hoy diría que lo único que queremos es seguir impulsando y liderando el proyecto y trabajando en el proyecto todos los años que podamos, manteniendo la integridad y su originalidad.