Georgia O’Keeffe en Madrid

16 / 06 / 2021
POR Olaya García

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta hasta el 8 de agosto la obra de una de las máximas representantes del modernismo americano.

Georgia O’Keeffe, Hibiscus with Plumeria, 1939 | Rose, ca. 1957. Georgia O’Keeffe Museum

Georgia O’Keeffe (1887-1986) es una de las artistas estadounidenses con mayor reconocimiento entre los modernistas. Su carrera comienza al graduarse en el instituto, cuando se traslada a Chicago, y más tarde a Nueva York, con el objetivo de estudiar arte. Allí aprende las técnicas de la pintura tradicional, con las que no se siente cómoda (muchas de las lecciones consistían en copiar la naturaleza, algo que O’Keeffe sentía que le limitaba profundamente) por ello, decide abandonar su formación y se convierte en profesora. Pero en seguida vuelve al mundo del arte, al descubrir que otras formas de creación ligadas a la abstracción son posibles.

Esta tendencia a salirse de lo establecido se manifiesta también en su estilo, como relatábamos en #VEINMAGAZINE, muy alejado de las tendencias que regían a comienzos del siglo XX, O’Keeffe utilizaba túnicas cómodas, que sin embargo marcaban su silueta, creando una estética única fiel a su buen gusto y a un estilo particular.

 

Georgia O’Keeffe, Lake George Reflection

Su pintura destaca por la preocupación al tratar de reconciliar las tensiones entre realismo y abstracción, entre mimetismo y sentimiento. Su éxito crece en los años 20 del siglo pasado, cuando se instala en Nueva York y empieza a ser reconocida como una de las artistas más importantes del país, en esta época su trabajo se centra en representar el landscape neoyorkino, con sus rascacielos, símbolo de la modernidad —aunque le costaría tiempo que le dejasen exponer estas obras pues la temática ‘no era lo suficientemente femenina’—. Esta tendencia venía acompañada de una representación muy personal de flores, que no dejó de suscitar polémica por las connotaciones sexuales que en ellas encontraban quienes las observaban.

A partir de los años 30 el estilo de O’Keeffe se transforma, en 1929 viaja a Nuevo México, donde encuentra inspiración con la mezcla de culturas hispánica y de los nativos americanos. A partir de ese momento pasará todos sus veranos en la zona, hasta la muerte de su marido (Alfred Stieglitz, un reputado comerciante de arte y fotógrafo del momento) cuando se traslada definitivamente a este estado. En Nueva York siempre se sintió atrapada, provenía del campo y era allí donde encontraba mayor inspiración. En esta década su pintura cambia, y dejará atrás las flores y los rascacielos para centrarse en los paisajes y los cielos que encuentra en Santa Fe.

Georgia O’Keeffe, Ritz Tower, 1928 | Flagpole, 1925. Georgia O’Keeffe Museum
Georgia O’Keeffe, Black Mesa Landscape, 1930, New Mexico / Out Back of Marie’s II. Georgia O’Keeffe Museum
Georgia O’Keeffe, Above the Clouds I, 1962-1963. Georgia O’Keeffe Museum

Georgia O’Keeffe, Ram’s Head White Hollyhock and Little Hills, 1935

Georgia O’Keeffe no dejó de pintar hasta su muerte, con 98 años, pese a que ya en la vejez comienza a perder la visión, y tiene que reflejar aquello que imagina con la ayuda de varios asistentes. En Santa Fe se sitúa el Georgia O’Keeffe Museum, en tributo a la carrera de esta artista pionera. A partir de abril tienes la oportunidad de descubrir en el Museo Thyssen sus obras, con una selección de unas 80 pinturas que te ayudarán a imbuirte en el universo de esta artista tan especial.