Herencia, artesanía y familia en la “ofrenda” de Leandro Cano en París

01 / 10 / 2019
POR Antonina Cupe

Pinturas de infantas y príncipes han convivido con creaciones hechas de materiales tan modestos como el esparto para hablarnos de los orígenes del flamenco y la importancia de la tradición.
 

 
La embajada de España en París acogió ayer durante tres horas la colección «Ofrenda» del diseñador Leandro Cano. Ocho piezas para las que ha colaborado con ocho artesanos que se han dejado la piel, en el caso de materiales tan rudos y ásperos como el esparto literalmente, para que la visión del joven jienense vea la luz. Junto a retratos de infantas y príncipes, piezas creadas gracias a técnicas como el macramé o el ganchillo.
 
Lo más alto se mezclaba con lo más bajo, lo más rico con lo más pobre. Esa es la España que nos presentaba Leandro. Como si de una exposición se tratase, los asistentes pudimos observar con el detenimiento que se merece su colección, algo imposible durante un desfile tradicional. “Es poco tiempo, a mí me apetecía que estuviese una temporada más larga», comenta entre risas. «Pero bueno, siempre es bueno que se queden con ganas y no que se empachen”. 
 
La visita comienza con un video en blanco y negro de una señora cantando una nana flamenca a su bebé mientras le mece con delicadeza y el de un niño bailando al son de las palmas de sus familiares. Era 1962 en las cuevas del Sacromonte, un lugar que construyeron de forma improvisada los gitanos en Granada. «El nacimiento del flamenco fueron ellos y los niños, esa herencia de los padres a los hijos» aclara Leandro. El documental se rodó poco antes de que una gran inundación lo destruyera todo. «Al bajarse ellos al pueblo, desapareció el flamenco» añade. El diseñador nos habla pues con esta colección de la importancia de conservar esas técnicas que forman parte de nuestra herencia cultural antes de que sea demasiado tarde.
 

 
Desde sus comienzos la artesanía, que él denomina como «nuevo lujo», ha sido clave. Con esta colección ha querido dar a los artesanos el lugar y la plataforma que se merecen y para ello se ha centrado en una prenda de lo más sencilla: el body. Gracias a la técnica del macramé, uno de manga larga y con capucha se transforma en una lámpara. A través de superposiciones con tiras de cuero, del mismo modo que un pastelero trabajaría una masa de hojaldre, se crean en las mangas de otro figuras como casas e iglesias y manos tocando las palmas en el escote. Figuras de hombres, mujeres, plantas y casas cuelgan de un tercero que el diseñador completa con un sombrero de pico y una cascada de flores, todo de cerámica. A través de ocho técnicas distintas Leandro ha recreado ese barrio que fue cuna del flamenco y ha demostrado que con las manos se puede hacer magia. 
 
El padre de Leandro quería que fuese cocinero, pero él se inscribió en un curso de fotografía y diseño gráfico para acabar dando el paso de estudiar diseño de moda en Sevilla. Poco antes de ganar el premio «Who’s On Next» estaba a punto de abandonar la industria por problemas económicos y dos años más tarde está presentando colección en París. Su camino no ha sido fácil, pero no tiene intención de rendirse. «Cada día quiero tirar la toalla y cada día me arrepiento y quiero volver. Es un día a día», añade. Su relación con la moda se asemeja al dicho: los amores reñidos son los más queridos. «Es mi relación, yo me he casado con esto y hasta que me muera seguiré con esto». Podría bajar el tono, simplificar las cosas, pero entonces su trabajo dejaría de conmovernos como lo hace. Cada pieza de la colección está cargada de referencias que nos desvelan su identidad cultural. Le pregunto si es algo intencionado o si no lo puede evitar. «Creo que no lo puedo evitar, pero igualmente no me gustaría evitarlo. Si no me saliera espontáneo, lo haría adrede», asegura con orgullo.
 

 
En la moda ha encontrado una forma de expresión única y se ha entregado a ella en cuerpo y alma. «Solo espero que el día de mañana la moda me devuelva a mí la mitad de lo que yo le he dado a ella». McQueen se enfrentaba a sus demonios en cada una de sus colecciones, Leandro da forma a su melancolía. «No es que sea especialmente romántico, que puede ser que sea romántico, pero sí soy muy melancólico. Me inspira mucho, más que la alegría» añade. Sin embargo, las mujeres de su vida son sin duda quienes más le inspiran.
 
«Ofrenda» es un trabajo experimental que roza la categoría de arte, pero deriva en colecciones comerciales: Descalzos (o/i 2019-20) y Tarara (p/v 2020). Y es que por fin se ha dado cuenta de que el público hoy en día busca diseño, pero también un discurso con el que identificarse. 
 
¿Será París capaz de entender y apreciar el universo estético de Leandro Cano? Si en algún sitio saben apreciar el savoir-faire que caracteriza cada una de las piezas de esta colección es sin duda en la capital francesa. Solo el tiempo dirá si éste es un punto de inflexión en su carrera, pero si de algo estoy segura, es de que no hacer falta haber puesto un pie en España para enamorarse de esta ofrenda.