En ocasiones nos topamos con personas durante nuestra vida que, con solo verlas, ya sabemos que llegarán lejos. Personas de mentes inquietas, llenas de talento y que asumen cualquier reto sin pestañear. Inés Ybarra es una de esas personas.
De pequeña, su padre le leía Quevedo, Cavafis o Rimbaud antes de acostarse y junto a su familia siempre explotó la oferta cultural que Madrid le ofrecía. Con 18 años se fue a vivir a Londres. Primero probó suerte con diseño de moda en el Istituto Marangoni para después estudiar Bellas Artes y especializarse en animación. “En esa época era más inmadura… me gustaba dibujar y lo veía como una vía rápida”, nos explica la joven fotógrafa y directora creativa en una cafetería del centro de Madrid.
En la capital inglesa acabó encontrando una ciudad dinámica y cosmopolita, que desafiaba su alma creativa. Fue allí donde, “de manera espontánea”, empezó a coquetear con la fotografía. Comenzó probando con sus amigas a modo de hobby, pero nunca se propuso ser fotógrafa. “Sería injusto decir que fue algo sencillo porque esconde mucho trabajo detrás. Supongo que era más afín a mí porque soy muy nerviosa, con la cámara puedo moverme de un sitio a otro y no tengo que estar encerrada en una habitación”, admite Inés. Quizás es así cómo deberían forjarse todas las profesiones, sin buscarlo ni desearlo para no crearnos ninguna expectativa de cómo será nuestro futuro.
Autodidacta, Inés Ybarra aprendió con una Canon T70, su eterna compañera de viaje que “a pesar de que me costó solo 30€, hice con ella grandes cosas”, comenta entre risas. Aprendiendo a base de equivocarse y de “perder mucho dinero en carretes”, consiguió forjar su propio estilo, siempre palpable en todos sus trabajos. Aunque ella no lo ve así, quienes ven su portfolio la consideran minimalista aunque su mente es todo lo contrario. “Mi cabeza está repleta de imágenes que me bombardean constantemente. Quizás parezco minimalista porque acabo simplificando todas mis ideas, pero no porque ese sea el estilo que más me gusta”.
HERMES, La Maison des Carres
Su idilio con la moda le ha llevado a encargarse también del estilismo de la mayoría de sus campañas. “El 98% de las ocasiones me encargo de todo, desde la dirección artística hasta el estilismo y la fotografía. Soy bastante controladora en ello”, reconoce con una sonrisa. A veces, incluso pasa al otro lado para posar como modelo delante del objetivo. Tal como nos cuenta, cuando le toca ser modelo, no piensa “ni en salir guapa ni en nada parecido. Soy un ser más, no soy la protagonista. Estoy más concentrada en la imagen que quiero crear, el movimiento, la pose, la actitud…” De igual modo que le ocurre a Almodóvar con algunas de sus musas, Inés ya se tiene educada y sabe lo que quiere.
@Áeron
A pesar de su juventud, firmas como Hermès, Estée Lauder, Sandro, Mint & Rose o Ecoalf han confiado en su talento. En muchas de las campañas, le acompaña la bloguera y trotamundos 2.0, Berta Bernad. Como Jennifer Lawrence se refiere a su omnipresente compañero de reparto Bradley Cooper, ella sería su “mujer de negocios”. “Conocí a Berta en Londres, ella estuvo viviendo en mi casa y ahí empezamos a probar cosas juntas”, añade. Ante la pregunta de por qué en muchos proyectos aparecen juntas, Inés afirma divertida que “a las marcas le encanta que salgamos juntas como si fuéramos gemelas”.
Aloha Tata
Y aunque su padre siempre le a ella y a sus hermanas que “la vida de banca es más fácil, niñas”, ella sigue optando por la fotografía. En un futuro, le encantaría dedicarse solo al arte y “hacer una exposición, pero es un paso muy arriesgado. Significa estar un tiempo parada y estar sin trabajar”. Pero como dice Inés, “las cosas no se tienen que hacer por hacer, ya que estás arriesgando que importe algo.»
