Con una destacada trayectoria liderando equipos en marcas como Camper, Itxaso Lecumberri trabaja hoy desde su estudio en Mallorca como consultora, docente y colaboradora de iniciativas globales como la Ethical Fashion Initiative de la ONU. Hablamos con ella para descubrir los pasos que guían su carrera.
Itxaso Lecumberri creció en un entorno familiar lleno de “hacedores”, donde aprendió desde niña a valorar los materiales y el trabajo manual. Esa conexión temprana con la artesanía y el diseño desarrolló una sensibilidad única que define su enfoque creativo, viendo los materiales como aliados esenciales y reivindicando el valor del trabajo hecho a mano. Esa sensibilidad la ha llevado a liderar proyectos en marcas como Camper, colaborar con iniciativas globales como la Ethical Fashion Initiative de la ONU y formar a una nueva generación de diseñadores comprometidos con la sostenibilidad y la ética.
Lecumberri nos cuenta cómo las raíces familiares siguen guiando su trabajo, de los desafíos de diseñar en un mundo que avanza entre la tecnología y la artesanía, y de su búsqueda constante por crear productos que combinan funcionalidad, autenticidad y emoción. Desde el calzado hasta los valores que sostienen cada proyecto, su enfoque es un equilibrio entre artesanía e innovación.
Esta entrevista es una puerta abierta a su universo creativo, donde la inspiración no solo nace del diseño, sino también de un compromiso profundo con el medio ambiente, las personas y los oficios artesanales. Su trayectoria refleja cómo artesanía, creatividad e innovación pueden converger de manera armónica, aportando una visión única que equilibra lo funcional y lo emocional en el diseño.
Me encanta que las primeras líneas de la bio en tu web hablen sobre tu niñez, destacando los oficios que se realizaban en tu familia. ¿Qué valores crees que te transmitió crecer en un entorno de “hacedores”?
Autenticidad, conexión humana y el valor de la calidad lograda con tiempo, dedicación y observación.
¿De qué manera tu entorno familiar influyó en tu desarrollo como creativa?
Crecí rodeada de pieles y tejidos, aprendiendo que los materiales no son simplemente recursos sino compañeros del proceso creativo. Me enseñó la importancia de no generar desperdicios y el valor de reciclar y reutilizar.
Entiendo el diseño como la unión de la creatividad y el hacer, ¿estás de acuerdo? ¿Qué otros aspectos añadirías a esa fórmula?
Totalmente de acuerdo, añadiría la responsabilidad, ahora más que nunca, y como es una palabra que me parece muy rígida, hablaría más de la consciencia o el compromiso. Todas las decisiones que tomamos como diseñadores cuando desarrollamos productos deberían incorporar siempre criterios medioambientales, sociales y éticos.
En España, y realmente en cualquier país del mundo, se están perdiendo muchos oficios artesanales, ya sea por la falta de transmisión intergeneracional, la globalización o la industrialización. Dicho de forma rápida: no se les da el valor que tienen y que merecen. ¿De qué manera se vivía la artesanía en tu casa? ¿El valor de esos oficios fue algo que siempre se te transmitió, o lo descubriste y desarrollaste en un entorno profesional?
En este sentido me siento muy afortunada, el valor de lo artesanal forma parte de mí y siempre he vuelto a mis raíces cuando me he alejado de ello. Aunque los oficios se han perdido en muchos lugares, soy optimista: estamos viviendo un resurgir que revaloriza lo artesanal, impulsado por las marcas de lujo y una nueva generación de creadores más consciente y auténtica.
Viniendo de una familia de zapateros, ¿sentiste, desde el inicio, que diseñar calzado, tenía un sentido natural para ti?
Empecé con bolsos y accesorios por la influencia de mi padre pero cuando empecé a sumergirme en calzado sentí que me conectaba con mi tío abuelo zapatero, parte del legado artesanal de mi bisabuelo. Recuerdo en especial los zapatos clásicos de construcción Goodyer de mi padre, siempre con su horma dentro para conservar su forma después de su uso. Eran piezas únicas, auténticos objetos de elegancia y dedicación.
Seguir ese camino te ha llevado a desarrollar un gran abanico de aptitudes dentro del sector: desde la conceptualización y el diseño, hasta la estrategia creativa, la investigación, el desarrollo técnico y la consultoría… ¿Cómo has logrado integrar todas estas facetas en tu trabajo y qué te aportan a la hora de abordar un objeto tan especial como el calzado?
Integro mis aptitudes como un todo conectado: la conceptualización nutre la estrategia, la investigación enriquece la creatividad, el diseño y el desarrollo técnico dan forma a las ideas, la consultoría ayuda siempre a dar dirección. Esto me permite abordar el calzado con una visión completa, combinando funcionalidad, narrativa y autenticidad.
Nos llega mucha información sobre cómo se gesta una colección de moda, a diferencia del calzado, ¿de qué manera se manifiesta la inspiración para ti a la hora de diseñar?
La inspiración para mi llega cuando varias ideas en las que he estado trabajando se conectan de forma inesperada. No es solo un material, una imagen, una obra de arte o una tendencia, es cuando todo se alinea y ocurre ese “clic” mágico.
Cuando empiezas a conceptualizar un diseño, ¿qué tienes en mente? Imagino que según el proyecto varía, pero ¿hay algún elemento que se repita?
Para mi la definición del concepto es la etapa más importante y la que más disfruto ya que establece el mapa que guiará todas las decisiones tanto técnicas como estéticas. Los valores que defiendo me inspiran y ayudan a enfocar, convirtiéndose en un referente fundamental durante todo el proceso.
Después de liderar la dirección creativa de equipos y proyectos en Camper, ¿qué tiene Camper de ti, de tu visión y sensibilidad creativa, y qué consideras que llevas contigo de la marca en tu trayectoria posterior?
Han sido muchos años de dedicación, diseñando conceptos, liderando equipos y proyectos y definiendo estrategias. Creo que, junto a un equipo excepcional, he contribuido al crecimiento de Camper y al fortalecimiento de su identidad, dejando una huella de mi visión y sensibilidad creativa en la marca.
Me llevo sobre todo el haber podido aprender el know-how de la mano de grandes maestros artesanos, la pasión por el calzado, un crecimiento profesional en una empresa con valores sólidos y un entorno creativo único. Además de la capacidad para integrar diseño, estrategia y liderazgo, innovando desde la tradición y conectando con las personas.
Además de tu labor como creativa y consultora, también eres docente. ¿Cómo se dio la incursión en la enseñanza, y qué significa para ti?
Empecé en la enseñanza por el interés en el intercambio, la frescura y lo mucho que aprendes al ponerte a prueba. Con el tiempo, ha tomado un significado más profundo: formar a nuevos diseñadores, compartir mi experiencia y transmitir valores importantes, insistiendo en diseñar desde el oficio, experimentando y dando alma a los productos. Esto contrasta con la práctica habitual de muchas empresas y sus diseñadores en los últimos años, donde el proceso de diseño se ha reducido a enviar un dibujo acompañado de la lista de materiales a las fábricas en Asia, un enfoque que en mi opinión, se aleja del verdadero sentido del diseño.
Háblanos de tu dilatada experiencia en la Ethical Fashion Initiative de la ONU, una plataforma que conecta a comunidades artesanales, principalmente de regiones de África, Asia, América Latina y el Caribe, con el mercado global para fomentar la sostenibilidad y el comercio justo. ¿En qué consiste exactamente tu labor?
Ethical Fashion Initiative (EFI) es un programa insignia del Centro de Comercio Internacional ITC, una agencia conjunta de las Naciones Unidas y la OMC. EFI crea y fortalece las capacidades de empresas sociales en economías emergentes para conectar marcas internacionales con diseñadores, artesanos y micro productores.
Como consultora, ayudo a definir proyectos, evaluando su viabilidad y asesorando en su desarrollo. Soy responsable de la dirección creativa y el diseño, entendiendo el diseño como un puente entre el trabajo artesanal y el producto final, y siempre con un enfoque en sostenibilidad, empoderamiento y colaboración.
Abriendo aún más la pregunta, ¿cómo percibes la transformación que está viviendo la industria de la moda a través de estas iniciativas?
La industria de la moda de lujo, como referente del sector, refleja un mayor enfoque hacia la sostenibilidad y la revalorización de lo artesanal, junto con un storytelling social y ético crucial. Sin embargo, para que las relaciones con estas iniciativas sean verdaderamente sostenibles, deben basarse en compromisos a medio y largo plazo. Un buen ejemplo de esto es Vivienne Westwood. En este momento, con la inestabilidad en las marcas de lujo y los constantes cambios de directores creativos o CEOs, es complicado lograrlo. Además, es necesario cambiar la mentalidad, reconociendo que los procesos artesanales conllevan dificultades olvidadas, como la percepción del tiempo o el hecho de que cada producto es único, como por ejemplo un proceso de tintado natural que hace que cada producto tenga sus tonalidades únicas, algo que a menudo se olvida con los parámetros de producción de la industria actual.
Después de dos décadas en el sector del calzado, ¿cuál consideras que ha sido el mayor desafío que has enfrentado en cuanto a sostenibilidad y ética? ¿En qué momento nos encontramos actualmente?
El mayor desafío, ha sido y sigue siendo, transformar nuestra forma de consumir, especialmente ante el impacto de productos low cost, en sectores como los sneakers, y el dominio de las marcas fast fashion e hiper fast fashion.
Como diseñadores debemos apostar por crear productos duraderos, que no solo sean físicamente duraderos sino también emocionalmente significativos, convirtiéndose en piezas que las personas deseen conservar. El diseño circular, sobre todo en calzado, es un reto enorme, pero imprescindible.
En este momento estamos viviendo un avance tecnológico imparable con la inteligencia artificial y la automatización, pero como contrapeso natural, también hay un regreso a valorar los materiales naturales y lo hecho a mano. Creo que de alguna manera esta era, nos impulsa a buscar un equilibrio: la tecnología, resuelve lo práctico, y lo artesanal nutre nuestro bienestar emocional.
Fotos: Sara Costa
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