La constelación de Paloma Wool

15 / 08 / 2017
POR #VEINDIGITAL

Paloma Lanna narra en primera persona el proyecto realizado en colaboración Laura Sebastianes al que se unen a otras amigas como Olga de la Iglesia, Marta Armengol, María Sosa, Carlota Guerrero y Alejandra Smits.

 

 
Todo nace de una nueva amistad entre Laura Sebastianes y yo, así que todo lo que ocurrió ese domingo surgió del amor. Compusimos un espacio amplio juntas, lo llenamos con materiales naturales y nobles, siendo los protagonistas el papel (la materia prima de Laura) y el tejido (la mía).

Preparamos durante un tiempo el espacio de una manera que consideramos armónica. Entonces vinieron las amigas: Olga, Marta, María, Carlota y Alejandra. También vino Roman, que llenó el espacio con música de forma improvisada. Y Pol para grabarlo todo con su cámara de vídeo.
 


 
Olga fue la primera en entrar en el escenario que habíamos preparado Laura y yo, ya que de todas las que vinieron fue la primera en nacer. Y así sucesivamente hasta Ale, que fue la última en llegar al mundo de todas nosotras. Cada una podía cambiar de lugar cosas, romperlas, construir a partir de los materiales expuestos, mancharse, lanzar cosas, vestirse y desvestirse, quedarse quieta, gritar… Hacer aquello que sintiera en ese momento guiada por la música de Roman. Entonces entraría la siguiente, simbolizando cómo vamos pasándonos el mundo de generación en generación, cómo nos lo encontramos al llegar a él, cómo interactuamos con lo que nos rodea durante nuestra vida y cuál es la huella que dejamos.
 


 
Cada una trajo un objeto que significaba su aportación, su creación, algo que encontraría la siguiente persona. Olga trajo un trozo de tela que ella misma había tintado y un cuenquito de cerámica que había hecho con sus manos; Marta trajo una castaña que le había servido de amuleto durante su vida; María trajo un mechón de su pelo; Carlota un ovillo de lana lila, el color del que sentía su energía; y Ale no trajo ningún objeto.
 


 
Entramos en una especie de trance durante la media hora que duró esa constelación. Decidimos llamarlo así, constelación, una vez hecha, ya que nunca nos imaginamos lo que nos iba a ocurrir en ese espacio y tiempo.
 

 

Paloma Wool