‘La Esquejera’ o cómo acentuar la identidad del huerto urbano

28 / 01 / 2020
POR David Alarcón

Hablamos con Laura y Nuria, las conductoras de la iniciativa que busca acercar la vegetación a la gran ciudad a través de encuentros entre expertos y amantes de la jardinería. Una apuesta por el trueque de esquejes para combatir la monotonía.

A Laura y Nuria, ingenieras agrónomas, amigas, y socias de Rojomenta, les bastó con alzar un poco la vista y dirigirla hacia los balcones que atestan las recónditas calles de la capital para advertir un fenómeno inaudito. Y es que, aunque el estilo arquitectónico, las dimensiones o el color de la fachada de cada edificio eran distintos, las especies de plantas situadas en las pequeñas plataformas sobresalientes parecían ser las mismas. ¿Cómo es posible que, en una gran urbe como Madrid, cuyo término municipal acoge a más de tres millones de personas, la variedad de vegetación urbana particular fuese prácticamente nula? Las expertas en jardinería urbana lo atribuyeron a los esquejes compartidos entre vecinos de un mismo barrio.

Un esqueje es una parte viva de una planta, que, tras extraerse, se injerta en otra o en un recipiente permitiendo su desarrollo y propagación. De este modo, al separar el fragmento de tallo, raíz u hoja de la planta madre, se obtiene una nueva planta independiente. Una vez identificada la causa de la repetición entre balcones vecinos, solo quedaba crear un espacio de encuentro en el que los aficionados y amantes de la vegetación y la jardinería pudiesen intercambiarlos, favoreciendo la heterogeneidad y la pluralidad. Además, la reunión de multitud de interesados en la materia podría ser utilizada para compartir distintas técnicas, consejos y puntos de vista respecto al cuidado de las plantas.

Así nació ‘La Esquejera’. Celebrada por primera vez el pasado 21 de septiembre en La Casa Encendida de Madrid, la primera convocatoria resultó ser un éxito. Ahora, ya se encuentran preparando su segunda edición, prevista para el 15 de marzo de 2020. Hablamos con sus impulsoras.

En el año 2012, iniciáis una andadura conjunta creando Rojomenta, un proyecto que nace con el propósito de acercar la jardinería y el arte floral a la sociedad. ¿Cómo surge esta iniciativa? ¿Qué os llevó a decidir dar vida a Rojomenta?

Estudiamos juntas la carrera de Ingeniería Agrónoma y fuimos coincidiendo en muchos intereses, sobre todo en un enfoque respetuoso de la jardinería y el deseo de arraigar en las personas un hobby por las plantas.

Ofrecéis una amplia gama de productos y servicios de jardinería, tales como cajas de semillas con mensaje, diseño de jardines y terrazas o instalación de huertos ecológicos. ¿Cómo trabajáis en Rojomenta? ¿Cuál de todos los servicios ofrecidos es el más demandado?

En Rojomenta realizamos muchas actividades distintas en torno a las plantas, desde un mantenimiento de un jardín a la creación de un detalle vegetal para un evento. Las distintas actividades han ido surgiendo por una demanda común, o por una  petición concreta o por nuestra necesidad de ofrecer nuevos productos o actividades con las que la gente descubra y se enamore de las plantas.

En vuestra Escuela de jardinería urbana, impartís formación en jardinería, dirigida a la mejora de las actividades profesionales y de ocio con plantas. ¿Habéis notado un aumento del interés por estos cursos por parte de la sociedad? ¿Dónde impartís los cursos?

No tenemos dudas de que cada vez más personas quieren aprender de las plantas. No solo para tener esa añorada “mano verde” reservada aparentemente a abuelas o madres, sino por seguir disfrutando de esta afición. Impartimos los cursos en espacios que reservamos nosotras, como por ejemplo Espíritu 23, o en otros donde nos invitan a realizarlos. Llevamos ya varios años impartiendo también en La Casa Encendida distintos talleres de ocio, y siempre tratamos de ir renovando para ofrecer nuevas propuestas. La formación profesional la impartimos en centro específicos del sector o incluso en empresas que nos contratan para realizar formaciones.

El 21 de septiembre, presentasteis en sociedad vuestro último proyecto, ‘La Esquejera’; un taller de intercambio de esquejes que busca reunir a aficionados y amantes de las plantas, celebrado en La Casa Encendida de Madrid. ¿Podríais hablarnos un poco más sobre esta iniciativa? ¿Qué balance hacéis de la convocatoria?

Hace años realizamos nuestra prime trueque de esquejes en el barrio de Malasaña y la experiencia fue muy positiva. Acudió mucha gente con esquejes  y quien pasaba en ese momento por la plaza y conocía la propuesta, volvía con esquejes de su casa. Así que siempre albergamos la intención de repetirlo e intentar llegar a más gente para crear un espacio de aficionados a las plantas. No hay muchas actividades de ocio con las plantas y si muchas ganas de compartir conocimientos y colección.

En esta primera Esquejera podríamos decir que nos vimos abrumadas por la de gente que acudió y la de planta que se pudo intercambiar. Hubo gente que trajo las plantas con indicaciones de cuidados o fotos para enseñar sus momentos de floración.  En ciertos momentos nos vimos desbordadas, así que andamos ya reformulando la propuesta para abarcar más intercambios en la segunda edición que será el 15 de marzo de 2020.

Tal y como señala Julián Briz, Catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, “la agricultura urbana no es una moda, viene para quedarse, es la “revolución silenciosa” ¿Estáis de acuerdo con esta afirmación?

La agricultura urbana lleva ya muchos años asentada, por ser una fantástica herramienta didáctica, de disfrute y de interacción social. Diríamos que actualmente hay un nuevo movimiento, que también esperemos que se quede, hacia el cultivo de plantas de interior y llenar nuestros espacios de verde.

¿Qué motivos existen para crear huertos urbanos y espacios verdes en las ciudades? ¿Existe aún mucho desconocimiento en esta materia?

El contacto con la naturaleza, la dinamización de un paisaje gris inmóvil, el disfrute de las estaciones, el reencuentro con la huerta, embellecer las ciudades, realizar una actividad al aire libre que aporta bienestar…

¿Qué consejo daríais a alguien que está pensando en montar un jardín en un núcleo urbano?

Que se asesore bien antes de comenzar, para evitar frustraciones que nos lleven a abandonar la actividad, y que sepa que suele ser una actividad que nos lleva a otros disfrutes con el tiempo como conocer y mejorar nuestra alimentación, la jardinería urbana, etc.

Rojomenta trabaja con la técnica japonesa kokedama, de más de 500 años de antigüedad, siendo pionera en introducir este método en nuestro país. ¿En qué consiste esta histórica técnica?

En realizar una “maceta natural” a la planta con unos materiales especiales, que nos permite crear una forma de bola muy estética y que la planta se encuentre muy a gusto.

¿Creéis que España es uno de los países líderes en jardinería urbana y arte floral? ¿Qué países llevan la delantera?

Nos gusta pensar que estamos en ello como país, y que con nuestro trabajo intentamos alcanzar este objetivo. No sabríamos decir un ranking de países en jardinería o arte floral, pero si que hay muchísimos profesionales de muy distintos lugares que van ampliando experiencia y arte, y hoy en día se accede más fácilmente a su trabajo, lo que es una suerte para todos.