El 12 de octubre hubo un encuentro íntimo organizado por el Ministerio de Cultura de la Argentina entre el arquitecto brasileño Marcelo Rosenbaum y un grupo de diseñadores, periodistas y arquitectos argentinos que trabajan en sintonía íntima con la artesanía, pueblos originarios y el diseño consciente. Y no fue un día cualquiera.
Marcelo Rosenbaum, es la cabeza de Rosenbaum, estudio de diseño, arquitectura e innovación que genera valor a partir de ideas originales y mediante la introducción de la identidad cultural en todo lo que hace. Desde 2010 desarrolla la metodología de diseño esencial, lo que se traduce en la capacidad de mirar a una cultura, descubrir, despertar y fortalecer sus valores fundamentales y el conocimiento a través del diseño.
Cambiar la percepción de la gente hacia la artesanía es una de sus metas. Que no se siga entendiendo como un souvenir, del que se piden cantidades a bajo costo.
LA GENTE TRANSFORMA es un movimiento que a través del diseño trata de «exponer el alma brasileña» y que nació de un impulso, una inquietud, la de valorar al ser humano y sus saberes ancestrales como herramienta de transformación y libertad. En definitiva, una forma de «recrear el presente y construir el futuro sobre una base nueva, libre y sostenible».
El encuentro fue cordial y des-estructurado. Marcelo le imprimió calidez y sinceridad a las palabras, poniendo en primer plano la necesidad de compartir experiencias, de dialogar, de intercambiar miradas.
Después de hacer un breve repaso por su vida profesional, y que cada uno de los participantes se presentara, Marcelo en su portuñol tan amable compartió conceptos, proyectos, ideas, experiencias en las que el diseño mira a la artesanía.
Y hubo frases que calaron profundo:
El proyecto multidisciplinar Varzea Queimada (2012) consistía en llevar profesionales de diferentes áreas y sumergirse con los pobladores de allí (un pueblo en el interior de Piauí, uno de los estados más pobres del Brasil) fiel al espíritu de Marcelo y el Instituto A GENTE TRANSFORMA. A través de la artesanía lograron así llegar a los valores esenciales de la comunidad, para que ésta se apropie de su memoria cultural y adquiera libertad para cambiar su propia realidad.
Hoy esas canastas que la comunidad consideraba “basura”, son patrimonio inmaterial, se recuperó su técnica de producción y el orgullo por la artesanía propia. Esas canastas que antes eran descarte, hoy son sinónimo de identidad y progreso.
Los 12 de Octubre hace no mucho tiempo atrás se celebraban como el día del “Descubrimiento de América” y se glorificaba a Cristóbal Colón, que llegó con espejitos de colores. Marcelo reflexiona: “La colonización nos hizo creer que se descubrió algo, como si antes no hubiese existido nada, y eso es muy peligroso.”
Hoy es tiempo de que América Latina descolonice su mirada, respete a su tierra, conozca, investigue y valore los saberes y tradiciones. Demasiada tortícolis produjeron tantos siglos mirando a Europa como único referente indiscutido. Aprender y compartir experiencias que transforman y que entiendan que el otro es uno mismo.
Fotografias: Tatiana Cardeal / Diego Cagnato.