El diseñador de joyas, Alex Sobrón, acaba de lanzar su nueva colección Season IV ‘Duquelas’ I: Baile. Las mariposas de plata, se convierten en el símbolo de su evolución y madurez técnica.
Alex Sobrón, nacido en Palma de Mallorca, tuvo la suerte de enamorarse de la belleza del día a día gracias a su entorno, empezando por los momentos que disfrutaba junto a su abuelo en el pueblo hasta la creación de sus propias joyas. El mediterráneo, que se define por figuras esenciales como Sybila o Miguel Adrover, es el lugar donde Sobrón consigue desarrollar todos sus proyectos, conservando a su lado la naturaleza y sus raíces, elementos que se representan en sus diseños.
Su nueva colección Season IV ‘Duquelas’ I: Baile se resume en una carta de amor al flamenco en todos los sentidos. En #VEINDIGITAL hemos tenido la oportunidad de hacerle una entrevista, donde nos cuenta en profundidad las sintonías que encuentra entre el mediterráneo y su obsesión con el arte.
¿Cómo te ha influenciado nacer en una isla del mediterráneo?
El amor por mi tierra es algo que he aprendido a desarrollar con el tiempo, de más joven siempre tuve la mirada puesta hacia fuera, y ha sido recientemente cuando he entendido el valor y las posibilidades que ofrece Mallorca. En Mallorca hay una escena creativa silenciosa pero importantísima, claros ejemplos a nivel diseño son Sybila o Miguel Adrover, con el que mantengo una relación muy cercana tanto personal como profesional.
Además, tengo la suerte de tener mi propio taller en un pequeño pueblo llamado Establiments y un equipo fantástico. Este taller pertenecía a mi abuelo, Juan Solivellas y es donde hace veinte años pintábamos juntos y me enseñaba a amar el arte y el oficio. Poder trabajar en un lugar con esa energía creativa y valor sentimental es un enorme privilegio.
A la hora de crear, prefiero la isla a la capital, me ofrece un entorno muy favorable y una fortísima conexión con mis raíces.
¿Cuál fue tu primer contacto con el mundo de las joyas? ¿En qué momento decidiste cuál era el camino que querías tomar?
Desde muy pequeño he sentido la necesidad de expresarme, y en muchas ocasiones, a través de adornar mi cuerpo. De niño, mi abuela, me paseaba por su jardín y yo recogía flores que me ataba a la cintura y con las que posteriormente creaba prendas de ropa, aunque fuese a modo de juego, siempre tuve esa inquietud. De adolescente tenía una gran colección de distintos amuletos, llevaba muchísimos collares y anillos, hasta el punto de que me llamaron la atención varias veces en el instituto por llevar demasiadas cosas. Hace aproximadamente siete años, la diseñadora de joyas Marta Salinas, me prestó un trozo de cera de fundición para experimentar, ese fue realmente el germen de mi carrera como joyero, ese trozo de cera me ofreció la posibilidad de finalmente poder crear las piezas que siempre quise llevar y que simplemente no existían todavía.
Además, estudié bellas artes y siempre he sido un enamorado del diseño, así que la joyería es mi puente entre ambas disciplinas, mis piezas en sí, son un diálogo entre escultura y moda.
¿Cómo ha sido el proceso de evolución y creación desde que empezaste tu dedicación como diseñador de joyas?
Empezó como una práctica para mí mismo, nació del deseo de llevar piezas que nadie estaba haciendo, y se desarrolló en una marca y a día de hoy es mi profesión.
Yo creo, que además de una evolución técnica evidente, es un proyecto que ha madurado muy rápido. Piensa que la marca nace hace poco más de tres años y sin ninguna pretensión de convertirse en lo que es a día de hoy. Yo decido empezar este proyecto debido a la demanda que estaban creando las propias piezas, la gente me veía con ellas puestas y conectaban a tal nivel que ellos también querían llevarlas. Lo más notable en la evolución del proyecto, y de lo que más me enorgullezco es de la cohesión narrativa que tienen las colecciones, no trabajamos por temporadas, ni pensando en género o edad, creo piezas que cuentan una historia y que transmiten un mensaje, y el que conecta con ellas a un nivel que trasciende lo visual es el que las acaba portando.
Defines esta colección como una carta de amor al flamenco, ¿en qué te ha influido esta expresión artística a la hora de crear esta colección? ¿Y en el ámbito personal?
El flamenco me encuentra hace aproximadamente cinco años y desde entonces se convirtió en una obsesión. El flamenco es una de las artes más democráticas que conozco, fuente inagotable de inspiración, es una vieja tradición en continuo proceso evolutivo y un arte que trasciende los contextos socioculturales y personales de todo aquel que lo vive.
Llevaba mucho tiempo queriéndome expresar a través del flamenco, y esta ha sido mi forma de conseguirlo sin ser intérprete, he podido comunicarme a través de su lenguaje, desde el mío, que es el metal.
Además, mediante el proceso de creación de esta colección he podido revisitar mi identidad cultural como español, revisitando nuestro imaginario, iconografía y lenguaje, que como persona que se ha interesado mucho más por las culturas lejanas que por la suya propia ha sido toda una experiencia.
¿Qué motivos o iconos principales crees que definen mejor tu cuarta colección?
La colección se presenta como un tríptico, que homenajea a la santísima trinidad del arte flamenco, baile, cante y toque. En esta ocasión, presentamos la primera parte, la referente al baile. He elegido la mariposa como metáfora y motivo protagonista que nos habla del vuelo de la falda de una bailaora, de la delicadeza de sus brazos y de la fragilidad de las respiraciones y quejíos mediante los cuales se comunican los artistas.
Además, cada una de estas mariposas lleva el nombre de un icono del baile flamenco, como Pastora Imperio, Antonio Gades, Carmen Amaya, La Singla, La Chunga o Mario Maya.
A la hora de crear esta colección, aparte de empaparme de música, desde los cantes más puros, Caracol, Niña de los Peines, Marchena y un largo etcétera, hasta Lole y Manuel, Morente o Camarón. He evitado el fijarme demasiado en referentes del campo de la joyería, es más, la única pieza que es un guiño directo a la joyería del flamenco es mi reinterpretación del tradicional zarcillo de coral, sustituyendo el lazo por una mariposa y la gota de coral por una enorme de vidrio.
Me ha interesado mucho la visión de aquellos artistas que han visitado el flamenco desde otros puntos de vista como Carlos Saura con sus películas, Ruven Afanador con sus rompedoras fotografías o Federico García Lorca.
De tus primeras joyas destacan los “Icarus fingertips” o dedos de Ícaro ¿en esta nueva colección, cuál identificarías como la “pieza estrella”?
Es un tema muy subjetivo, ya que cada quien conecta con una pieza diferente, pero mis favoritas son el conjunto “Duquelas” que es el que da nombre a la colección y que combina zarza de espinas con mariposas. Primero porque revisita un motivo que ya estaba presente en mi anterior colección que son las espinas, en este caso, hice una fundición directa de una rama de buganvilla que encontré en mi taller. Pero lo que más me gusta de la pieza es el diálogo que se establece entre la dureza de las púas y la fragilidad de las alas de mariposa, para mi representa el flamenco, que es como expresión artística una respuesta bella a unas circunstancias socioculturales complicadas.
Para cerrar, podrías contarnos, ¿cómo has podido posicionarte de una forma tan rápida en un mundo tan cambiante? ¿Cuáles fueron los pilares esenciales para llegar a este punto en tu carrera profesional?
Yo creo que el tener un lenguaje visual único y reconocible es algo de lo que puedo presumir, no conozco a nadie que estuviese haciendo lo que yo en el panorama de la joyería actual y al ser piezas tan imponentes e impactantes visualmente encontraron su sitio con relativa facilidad. Además, trabajo desde la verdad y desde la necesidad de expresarme y no desde el ego, cuento historias a través de mis piezas.
Puedes continuar descubriendo su trabajo en @alexsobronjewellery