Ficción, ensayo y poesía, a veces de forma pura y otras como mezcla de todos ellos. Esta selección reúne libros editados en 2025 que piensan el cuerpo, el deseo, la memoria y la escritura desde distintos registros. Algunos son novedades recientes, otros regresan en nuevas ediciones o traducciones, pero todos dialogan con el presente y con las preguntas que atraviesan nuestro tiempo.
Visiones
Hilda Doolittle (1886–1961), conocida como H.D., escribió gran parte de su obra desde la intersección entre experiencia personal, pensamiento simbólico y vida intelectual, situándose en el centro del imaginismo y del modernismo anglosajón, pero abriendo también un espacio propio donde conviven espiritualidad, psicoanálisis y experiencia simbólica. En Visiones (BAMBA), escribe desde la relación personal y literaria que mantuvo durante años con Ezra Pound, a quien conoció en su juventud y con quien compartió los inicios de su trayectoria. El libro parte de una visita a Pound durante su internamiento psiquiátrico y se convierte en una reflexión sobria sobre el vínculo que los unió, el peso del pasado, la responsabilidad y el daño, entendiendo la escritura como una forma de mirar de frente esa historia compartida sin simplificarla ni clausurarla.

Cuentos atados a la pata de un lobo
La violencia que atraviesa la escritura de Angélica Liddell también se instala en Cuentos atados a la pata de un lobo (Malas Tierras Editorial, 2025), un libro que avanza por situaciones límite donde lo extremo es la misma vida cotidiana. La familia, en sus relatos, ya no funciona como refugio: la maternidad, la infancia, la paternidad y la filiación aparecen marcadas por el abandono, la fragilidad y la dificultad de cuidar. Madres que no protegen, padres ausentes o incapaces, hijas que crecen en medio de silencios densos. Cuentos atados a la pata de un lobo propone una literatura que mira lo incómodo, lo que agrede, y empuja a mirar lo real sin filtros.

Escribir como si ya hubieras muerto
¿Cómo se escribe cuando el cuerpo está agotado y el tiempo nunca es suficiente? ¿Qué significa sostener una práctica intelectual mientras la vida reclama atención constante? En Escribir como si ya hubieras muerto (La Uña Rota, 2025), Kate Zambreno se acerca a la escritura desde una experiencia cotidiana hecha de saturación, atención constante e interrupciones. El libro rompe con la forma clásica del ensayo y se construye como un cuaderno de trabajo donde pensar, leer y vivir ocurren al mismo tiempo, sin separar lo íntimo de lo público. La escritura aparece también como un gesto político atento a la precariedad, a la gestión del tiempo y a las condiciones materiales que hacen posible, o difícil, escribir, pensar y sostener una voz propia.

Fallo del cistema
«Hay que salir de los despachos del género». En Fallo del cistema. Ensayos sobre la negritud y lo cisgénero (Cielo Santo, 2025), Marquis Bey piensa el régimen cisgénero desde el pensamiento negro radical para mostrar el género como una tecnología de poder que condiciona los cuerpos, las vidas y también lo que somos capaces de imaginar. El fallo no se entiende como algo que deba corregirse, sino como una grieta productiva desde la que pensar y desear-contra lo que se nos ha dicho que es posible. Frente a un orden cis, blanco y normativo que marca quién puede ser y de qué manera, Bey entiende el deseo como una fuerza política, una capacidad que las vidas racializadas y disidentes han tenido que aprender a activar para poder imaginar otros modos de existencia. El ensayo vuelve una y otra vez sobre una idea sencilla y contundente: no somos solo lo que dicen que somos, y en ese margen se abre la posibilidad de otros futuros.

La risa de la medusa

Pan Piedra
“tu boca dice agujero negro / y yo pienso que de ahí también broto”, escribe Laura Andrea Garzón en Pan piedra (Líbero Editorial, 2025), un poemario nacido desde una grieta luminosa, donde la materia poética se funde con el cuerpo y la cosmología. El título condensa esa tensión entre lo que se deshace y lo que resiste. Su poesía nace de ese encuentro: el lenguaje como materia que sostiene y desgasta. En sus páginas, la memoria familiar se despliega como un tejido de gestos cotidianos y silencios heredados. “Todo se oculta antes de ser revelado”, escribe Garzón, y esa intuición guía una búsqueda donde la cocina de la abuela, la voz de la madre y la ausencia del padre componen un mismo paisaje emocional. Entre panes que fermentan y palabras que se retienen, la hija ensaya una forma de nombrar lo que duele y, al hacerlo, encuentra su propia voz.

La razón en la sombra
«Nada hay que iluminar, las pasiones aguardan como fieras mantenidas a raya en la sombra por la fría luz, aguardan sin atreverse, obscura fiereza animal, al fin, a abalanzarse al espacio circular que les está destinado». En La razón en la sombra (Siruela, 2025), María Zambrano (1904-1991) reflexiona sobre cómo la razón moderna, heredera del racionalismo y del paradigma científico, ha iluminado el mundo, dejando en la oscuridad amplias zonas de la experiencia humana. La vida, el sufrimiento, el sueño, lo sagrado, el delirio o la experiencia mística se sitúan en un territorio ajeno a una razón centrada en lo demostrable, lo lógico y lo transparente. Frente a esa forma de pensar, Zambrano propone una razón más abierta, capaz de acercarse a lo que no se deja explicar del todo y de aceptar la penumbra como parte del pensamiento.

Incensurable
«¿Y Lolita? ¿Qué pasó con su deseo? ¿Quién lo negó o lo forzó a desaparecer? ¿Cómo se nos usurpó su lectura?» Incensurable (Lumen), de Luna Miguel, aborda la censura, el deseo y la lectura desde una forma híbrida entre la ficción y el ensayo. El libro imagina un futuro cercano en el que Lolita, la novela de Nabokov, ha sido borrada de bibliotecas y programas educativos y sitúa una conferencia performativa en el centro del relato para pensar el canon masculino, el consentimiento y la lectura como acto corporal y político. Como explicó la autora en una entrevista con #VEINDIGITAL: «no sabemos lo que siente y piensa Lolita, todo son especulaciones sobre si verdaderamente está enamorada o no, sobre si llegó a gustarle ese hombre o no, sobre si solo era curiosidad».

El mal de las mujeres
¿Y si la locura de las mujeres nunca ha sido una enfermedad, sino una forma de resistencia? En El mal de las mujeres: locura y feminidad en la cultura inglesa (1830-1980) (Barlin), publicado originalmente en 1985, Elaine Showalter reconstruye cómo la cultura inglesa transformó el desbordamiento emocional, la rebeldía y el deseo femenino en síntomas clínicos. De los manicomios victorianos a las poetas del siglo XX, el libro traza una genealogía del control sobre los cuerpos y las mentes de las mujeres: cómo se patologizó el deseo femenino y se silenció la disidencia bajo el diagnóstico de “loca”. Showalter despliega un archivo admirable de novelas, diarios y escritos íntimos de autoras como Charlotte Brontë, Sylvia Plath o Doris Lessing, junto con la historia de las terapias y los hospitales, para demostrar que la “locura femenina” no es un accidente biológico, sino una construcción sociocultural ligada al género.
La obra no sólo ilumina el pasado, sino que provoca una reflexión sobre el presente: ¿hasta qué punto los cuerpos, las disidencias, las depresiones o los trastornos mentales femeninos siguen inscritos en modelos de vigilancia y normatividad? ¿Cómo resuena hoy la figura de la “loca del desván”, aquella que Sandra M. Gilbert y Susan Gubar convirtieron en símbolo de la mujer escritora reprimida, en una cultura que aún exige —como advirtió Virginia Woolf— matar al “ángel del hogar” para poder escribir y pensar libremente?

Me dibujaron así
¿Es la feminidad una herramienta del patriarcado para controlarnos? Noemí López Trujillo rastrea en esa pregunta el origen del desprecio hacia lo femenino y revela su potencial como gesto político y forma de resistencia. “La idea de que la feminidad y el feminismo son incompatibles, la defienden los sectores más ultraconservadores y misóginos”: una declaración que atraviesa el libro como un manifiesto y que cuestiona la falsa dicotomía entre lo natural y lo artificial. En Me dibujaron así. Por qué el mundo odia la feminidad (Planeta, 2024), la periodista y escritora, autora también de El vientre vacío (Capitán Swing, 2019), desmonta los prejuicios que pesan sobre lo femenino y la forma en que la sociedad ha aprendido a despreciarlo. Desde la infancia hasta la vida adulta, analiza cómo los gestos, los adornos o el deseo de belleza se han asociado con la superficialidad, la fragilidad o la sumisión. En su libro, lo performativo, lo estético y lo excesivo dejan de ser espacios de vergüenza para convertirse en territorios de libertad, porque -como escribe- “en el reverso de la disciplina que alecciona sobre qué mujeres no debemos ser están también aquellas que podemos encarnar”.

Amarilla
En Amarilla (La bella Varsovia), Marta Sanz convierte el color en una forma de mirar el cuerpo y el tiempo. El amarillo aparece como luz áspera, como aviso, como superficie que no suaviza la experiencia sino que la expone. El poemario avanza entre la vida cotidiana, la enfermedad, el deseo y la memoria con una escritura directa, irónica a ratos, siempre atenta a lo físico. La escritura se apoya en la experiencia corporal y en lo cotidiano, sin recurrir a idealizaciones. Amarilla nombra la fragilidad y mira de frente aquello que suele quedar fuera del poema.
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La abundancia del deseo
«El deseo va muchas veces por el camino fácil. Pero para realmente llegar a satisfacer otras profundidades dentro de ti, a veces necesitas masticar cosas más difíciles, porque también el sabor amargo tiene algo muy interesante detrás», afirma Erika Lust en La abundancia del deseo (Continta me tienes, 2025), libro en el que la directora de cine adulto conversa con la escritora Sara Torres sobre el deseo como algo que se aprende, se desplaza y se transforma, lejos de la comodidad, la norma o la identidad fija. La conversación se mueve hacia una idea de deseo que crece cuando se multiplica. Cuantas más miradas lo atraviesan, más formas encuentra. Como dice Sara Torres: «Se necesitan muchas visibilidades para que el deseo encauce en nuevas formas y se desapegue de las formas ideológicas con las que nos han educado».

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