¿Qué futuro espera a las mujeres en Afganistán?

27 / 08 / 2021
POR África Poveda

Tras la toma de poder de los talibanes, las mujeres y niñas afganas experimentan las primeras medidas regidas por la ley islámica que desencadenará en un régimen de terror. 

Foto de Steve McCurry

Afganistán vuelve a su peor pesadilla con un futuro bajo el mando de los talibanes. El pánico por la llegada de este grupo ha desatado el caos en el país, especialmente en la capital, Kabul. El pueblo está huyendo por miedo a quedar bajo el control del islamismo extremista. Dos semanas les ha bastado para hacerse con el poder desde que en abril se iniciara la retirada de las tropas estadounidenses porque, según dijo el presidente de los EE.UU., Biden, su misión era «derrotar a Al Qaeda» y no «instaurar una democracia» en el país. Después de los ataques del 11-S, el entonces presidente George W. Bush se había comprometido a terminar con esa lacra. Veinte años más tarde, el ejército estadounidense concluyó su salida del territorio. Ahora, los talibanes han visto el camino despejado y lo que iba a ser un avance lento, ha acabado siendo una situación arrolladora.

Pero, ¿quiénes son los talibanes y qué va a suponer su poder en Afganistán? Esta facción política de extrema derecha que defiende la ley sharia surgió a principios de los 90 tras la retirada de las tropas de la Unión Soviética de Afganistán. Desde ese momento fueron ampliando rápidamente su influencia hasta lograr el control del 90% de Afganistán en 1998. Siempre actúan de acuerdo con la ley islámica a través de sus tradiciones milenarias siendo las mujeres y los niños, usados como armas de guerra, las principales víctimas de sus acciones. Para ellos, la venganza, el honor y la hospitalidad son su mayor activo.

Las mujeres son las primeras en estar en la diana: los talibanes impondrán una serie de prohibiciones para ellas. Si se oponen, podría suponer incluso la lapidación. El peligro que corren las mujeres bajo el mando talibán ha despertado el miedo a perder los avances en igualdad: muchas mujeres han intentado huir, pero muchas otras han decidido salir a enfrentar a quienes pretenden coartar su vida. Aunque los líderes talibanes han prometido a los medios internacionales que no quieren que el colectivo femenino sea una víctima durante su mandato, sobre el terreno se está desarrollando una realidad más siniestra. A continuación, algunos puntos sobre cómo puede ser la vida de las mujeres y las niñas bajo el régimen de los talibanes. 

¿Podrán las mujeres seguir estudiando?

Suhail Shaheen, portavoz de los talibanes, confirmó el lunes que, bajo su gobierno, las niñas siempre tendrán la libertad de poder estudiar. «Las escuelas estarán abiertas y las niñas y las mujeres, irán a las escuelas, como maestras, como estudiantes», dijo. Pero los testimonios de las mujeres sobre el terreno pintan una imagen diferente. De hecho, ya había una profunda desconfianza hacia los militantes que causaron tanta miseria durante su tiempo en el poder, de 1996 a 2001, pues prohibieron a las mujeres jóvenes asistir a la escuela.

Lo que es cierto es que la educación se ha generalizado mucho más en las últimas dos décadas. Algunos expertos han puesto en duda si los talibanes impondrían una prohibición nacional a la educación de las niñas, como hicieron en la década de 1990.

Según Torunn Wimpelmann, etnógrafo político que se centra en la política de género y la reforma legal en Afganistán, podrían haber dos escenarios: que los talibanes anuncien el cierre de todas las universidades hasta que consigan profesoras, cuyo resultado sería una especie de exclusión hacia las mujeres de la educación superior. O bien que los talibanes no permitan el acceso de las niñas a la educación mediante multas a las familias por dejar salir a sus hijas. “Es otra forma en que podrían imponer su versión sin ser necesariamente violentos”, explicó el experto. 

¿Y trabajar?

Las mujeres ya tenían prohibido trabajar durante el primer mandato talibán. Después de que los militantes islamistas fueron expulsados, las mujeres fueron libres de ir a la universidad y trabajar. Hasta ahora, Afganistán contaba con un Ministerio de Asuntos de las Mujeres. A principios de 2021, el 27% de los escaños del Parlamento de la nación estaban ocupados por ellas. Sin embargo, la representación en altos cargos sigue siendo escasa y de difícil acceso: solo ocupan el 4,1% de los puestos directivos. 

Mientras los talibanes y el gobierno afgano respaldado por Estados Unidos mantuvieron conversaciones de paz durante el año pasado, algunas mujeres trabajadoras murieron en una ola de ataques, incluido el asesinato de tres mujeres periodistas en marzo. Ahora, los talibanes toman el control del país y a muchas mujeres con trabajado les preocupa ser castigadas o incluso asesinadas en represalia.

A nivel nacional, los talibanes han confirmado que las mujeres pueden trabajar siempre y cuando lo hagan dentro de un marco islámico. Sin embargo, la realidad apunta a otra dirección. Su ideología no permite que hombres y mujeres estén solos juntos, algo que de una manera u otra excluirá a las mujeres de muchos puestos. 

¿Hasta qué punto tienen las mujeres libertad a la hora de vestir? 

En los últimos años, las mujeres afganas han podido salir con un pañuelo en la cabeza y el pelo al aire, especialmente en las ciudades. Sin embargo, mientras los talibanes reinaron, las mujeres sufrieron penas inhumanas por violar las llamadas reglas de la modestia: fueron azotadas o lapidadas por mostrar centímetros de piel debajo de su burka

Todavía no está claro cómo de extremas serán las restricciones en torno a la vestimenta de las mujeres. Los talibanes han prometido que las mujeres pueden hacer ciertas cosas si están cubiertas con el yihab. Lo que no han dejado claro es si con “yihab” se refieren al burka de cuerpo entero o si habrá algo de libertad en cuanto a este tipo de prendas.

Además, en medio de la devastadora situación, se está experimentando un incremento de las ventas de burkas. Muchos hombres afganos están asustados y han salido a la calle a comprar burkas para sus esposas, hijas y otras mujeres cercanas a ellos. De ahora en adelante sienten que es la única forma de que estén a salvo en las calles.

¿Saldrán afectadas las reporteras de televisión?

Pese a la incertidumbre que se cierne, las periodistas afganas no arrojan la toalla y continúan informando tanto desde los estudios de televisión como desde las calles sumidas en el caos del país de Oriente Medio. Las mujeres periodistas pueden ejercer su profesión siempre que cumplan con las reglas establecidas. Sus apariciones en televisión deberán ser en todo momento con el yihab y nunca deberán interactuar con hombres fuera de su familia, ni siquiera entrevistarlos. Esta prohibición restringiría severamente su capacidad para hacer el trabajo de manera efectiva. 

Después de la toma de poder de los talibanes, muchas de ellas recibieron llamadas amenazantes de los talibanes, algo que siguió aumentando en los últimos días. Por este motivo, algunas reporteras como Clarissa Ward, la corresponsal de la CNN en Afganistán, ha decidido ceñirse a las normas establecidas copando múltiples titulares en los últimos días por aparecer en pantalla cubierta con un “chador”. Justamente en medio de esta realidad, la periodista publicó un reportaje en el que intentaba mostrar lo que se estaba viviendo en el país, cuando se encontró con un grupo de talibanes que, además de exigirle que se cubriera su rostro, atacaron a su equipo de trabajo.

¿Qué pasará con la libertad de movimiento?

Anteriormente, en el gobierno talibán, las mujeres tenían prohibido viajar o incluso salir sin un acompañante masculino. De nuevo, algunos informes de militantes impiden que las mujeres salgan de su casa sin un miembro masculino de la familia. Incluso si los talibanes no terminan imponiendo esta política, existen muchas otras formas para restringir el movimiento de mujeres. 

Es muy probable que este tipo de enjuiciamientos vuelvan a aumentar masivamente, algo que llegaría a tener un gran impacto en la capacidad de las mujeres para escapar del abuso. De esta forma, las mujeres podrían ser arrestadas por estar solas con un hombre fuera de su círculo familiar en un coche, un restaurante, o incluso en una casa privada, y menos aún, viajando por su propia cuenta.

¿Volverán a obligar a las mujeres y niñas a contraer matrimonio?

Existen informes de militantes que confirman que se han llevado a las niñas de sus familias, muchas de ellas adolescentes, con el fin de contraer un matrimonio forzado o por violación. Estos incidentes ocurrieron durante las recientes tomas de Badakshan y Kandahar por parte de los talibanes.

No está claro de dónde vienen las órdenes. Una posibilidad de que esté ocurriendo puede ser por otros elementos de los talibanes que no están necesariamente conectados con el liderazgo. 

¿Qué será de las activistas que luchan por su libertad?

“Los talibanes han empezado a ir casa por casa buscando a las mujeres activistas», asegura Humira Saqib, la conocida periodista y defensora de los derechos de la mujer. Están acosando y amenazando con regularidad a las mujeres en las zonas que controlan. 

Por ahora, algunas prefieren no aventurarse fuera de casa y si lo hacen, adoptan una vestimenta más conservadora. Incluso temen que tendrán que aparcar su pasión por la música, el deporte, o incluso sus estudios y trabajos. Mientras tanto, otras han decidido ponerse el traje de guerra y salir a las calles a luchar por sus derechos.

Pashtana Durrani, la activista afgana por la educación de las niñas, no planea rendirse ante las posibles prohibiciones del nuevo régimen y ha señalado tener una alternativa para cada una de esas limitaciones. «Si limitan el currículo, subiré más libros a una biblioteca online. Si limitan Internet, enviaré libros a las casas. Si limitan profesores, haré una escuela subterránea», ha afirmado. 

Otra de las mujeres que han demostrado no estar dispuestas a abandonar sus libertades es la renombrada directora de cine afgana Sahraa Karimi, la única afgana con doctorado en cine. Karimi ha publicado varios vídeos en las redes sociales ofreciendo declaraciones sobre la situación actual en Afganistán, solicitando ayuda a la comunidad internacional. No obstante, la cineasta ha mostrado también su valentía al explicar que no abandonará su país hasta el último momento.

Todas aquellas mujeres afganas que han vivido los últimos 20 años con mayor libertad, que han podido estudiar, trabajar y tomar algunas decisiones propias, de nuevo, la historia de sus vidas se para. No pueden imaginar adónde van porque el terrible presente no les deja proyectar su futuro.

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