¿Qué hay de nuevo? Bajando el volumen: estilo y esencia

14 / 04 / 2023

¿Qué hay de nuevo? La columna semanal de Estel Vilaseca, los viernes en VEIN 

Imagen de un proceso artesanal de Hermès

“Al ruido, silencio. A la masificación, originalidad. A los grandes titulares, sutilezas. Desde la discreción, un grupo de firmas independientes repartidas por todo el mundo perfila una nueva forma de consumir y vivir el lujo. Pequeños oasis de serenidad en los que sus productos invitan a reconectar con lo esencial. Comparten una estética austera, limpia, pegada a lo terrenal. Prendas sin logos y con voluntad de perdurar. Despojadas de artificios, buscan un buen corte, tejidos de primerísima calidad, acabados artesanales. Frente a la gratificación instantánea, en ellas se perfila la promesa de lo eterno”. Regreso a menudo a este texto que escribí en 2016 en mi primer artículo para El País, dedicado al lujo silencioso. No puedo negar que, personalmente, es un fenómeno que me interesa, porque en muchas ocasiones, me da una brizna de esperanza ante la cacofonía de información que recibimos a diario y ante ese “lujo a todo trapo” del que os hablaba hace poco.

Ya entonces se atisbaba cómo empezaba a crecer ese espacio propio en el que hace décadas puso la primera piedra Hermès, y en el que han ido ganando fuerza durante la última década firmas tradicionales como Brunello Cucinelli, y otras más contemporáneas como Lemaire o The Row. La estrategia disonante, sólida y coherente de firma nicho creada por las hermanas Olsen está dando sus frutos. Durante las semanas de la moda, en medio del frenesí de presentaciones y el quien da más, sus desfiles de salón, en silencio, sin prisas, con una difusión muy controlada ofrecen un momento que marca la diferencia. Piezas austeras pero muy bien hechas y de tejidos ultra-lujosos vestidas por mujeres sin florituras pero llenas de dignidad y autenticidad. El fenómeno es tal que páginas cómo Showstudio han dedicado hasta mesas redondas a analizarlo:

 

 

Este principio de año ha venido marcado por el boom del “Lujo silencioso”. “If You Pay Attention to One Trend This Season, Make It “Quiet Luxury”, escribían Laura Jackson y Joy Montgomery en la biblia de la moda. El equipo de The Business of Fashion lleva tiempo también dándole vueltas al tema desde varios ángulos. Si a finales de marzo lanzaban el titular: “No es solo “Succession”: porqué últimamente el lujo silencioso está en todas partes”, pocos días después reflexionaban: “¿Están las marcas de lujo sobreexpuestas?”. Bartolomeo Rongone, CEO de Bottega Veneta desde 2019, y pieza clave en el resurgir de esta marca que dejó Instagram en 2021, arrojaba en WWD hace pocos meses un interesante titular: “Bottega Veneta” prioriza el “valor por encima del volumen”, mientras explicaba su particular hoja de ruta: “En una sociedad que estimula a los clientes a consumir cada vez más y más, nosotros queremos emprender un camino diferente y enfocarnos en un crecimiento responsable. Queremos que nuestros productos se mantengan en uso más tiempo, reduciendo la necesidad de reemplazo”, al mismo tiempo que añadía: “Consideramos que el lujo de verdad está conectado con el concepto de tiempo”.

 

 

La voluntad de frenar la velocidad de las tendencias y la búsqueda de propuestas más atemporales no es algo nuevo. Ya en los años setenta Yves Saint Laurent mostraba su resistencia a la dictadura de la línea: “Esta colección es toda discreción, sencillez y refinamiento. No tengo que preocuparme de la novedad, del estilo, de la línea, de un look, ni de la opinión de la prensa” dijo sobre su colección primavera-verano de 1972. Laurent, de hecho, creía que la prenda más perfecta es la más sencilla: “Para mí, la vanguardia es clasicismo”, dijo en una ocasión. El diseñador disfrutaba reinterpretando piezas utilitarias y creando prototipos básicos a los que añadía ligeras variaciones. Su principal objetivo fue que las mujeres construyeran su propio estilo alrededor de estas piezas y que no tuvieran que cambiar de guardarropa constantemente. Es lo que Saint Laurent llamó las “formas permanentes”.

 

Retrato de Miguel Milá

En el fantástico libro “Lo esencial” de Miguel Milá, padre de la ubicua lampara portátil Cestita, el diseñador medita en los primeros capítulos sobre la belleza, la función y la moda. Si Saint Laurent decía que “la moda pasa, el estilo permanece”, el diseñador parafrasea a Jean Cocteau: “la moda es aquello que pasa de moda” y a Alvar Aalto, que sentenció que “cuando una cosa no es útil, el tiempo la vuelve fea”. Milá, entre muchas de las deliciosas reflexiones que comparte, expresa la importancia de no correr: “Sin calma, uno no ve. Pasa de largo por la vida y se salta las ideas” (…) “Ver las cosas requiere tiempo”. Ah…el tiempo, que bien preciado ¿verdad? Ahora que parece que se nos escapa todo el rato, disfrutarlo y recuperarlo se está convirtiendo en el verdadero lujo.