¿Qué hay de nuevo? La columna de Estel Vilaseca para VEIN
Chloé
La buena acogida de la primera colección de Chemena Kamali como nueva directora creativa de Chloé, ha sido importante para las mujeres diseñadoras. Más si la superponemos a la decepción que ha causado el debut de Sean McGirr para Alexander McQueen, cuyo nombramiento tras la marcha de Sarah Burton ya causó gran controversia. El fichaje de McGirr seguía un patrón muy claro: hombre, blanco, menos de cuarenta años y experiencia previa al lado de creativos que están dando forma al estilo del momento: JWAnderson, Raf Simons o Phoebe Philo. Chemena, mujer, madre y con más de cuarenta años, tenía ya una larga relación con la marca que la ha acogido de nuevo. Trabajó en ella bajo el mando de Phoebe Philo primero y Claire Waight Keller después. En su primera entrevista, Kamali explica lo importante que ha sido para ella crecer como diseñadora al lado de estas mujeres creativas que vivían la moda en primera persona: “Se hacía lo que ellas querían llevar, así de fácil. Ellas mismas se ajustaban la ropa, se preguntaban intuitivamente cómo les sentaba y qué actitud querían expresar: esa era la fórmula mágica. Me atraía mucho esa especie de conexión entre mujeres, por diseñar cosas que fueran cómodas de llevar, sin complicar demasiado las cosas. Nada estaba conceptualizado ni intelectualizado. (…) Todo estaba muy apegado a la realidad”.
Sobre de Philo, Kamali recalca en esa misma entrevista de Mark Holgate: “podías identificarte con la mujer que proponía. No era una fantasía lejana: creías conocerla, querías parecerte a ella, querías ser ella”. Al mismo tiempo que pone en valor a la fundadora Gaby Aghion: “fue una pionera, la primera en hacer prêt-à-porter, pero eso nunca se le ha reconocido como es debido (…) una de las pocas mujeres que tuvo el valor de emprender un negocio de moda en aquella época. En París estaban todos los hombres famosos, los couturiers, y la silueta era muy diferente, muy esculpida y estructurada. Ella fue quien dijo: “¿Sabes qué? Quiero dar cierta ligereza y libertad a la ropa para que podáis trabajar con ella, para que podáis vivir la vida con ella, porque tenéis muchas cosas que hacer (…)”. Regresar a esa ligereza, lo que Kamali llama douceur, en un contexto político-social agrio, ha sido su principal propósito. El resultado ha causado el efecto esperado. Ante un panorama polarizado entre el lujo silencioso y propuestas más intelectualizadas o de metamoda, Chloé sale por la tangente con una propuesta que reinterpreta en clave actual el espíritu bohemio y libre que dio impulso a la casa, gracias también a la etapa de Karl Lagerfeld en la firma durante los años setenta.
La francesa Marine Serre puso también a las mujeres y la creatividad en el centro del discurso de su nueva presentación, una de las mejores hasta la fecha: “un desfile – al menos para este turista – que pareció más fiel al París “real” que ningún otro desfile en el calendario” escribía el cronista Luke Leitch. Con un casting muy interesante y piezas que recuperaban el espíritu fundacional de su marca cuando ganó el premio LVMH con su segunda colección “Radical Call of Love”, Serre reflexionaba entre bambalinas: “Ser una mujer que diseña para mujeres – no es algo muy habitual hoy en día. Sólo quiero estar al servicio de las mujeres para diseñarles una colección que sea para el día a día pero también elegante”. Días antes de que Chemena y Marine presentaran su trabajo para la próxima temporada, Hillary Taymour, diseñadora de Collina Strada mostraba una colección que navegaba en conceptos similares: ”Esta colección habla de ser una mujer fuerte y del potente poder femenino que navega en el caos en el que ahora mismo está inmerso el mundo” y continuaba: “Es el momento de redefinir esta visión nueva de la feminidad en algo más cercano a la cotidianeidad, algo más dulce y refinado”.
Las presentaciones de la temporada otoño-invierno 2024-2025 se cerraron con el desfile de Miu Miu, marca que nació como la hermana pequeña de Prada y que en los últimos años ha ganado un gran impulso, en parte gracias a la gestión de su CEO, Benedetta Petruzzo. Estamos hablando de un crecimiento de un 58% el último año. Los buenos resultados de la firma han tenido que ver con captar nuevos públicos sin perder las clientas más fieles, una diversificación que quedó representada en el casting más heterogéneo e intergeneracional que se recuerda de Miu Miu. Junto a Kristen Scott Thomas o Ángela Molina, desfiló también la entrañable doctora Qin Huilan, una clienta de 70 años absolutamente enamorada de las creaciones de Miuccia Prada. En esta ocasión, la diseñadora también habló de las mujeres y del acto de vestir presentando un “vocabulario de prendas, de la niñez a la edad adulta”. Miuccia reivindica lo “girlish” para todas las edades como un lenguaje que expresa rebeldía, libertad e individualidad: “Todo el mundo puede elegir ser una niña o una señora. Cada mañana, decido si seré una chica de 15 años o una mujer al borde de la muerte”.

For me, turning 70 is a new beginning.
Sincronías conceptuales, coincidiendo con el fin de las semanas de la moda se clausuraba en el MET la exposición “Women Dressing Women”, una muestra que desde diferentes perspectivas ha querido poner en valor el papel de las mujeres en la industria de la moda, las visibles, las invisibles y las que nunca aparecen en los créditos pero sacan a delante el trabajo. En relación a si el género determina una forma de entender la moda, su curadora Melissa Huber respondía en una entrevista: “Personalmente, no creo que el género influya necesariamente en la forma de abordar el diseño – pero sí que creo que lo hacen las experiencias que se han vivido (…)”. Esta próxima temporada las mujeres diseñan en grandes casas han querido reivindicar sus visiones y su papel en la industria. No parece una casualidad sino más bien una necesidad.