¿Cómo frenar la huella ecológica que deja tu ropa?

08 / 06 / 2018
POR Beatriz Hernández

El camino para que la industria textil deje de ser la segunda más contaminante del planeta comienza por conocer bien las fibras y materiales que hay en tu armario.

 

Foto: thegoodtrade.com

 
Pestizidas, herbicidas, productos tóxicos y un exceso de agua, son los ingredientes básicos para confeccionar una prenda de ropa en el actual sector de la moda. El fast fashion tiene mucho que ver en este proceso de confección tan perjudicial para el medio ambiente, y aunque sigue posicionándose como una industria en auge, el consumidor encauza cada vez más sus exigencias hacia un modelo textil comprometido y respetuoso. Por eso el perfil del comprador informado toma cada vez más fuerza y numerosas campañas respaldan estos cambios hacía una producción ética de la ropa que consumimos. Una de ellas fue #quienhizomiropa de Fashion Revolution, una plataforma que anima al consumidor a preguntarse, descubrir y actuar para frenar la huella ecológica y social que su ropa deja en el planeta.

Este impacto comienza en los procesos de fabricación de las telas que vestimos. Teñidas con tintes químicos no solo son perjudiciales para el entorno si no que también afectan de forma negativa a los trabajadores que las confeccionan. Entre las fibras más contaminantes, el algodón se posiciona como la que más pesticidas utiliza en su cultivo, además de la gran cantidad de agua que requiere para su crecimiento. No es de extrañar que los productores de algodón hayan desarrollado diferentes enfermedades relacionadas directamente con su exposición a los productos químicos de las cosechas. El poliéster tampoco se queda atrás en el ranking de fibras más contaminantes del sector textil, ya que en su mayoría está constituido por plástico que al ser lavado desprende microfibras que fácilmente pueden pasar a través de los sistemas de filtración de agua. Además de estas dos telas, otras fibras sintéticas dejan su huella medioambiental expulsando óxido nitroso en su proceso productivo, una sustancia aún más dañina que el dióxido de carbono. Pero la cadena de contaminación no acaba aquí, ya que la ropa sigue suponiendo una amenaza para el entorno nada más salir de la fábrica. Esto es debido al gran número de kilómetros que las prendas recorren para llegar a nuestras tiendas, contribuyendo de esta manera a las expulsiones de CO2 a la atmósfera.

Por lo que partiendo de este relato tóxico con el que arranca la vida de la mayoría de prendas de nuestro armario, las posibles soluciones comienzan por conocer el tipo de tela del que la ropa está hecha. Vestir fibras ecológicas como el algodón orgánico, el cáñamo y el bambú puede solventar este problema. Pero también hay acciones cotidianas que puedes realizar para no contribuir a la producción de residuos textiles, que superan los 24 kilogramos por persona y año solo en España. Una de las máximas consiste en aplicar las tres R del reciclaje en tu forma de vestir. Recicla ropa que ya no uses o dónala en vez de deshacerte de ella. Reutiliza prendas, customizándolas o dándoles una nueva vida para crear elementos decorativos. Y por último, pero no menos importante, reduce tu consumo de ropa en tiendas que contribuyan al crecimiento del impacto medioambiental y social. Sabemos que es difícil en muchas ocasiones desvincularse de marcas que llevas consumiendo durante muchos años, sin embargo las opciones de firmas ecológicas y con un filosofía productiva responsable cada vez son más. Otra máxima a seguir para sumarte a la lucha contra la moda contaminante, es comprar prendas de segunda mano. Con esta acción cumples varios tips: el de disminuir los residuos que se generan al crear nuevas piezas, y además no solo ayudas al medio ambiente, si no también a tu bolsillo. En este tipo de tiendas hay verdaderas gangas de marcas reconocidas que no encontrarás tan rebajadas en ningún sitio. Hay variedad y verdaderas joyas, por lo que no dejes de echarle un ojo a la infinidad de espacios físicos y on-line de segunda mano. Como ves, estos gestos diarios pueden evitar que te contamines de la dinámica de usar y tirar. Porque la clave del cambio comienza en tu armario.