El país que más se mueve a favor de la igualdad ha dado un paso clave: independientemente del sexo, etnia o religión, los empleados (en especial las mujeres) tendrán el salario que se merecen.
Otra larga lucha que ha dado sus frutos es la de la equidad salarial en Islandia. Este se acaba de convertir en el primer país que, coincidiendo con el día de la Mujer, impuso una ley que obligará a las empresas – privadas y públicas de más de 25 empleados- a tener que probar la igualdad salarial, demostrando que no hay distinciones por ser mujer ni por otro factor.
No sorprende que les llegue primero a las mujeres islandesas. Estas siempre han encabezado las protestas feministas, desde el famoso 24 de octubre de 1975, cuando el 90% de mujeres hicieron huelga, o como han seguido intentando cada año en el Kvennafri, día libre de las mujeres: día en que abandonan antes sus trabajos y recortan su jornada lo mismo que la (ahora ya sí anterior) brecha salarial, un 14%.
Este fue también el primer Estado de Europa gobernado por una mujer. Su reforma -rompiendo el hielo al convertirse en la primera- esperamos que no sea la única, y luchemos para que sea pronto una realidad en otras partes del mundo.
