Mar Sáez. Retratos de identidad y desarraigo

21 / 02 / 2020
POR Paula de Aguirre

La historia de amor entre dos mujeres –una trans y otra cis–, retratadas por la fotógrafa, protagoniza el cartel de la última edición de Zinegoak. 

El día que Vera besó por primera vez a Victoria le confesó que era transexual. No cambió nada”. Así comienza el fotolibro “Vera y Victoria” que la murciana Mar Sáez publicó hace 3 años con la editorial francesa André Frère Éditions. Ahora, una de sus imágenes se convierte en icono LGTBI+ con motivo del cartel de la 17ª edición de Zinegoak, el festival internacional de cine y artes escénicas gaylesbitrans, que tendrá lugar en Bilbao del 24 de febrero al 8 de marzo. En ella aparecen las dos mujeres desnudas abrazándose en expresión de alegría. Una imagen optimista que el certamen ha escogido para reflejar la diversidad sexual y que constituye un motivo suficiente para ahondar en el trabajo de esta fascinante autora. Hablamos con ella sobre este y otros proyectos.

La obra de Mar Sáez rompe la barrera del objetivo y se introduce en las vidas de los personajes retratados como ya hicieran los artistas Nan Goldin o Larry Clark, característica que la ha llevado a exponer en varios países y a ganar el Premio LUX en dos ocasiones. “Vera y Victoria” se postula como uno de sus proyectos más intensos, ya que acompañó a la pareja en sus cuatro años de relación, asistiendo a todas las etapas hasta su separación definitiva.En un principio iba a ser un trabajo centrado en la transexualidad, pero al final me di cuenta de que se trataba de un elemento más. Lo importante era la historia de amor”, nos cuenta la fotógrafa.

En paralelo a su amistad con las protagonistas, Mar conoció a Gabriel, amigo de Vera, al que también ha dedicado un fotolibro titulado con su nombre. La historia de este joven trans iba a estar ligada a la de las dos chicas. Sin embargo, pronto se ganó el derecho a contar con su propio spin-offMientras Vera había completado su transición, Gabriel estaba empezando. El resultado es un diario del cambio, los miedos, la aceptación y, finalmente, del empoderamiento. “Para mi estas personas han sido modelos de valentía. No se han escondido, aunque han necesitado tiempo para asimilar y entender el proceso que estaban viviendo”, declara la autora.

En este contexto, resulta difícil no abordar el tema del pin parental y del discurso político basado en la intolerancia: “No quiero ser catastrofista y pensar que algo así puede llegar a generalizarse. […] Al revés, cada vez hay una mayor reacción frente a este tipo de cuestiones porque no queremos dar pasos hacia atrás en cuestión de derechos.”

Pero no todo gira en torno a relaciones de pareja o identidad de género en el trabajo de Mar. En su obra más reciente destaca la serie “A los que viajan”, crónica visual de los trayectos recurrentes entre Murcia y Madrid a lo largo de dos años en que compartió vehículo (y conversaciones) con otros pasajeros. Sin dejar atrás esa intimidad que la caracteriza, el proyecto se erige como un relato del desarraigo. “En 4 horas y en un espacio tan pequeño como un coche compartes experiencias con personas desconocidas […] Te das cuenta de que hay muchos motivos de viaje comunes, sentimientos de soledad y de no sentirse ligado a ningún lugar” cuenta Mar al recordar un periodo itinerante de su vida. No obstante, esta especie de nomadismo viene siendo habitual en el recorrido profesional de la autora.

El año pasado viajó con su cámara a Hong Kong para captar la realidad de los jóvenes manifestantes que reivindican sus libertades en la antigua colonia británica. Bajo el título “2047” –año en que se producirá la total absorción del territorio por parte de China–, esta serie, aún en construcción, explora los motivos de lucha entre unos activistas que mantienen un férreo compromiso con el movimiento pro independencia. “Me llama la atención que gente tan joven y que aún no había nacido cuando se produjo la devolución de soberanía se eche a las calles todos los fines de semana”, expone la fotógrafa.

Ya se trate de lucha democrática, transexualidad, itinerancia o amor incondicional, un elemento parece vertebrar el trabajo de Mar Sáez: la búsqueda de la propia identidad en un mundo que no siempre nos lo pone fácil.