A propósito del estreno de ‘La chica del brazalete’ repasamos algunas de las películas francesas que mejor reflejan la hermandad entre mujeres y cuestionan paradigmas que el heteropatriarcado ha dado por sentado.
Fotograma de ‘Girlhood’
No sería justo reducir a un solo adjetivo el cine hecho en una nacionalidad. Pero cuando pensamos en el cine francés, además de sus estupendas comedias, quizás nos venga a la mente un cine social, comprometido con sus personajes más desfavorecidos y puntero a la hora de poner el dedo en la llaga.
En este sentido, la directora Agnès Varda, gran abanderada del feminismo en el cine galo y bebedora en gran medida de la Nouvelle Vague, situaba en el centro de sus relatos a mujeres complejas y realistas, con preocupaciones muy conectadas a su tiempo. Su película Una canta, la otra no podría considerarse como uno de los mayores precedentes en cuestiones de sororidad y comunidad de apoyo femenino, tratando temas como el aborto, la identidad y la liberación de la mujer.
El pasado viernes se estrenó en cines La chica del brazalete, de Stéphane Demoustier, y aunque esté dirigida por un hombre y el relato camine por la vía más cercana al thriller judicial, entre el misterio de su guion afloran algunos personajes que tratan de vencer los estigmas de las relaciones afectivo-sexuales de las adolescentes, acompañados de un aparatoso sistema decidido a declarar culpables. Repasamos algunas de las últimas películas francesas que heredan una pizca de ese ímpetu propio de la Varda por doblegar lo establecido y reivindicar que, por fin, las mujeres no están solas.
‘La chica del brazalete’
La canción ‘Merichane’ de la cantante española Zahara, se ha popularizado por criticar la manera en la que la sociedad patriarcal ha señalado de mil maneras a las mujeres, negándoles cualquier indicio de satisfacción y transmitiéndoles así un inmenso sentimiento de culpa del que resulta muy complicado desprenderse.
Aun a falta de una mayor perspectiva de tiempo, algo similar le sucede a la joven Lise – una enigmática y soberbia Melissa Guers –, protagonista bajo la atenta mirada de todo el mundo en ‘La chica del brazalete’(Stéphane Demoustier, 2019). La tranquilidad de su familia de clase media-alta se ve interrumpida cuando la policía llama a la chica de 16 años a declarar en el juzgado a causa del presunto homicidio de su mejor amiga Flora. Ella, que es la última persona que estuvo con la víctima, es la principal sospechosa y la diana a donde van a parar todos los dardos del procedimiento judicial. Pero algo indica que la relación entre Lise y Flora era más complicada de lo que parecía.
Curiosamente, es la abogada de la parte acusadora la más joven del estrado y la que somete a Lise a toda clase de interrogatorios incriminatorios. Pero en una secuencia maravillosa, Lise encuentra una aliada inesperada en su propia abogada, interpretada por Annie Mercier, una mujer mayor que parece intuir mucho mejor que nadie las mecánicas de la juventud actual. La mujer hace un llamamiento a todos los presentes para no dejarse llevar por prejuicios obsoletos sobre la sexualidad y la incomprensibilidad hacia la forma en la que los jóvenes de hoy en día desarrollan sus lazos afectivos. Además de ser un atrapante rompecabezas familiar y judicial, la película se despliega como un acertado diálogo intergeneracional sobre el amor, el sexo y la libertad individual.
‘Girlhood’
Siempre en el límite entre el vandalismo y la pavonería, esta bande de filles está dispuesta a vivir al límite antes de tomar la decisión de ser quienes quieren ser. Mientras tanto, su entorno más machista – tanto el más infantil como el más adulto – se encarga de vigilar cada paso que las chicas dan en sus relaciones sexuales. Ni siquiera Marieme está a salvo de amenazas en su propio hogar, motivo por el que concibe su independencia lejos de su familia. Por suerte, cuenta con sus amigas para pasar una última noche de risas y recuerdos antes de embarcarse en la dura y solitaria vida por la supervivencia.
‘Kandisha’
Si al ‘Girlhood’ de Sciamma le sumásemos elementos terroríficos y fantásticos – como si el machismo no diese suficiente miedo ya de por sí – probablemente obtendríamos una obra muy parecida a la historia de fantasmas que se recrea en esta película (Alexandre Bustillo, Julien Maury, 2020). En ella, tres jóvenes amigas grafiteras invocan a Kandisha, fantasma vengativo con los hombres, con orígenes en las leyendas marroquíes.
Exhibida durante la pasada edición del Festival de Sitges, el público aplaudía los momentos más gore filmados por Bustillo y Maury, aunque la cinta en su totalidad no recogiese los mismos elogios que su opera prima sobre la maternidad, ‘Al interior’ (2007). Fuese como fuese, la cinta recoge la furia del movimiento MeToo para transformarla en un entretenimiento donde brillan los punzantes diálogos entre las amigas y donde, realmente, el trío protagonista podrían haber acabado por sí solas con todo lo que se les pusiera por delante.
‘Las invisibles’
‘Las invisibles’ (Louis-Julien Petit, 2019), adaptación del libro ‘Sur la Route des Invisibles. Femmes Dans La Rue’ de Claire Lajeunie, cuenta con intérpretes no-profesionales que habían conocido la calle, así como de un tono cómico y luminoso pese a la crudeza de su temática. Además del compañerismo entre intérpretes que rezuma en la pantalla, la película reivindica la tremenda labor de las trabajadoras y voluntarias sociales por dignificar aquellas figuras que sufren a diario la violencia de las miradas en las calles.
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