Jack Rooke, creador de la serie ‘Big Boys’: “Muchos hombres gays deberían intentar tener más amigos hombres hetero”

09 / 06 / 2025
POR Alberto Richart

El guionista de la ficción más tierna y divertida de Filmin ha presentado su tercera temporada, que expande el particular universo familiar de Jack y Danny, dos colegas destinados a descubrir qué es eso de hacerse mayores.

Primer día de universidad. Dos chicos se conocen y, lejos del interés romántico, tienen una de las relaciones más hermosas que se puedan presenciar en la televisión contemporánea. Así comenzaba la primera temporada de Big Boys, la discreta serie británica sobre la fraternidad entre un chico a punto de salir del armario (Dylan Llewellyn, en el papel de Jack), y un heterosexual criado con padres ausentes (Jon Pointing, o Danny en la ficción). Un año después de que la plataforma Filmin estrenase sus dos primeras temporadas, ha llegado el tercer y último capítulo de la saga estudiantil, creada por Jack Rooke partiendo de sus propias vivencias en la década de 2010.

En un breve encuentro en Barcelona, el guionista de la serie ha presentado este último viaje semi-biográfico, en el que sigue explorando los vínculos humanos que definen a una sociedad tan diferente entre sí, sin perder de vista la ternura que ha ido definiendo a cada uno de sus personajes, así como la comicidad de sus aventuras. Y es que si por algo se define la producción original de Channel 4, es por ser capaz de hacer reír y llorar en sus escasos veinte minutos por episodio. Rooke explica cómo se las ingenia para seguir encandilando a un público plural, diverso y dispuesto a reencontrarse consigo mismo.

Big Boys ha tenido una aceptación masiva, más allá de Reino Unido. ¿Por qué terminarla en la tercera temporada?

Dije a Channel 4 desde el principio que solo sería una historia de tres temporadas. Porque, en primer lugar, la universidad en el Reino Unido siempre dura tres años. Y en segundo lugar, porque todos nos estamos haciendo demasiado mayores para seguir hablando de la universidad. Jon Pointing, que interpreta a Danny, tiene casi 40 años. Y se notaba que ya no quería interpretar a un estudiante universitario por mucho más tiempo.

En la primera temporada explorabas la identidad, en la segunda ahondaste en los conceptos de amistad y familia entre los personajes. ¿Qué podemos esperar de esta tercera?

Creo que es una especie de aventura final. Es realmente divertida y tonta en algunos momentos. Pero también intenta mostrar la evolución de los personajes. En particular, el personaje de Danny y cómo culmina todo lo relacionado con su masculinidad y su salud mental. Termina con él tratando de considerar realmente cuál será su futuro. 

Los dos últimos episodios son como una conclusión en dos partes, que en el Reino Unido han funcionado muy bien. Big Boys es una serie muy pequeña, una producción independiente para una emisora pública, Channel 4, con el más ajustado de los presupuestos. Y creo que en los dos últimos episodios hicimos algo realmente ambicioso y a gran escala, que ha dado sus frutos.

Estoy muy emocionado por ver qué opina el público de Filmin. Más que en cualquier otro país, de España recibo muchísimos mensajes encantadores. Más que en Estados Unidos, más que en Australia. Los fans españoles de la serie comprenden muy bien que la amistad entre un chico gay y un chico heterosexual es algo completamente normal y que debía mostrarse en televisión. Pero también entienden los conflictos sobre la masculinidad que tiene la serie, el duelo, la pérdida, y cómo todo eso se entrelaza. 

El duelo y la salud mental están muy presentes en la obra. ¿Fue muy complicado intrincarlo con la comedia?

Big Boys surgió originalmente de tres espectáculos de monólogos del Festival Fringe de Edimburgo que yo había creado, y que eran también espectáculos con toques teatrales. Me acostumbré bastante a escribir cosas que mezclaban el pathos, el drama, los elementos tristes, con momentos divertidos, cómicos y absurdos. Creo que es simplemente un reflejo de la vida real. A menudo se junta lo increíblemente triste junto a lo increíblemente divertido. Yo mismo he pasado por cosas que me han hecho estar triste y he encontrado motivos para reírme. 

¿Fue una especie de terapia para ti hacer la serie?

Sí, creo que sí. Es muy bonito hacer algo muy personal, pero el rodaje es muy colaborativo. El director, Jim Archer, y yo somos muy buenos amigos. Fue muy divertido trabajar con él y conocer su perspectiva sobre algunos elementos de la historia. Y con el reparto somos como una pequeña familia. Creo que fue terapéutico porque pude contar una historia que era importante para mí, pero también porque trabajé con toda esa gente brillante y creamos algo de una forma muy divertida y especial.

Y ahora que ha terminado la producción, ¿sientes un vacío?

Sobre todo siento alivio, porque me ocupó muchísimo tiempo. Y como es una serie independiente, en una emisora independiente, los presupuestos eran tan pequeños que tienes que limitar tu ambición como guionista. Y a veces ciertas historias no necesitan grandes presupuestos, pero creo que en el futuro tengo ganas de escribir cosas que puedan ser un poco más grandes en escala.

Espero que la próxima vez tengas más presupuesto, aunque no es algo en lo que recaigas al ver la serie.

Eso se debe en gran parte a Jim Archer. Como es director de cine independiente, realmente no ha dirigido mucha televisión. Así que es muy bueno diciendo: “esto es lo que tenemos, ¿cómo lo hacemos lo más artístico posible?”

¿Le conocías de antes?

No, nos conocimos en Big Boys. Se presentó a la entrevista y desparramó su bebida por todas partes. Y pensé: “Parece el tipo adecuado”. Creo que, en muchos sentidos, Jack y Danny están ligeramente inspirados en mi relación con Jim. Porque él es heterosexual y muy divertido. Es quizá menos fanfarrón, no sé cómo decirlo, menos “machito” que Danny. Pero es una dinámica muy bonita para crear Big Boys.

Hay mucha comedia física en la serie, especialmente en las primeras experiencias sexuales del personaje de Jack. ¿Fueron así de traumatizantes las tuyas?

Es una mezcla, realmente. A veces son historias que conozco de amigos míos. O directamente cosas que yo mismo he vivido, como lo de beberse el popper en la primera temporada. Nunca bebas popper. Era joven e ingenuo. Pero sí, es una combinación. Olisa [Odele], que interpreta a Yemi, es un viejo amigo mío, que me animó mucho a ser valiente y honesto sobre las experiencias de ser un joven gay. Y cuando yo tenía 18 fue justo cuando Grindr empezó a despegar. Así que siento que soy de la primera generación de esa cultura de las apps para ligar. Fue divertido escribir sobre ello. Y tratar de asegurarme de que se sintiera lo más auténtico posible y divertido. Realmente quería que no estuviera arraigado en la vergüenza ni en la culpa sexual, sino en la exploración, la torpeza y el aprendizaje, en realidad.

¿Es la comedia, para ti, la mejor herramienta para expresar tu propio mundo?

Creo que sí. Me encanta escribir chistes. Acabo de terminar de trabajar en una sala de guionistas para una comedia de HBO. Y fue interesante porque solo quería escribir chistes todo el día. Mi cerebro piensa de forma cómica, así que incluso cuando pasa algo muy oscuro o muy triste, mi mente puede convertirlo y encontrarle algo de luz. Creo que eso lo saqué de mi madre, que es muy graciosa. Tiene lo que llamamos en el Reino Unido “gallows humour” [humor negro]. Y creo que eso también es un rasgo muy español. 

Hablas de tu familia y no puedo evitar pensar en los personajes de Peggy y Sharon.  Son mis favoritas. En la temporada 3 están brillantes. El primer episodio transcurre en Grecia, de vacaciones. Y son muy graciosas. Son auténticas británicas en el extranjero, lo cual no siempre es algo bueno.

El relato de la muerte del padre de Jack está basada en tu historia personal. ¿Te resultó difícil escribir sobre ello?

No creo que fuera difícil, porque ya había escrito sobre ello. Mi primer monólogo en el Fringe de Edimburgo fue hace diez años, así que ya estaba acostumbrado. Diría que fue bastante catártico. Traté de asegurarme de que cuando se menciona a mi padre, sea en el momento adecuado, o que tenga relevancia para el personaje de Jack. Al final de la primera temporada, Jack sale del armario con su madre. Pero nada de esa salida tiene que ver con la vergüenza, el miedo o el estigma. Todo se debe a que no puede contárselo a su padre, así que todo está ligado al duelo y a la idea de cómo reconstruirte tras una pérdida. Trato de que cada historia vuelva a ese punto.

No es habitual ver un tipo de amistad tan especial como la de Jack y Danny en la ficción, y quizás tampoco en la vida real. ¿Piensas también que es algo único?

No es muy común en el Reino Unido. Pero siempre pienso que el hecho de que no sea muy frecuente no significa que no ocurra todo el tiempo, o que no exista. Nunca quiero escribir algo donde los grupos de personas estén divididos, siempre pienso en reunir a todo el mundo. Además, eso también da más juego para la comedia. Creo que muchos hombres gays deberían intentar tener más amigos hombres hetero, porque creo que son mucho más emocionales y sensibles de lo que la cultura suele hacerles parecer. Yo quería que Danny representara eso. Es un aliado, pero aun así comete errores. Quiere ligar con chicas, y no siempre acierta. Pero en el fondo, no se inmuta por la orientación sexual de alguien. Y creo que hay muchos más hombres como él de los que hemos visto en televisión hasta ahora.