Desde diferentes organizaciones se hace un llamamiento a los gobiernos para que reconozcan lo esenciales que son estos productos y den soluciones para las mujeres que no pueden acceder a ellos.
Imagen de @periodmovement
Los productos de higiene femenina son una necesidad básica para cualquier mujer que menstrúe. Aún así, la pobreza menstrual – la lucha a la que se enfrentan muchas mujeres y niñas al intentar adquirir dichos materiales, esto no solo incluye compresas y tampones, sino también calmantes y otros enseres – afecta cada vez a más mujeres. En Estados Unidos, por ejemplo, este problema afecta a una de cada cinco mujeres con bajos ingresos. Por ello un gran número de investigadores, organizaciones y pequeños comercios aseguran que es una crisis sanitaria global a la que la mayoría de los gobiernos están fallando en dar respuesta.
A la pobreza menstrual se une la conocida como tasa tampón, una tasa que clasifica este tipo de productos como bienes de lujo, si es cierto que no se da en todos los países, sí en algunos de los que consideramos más desarrollados como Estados Unidos, Reino Unido o incluso España. Aunque muchos de estos están tomando medidas para acabar con estas tasas o al menos reducirlas por ejemplo, Escocia o algunos estados de Estados Unidos, lo cierto es que aun hay muchas mujeres que no pueden acceder a estos productos debido a su alto precio.
Ahora el problema se ve agravado por la pandemia “la gente necesita productos para el período más que antes porque en las tiendas se están agotando las existencias” cuenta Nadya Okamoto, fundadora de Period, una organización sin animo de lucro por jóvenes, que lucha para terminar con la pobreza y el estigma de la menstruación a nivel mundial a través del servicio, la educación y el apoyo. Esta organización ya ha enviado más de dos millones de productos sanitarios a los cuarenta países en los que trabaja.
Muchos países que habían comenzado a repartir productos de higiene femenina han parado este servicio debido a la suspensión de las clases y esto ha afectado a muchas niñas y jóvenes. Por ejemplo, en Reino Unido investigaciones llevadas a cabo por Plan International UK, una organización benéfica para niños, señalan que durante el confinamiento un 30% de las niñas han tenido problemas para pagar o acceder a productos para la menstruación, mientras que el 54% ha utilizado papel higiénico como alternativa a los productos para el período.
Recientemente, se han juntado el aumento de la pobreza menstrual y el Día Mundial de la Higiene Menstrual, celebrado el 28 de mayo, un día dedicado a la defensa global de periodos seguros para todas las mujeres. Las organizaciones han querido aprovechar la ocasión para hacer un llamamiento a los gobiernos para que reconozcan lo esenciales que son estos productos de higiene. Uno de los primeros pasos que quieren dar en esa dirección es quitar el nombre de higiene, para que pase a llamarse Día Mundial de la Salud Menstrual, puesto que el período no debe ser visto como algo sucio.
Ahora que las necesidades esenciales es uno de los temas más comentados “¿Qué es el trabajo esencial? ¿Cuáles son las necesidades esenciales? ¿Qué son los productos esenciales? Creo que, con la idea de supervivencia y cuales son nuestras necesidades más básicas, (los productos para el período) son algo que se ha destacado realmente, una conversación que llevamos teniendo en nuestra fundación desde hace cinco años” comenta la fundadora de Period. Y es que parece que al final se está dando visibilidad al hecho de que los productos para la menstruación son una necesidad básica a la que debe tener acceso toda mujer.
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