Por qué tu compra muere en la nevera.

23 / 02 / 2018
POR Kike Adela

Hacer la compra puede dar pereza, pero hay algo peor que cargar con las bolsas hasta tu casa, abrir la nevera y ver que la lechuga bio-dinámica del «farmer’s market» se ha puesto pocha.

Guardar correctamente la compra afecta directamente a la durabilidad de los alimentos, algo importantísimo para evitar desperdiciar comida y dinero, además de poder disfrutar de productos con más sabor y perfecta textura. Dónde y cómo coloques frutas y verduras afecta también al valor nutricional de los mismos, pero hoy traemos un par de consejos para no echar a perder ese aguacate que pasa de verde a pasado en 0 coma.

Vía Antoine Bridlier

 

1. COMPRAR MÁS Y MENOS
Lo sé, no tenemos tiempo para estar haciendo una compra por comida ingerida, pero llenar el carro como para alimentar a un regimiento si vives solo, prácticamente asegura que algo se vaya a echar a perder, así que hay que comprar más veces y menos cantidad.
No, no es solo cuestión de que hayáis entrado con hambre al supermercado, podéis echarle la culpa al marketing. Técnicas como el 2×1 o el aún más catastrófico 3×2, sobretodo en productos frescos, son los que propician el food waste, ya que incitan a que se compre mucho más de lo que puedas consumir, con la promesa de un ahorro que muchas veces acaba en la basura.

2. SED QUISQUILLOSOS
Elegid bien que productos compráis, por muy bien que los organizéis, no hay fruta o verdura pocha que se salve milagrosamente al pisar la nevera. Una sola cebolla estropeada puede arruinar la malla de 5 kg que has subido a pata hasta tu ático. Un pequeño golpes o corte, suele propiciar el deterioro, así que intenta comprar a granel seleccionando qué pones en la cesta.

Vía @stephen.lyne

 

3. NO TODO VA A LA NEVERA
Sí, el frío le sienta bien a muchos productos, pero no todos los alimentos deben refrigerarse. Es por ejemplo el caso de las almidonadas patatas, que se encuentran a gusto entre 7º y 11º. Además de la baja temperatura, la humedad del frigorífico puede estropear los alimentos; cebollas y ajos son enemigas del agua, así como de la luz que podría convertirlos en palmera.

El genérico «lugar fresco, seco y a resguardo de la luz solar» es la localización perfecta para mantener a salvo estos 3 básicos.

4. LA LEY DE LA GRAVEDAD
Aunque parezca mentira, la gravedad influye en las verduras. Alimentos como puerros o espárragos duran más tiempo frescos y crujientes en posición vertical, tal y como crecen, con la base sumergida en 1 o 2 dedos de agua.

Vía @andresurdiales

 

5. RAÍCES TODOTERRENO
Los tubérculos y raíces como zanahorias, remolacha o nabo, suelen mantenerse con buena presencia durante bastante tiempo, incluso fuera de la nevera. Pero el frío ayuda, así como evitar lavarlas o manosearlas demás: Quítales las hojas para evitar que estas extraigan la humedad de la raíz, ¡pero no las eches a la basura! Añade los brotes de la zanahoria sobre una crema o aliña los de la remolacha para una ensalada con sabor terroso.

6. FRESC@ COMO UNA LECHUGA
A pesar del dicho, nuestras verdes amigas tienen fama de echarse a perder. Tras un ataque de buena intención y llenar el carro de hojitas verdes no apetece descubrir un cogollo pocho en el cagón de la nevera. ¿Cómo evitarlo?
No todas son iguales: Acelgas, coles e incluso espinacas en manojo son bastante más resistentes que cualquier lechuga. En general retira cualquier elemento del packaging que las comprima, no las laves y guárdalas en una bolsa sin cerrar para que “respiren”.
Las hierbas más duras como romero o tomillo son sorpendentemente resistentes comparadas al delicado cilantro o perejil, pero enrollar los manojos en un paño ligeramente húmedo, en una bolsa de plástico, ayudará a conservarlas como recién recolectadas.

Vía @louisecehofski

 

7. EVITA LOS PROCESADOS
En tu boca y en tu nevera hay que evitar productos procesados. Además de perder ropiedades, sabor y frescura, la fruta y verdura pelada y cortada, siempre durará menos que un alimento intacto. Si alguien sabe sobre conservación es la naturaleza, así que cuanto más puro y menos manoseado esté un producto, más podréis mantenerlo fresco y perfecto para su consumo.

8. NO TODO ESTÁ PERDIDO
Nunca todo está perdido, tampoco en el caso de frutas y verduras estropeadas. Antes de que se te eche a perder toda una pieza, limpia y trocea tus alimentos para congelarlos y disfrutarlos más adelante. Fresas al borde de la caducidad son ideales para añadir a un smoothie, así como para una mermelada, helados o conservas. Cualquier opción es buena para que la comida acabe en tu boca y no en la basura.

Vía @gabbois

 

#VeinFood