#cuéntameunmito: Crono En Los Tiempos del Multitasking

13 / 06 / 2018
POR Gonzalo Edo

A veces no lo encuentras, otras, se echa encima y, otras, literalmente, vuela. Se dice de él que es oro y que todo lo cura, que no espera a nadie y que es mejor que esté de nuestra parte. Que es un maestro que arregla las cosas y que, aprovecharlo o perderlo, depende de cada uno.

 

 

Hoy por hoy hay un millón de expresiones para referirnos al tiempo. Lo tenemos limitado desde que nacemos, y podemos hacer cosas muy diferentes a partir de las decisiones que tomamos cada día. ¿Qué hubiera pasado si hubiese estudiado otra cosa, si no hubiera conocido a esa persona, si me hubiese mudado a otro país…? Nunca podré saberlo, porque lo que ya ha pasado es algo irrepetible.

La historia de Crono nos enseña que el paso del tiempo lo devora todo a su paso. El mito cuenta cómo el dios del tiempo fue engullendo a todos sus descendientes a medida que iban naciendo, para evitar así que se cumpliera la profecía de ser destronado por uno de sus hijos. Sin embargo, Zeus, su hijo más pequeño y el padre de los dioses y los hombres, fue escondido por su madre para evitar que esto ocurriera y, finalmente, consiguió hacer que el tiempo vomitase lo que había tragado sin control, logrando así recuperar el pasado.
 

Saturno devorando a su hijo, Goya, 1819

 
Hoy día nos referimos al tiempo como algo que se pierde, cuando la realidad es que se gasta en una cosa o en otra. Si hoy he dedicado un rato a escribir esto no he ido al gimnasio, y si hubiera ido al gimnasio no habría escrito esto.  Mi día ha sido el que ha sido y ya no volverá. Pero es que aprovechar el tiempo no siempre tiene que ser hacer el mayor número de cosas lo más rápidamente posible, como estamos acostumbrados en esta sociedad tan multitasking. También está bien tener esos días de no hacer nada, el dolce far niente de los italianos.  De vez en cuando, aunque a muchos nos cueste, hay que reponer fuerzas, dormir, reflexionar, ser conscientes de lo que hacemos y por qué… Todo eso no es perder el tiempo, es descansar y también soñar.
 

 
Aún así, también es cierto que debemos observar cómo lo gastamos. La esclavitud con Netflix, las redes sociales, los vlogs de Conan Gray o los tutoriales de tortillas pueden alejarnos de nosotros mismos, consiguiendo que vivamos un poco más dormidos. ¿Cuántas veces miramos el móvil al día sin ningún motivo? Sería interesante apuntarlo en un papel y al acabar la jornada coger la lista y reflexionar un poco.
 

 
Del mismo modo es frecuente querer comprimir las actividades lo más posible y hacerlo todo rápido, para ‘aprovechar’ ese tiempo. Como esos viajes tan planeados que son auténticas carreras contra reloj en los que queremos ver tantas cosas y acabamos por ver poco.  El “Ya que estamos en Huesca vamos también a Navarrete, que es el pueblo de Paquita y no está muy lejos”, y así habremos visto poco de Huesca, y además no habremos estado en Navarrete, ni con Paquita. Tratemos de dedicar a cada cosa lo que se merece, disfrutando más de lo que hacemos al día.

Si has llegado hasta aquí, hoy has dedicado un ratito a leer esto y es un tiempo que, aunque yo te lo agradezca mucho, siento decirte que no volverá.  Espero que no lo consideres como perdido; aunque sea ya irrecuperable.
 

La persistencia de la memoria, Dalí, 1931