Estertor, según la RAE es la “respiración anhelosa, generalmente ronca o silbante, propia de la agonía y del coma”; y según el mundo de la moda, el sustantivo con el que ha decidido designar Eñaut la novena colección que presenta en 080 Barcelona Fashion, durante el último día de esta edición. El diseñador nacido en Guipúzcoa y asentado en Barcelona nos recibe en su backstage para conocer de cerca los detalles de su marca homónima.
Descubrimos que trabaja únicamente con dos colores, al preguntar inquisitivamente nos especifica que con el que más cómodamente funciona es el negro, el cual mantiene en todas sus colecciones. Para contrastar siempre añade otro tono, que elige en función de la temática que tratará ese año a través de sus prendas, y es que no son solo desfiles, si no sucesiones de mensajes denunciando un problema que atañe la crisis climática. Esta ocasión el azul acompaña al negro por dejar en evidencia la debilitación y desgaste de la capa de ozono, de ahí el título de la colección.
El juego de color tan sencillo (como encontramos en Lemachet) cede protagonismo al patronaje, ingenioso y sublime. Destacan gabardinas y americanas con unos cortes diferentes y relleno introducido en algunas espaldas, rodeado de costuras para imitar los agujeros de la capa. En lugar de botones en los puños como en la mayoría de prendas, encontramos el nombre de la marca conformado por letras transparentes impresas en 3D, al igual que los botones que las cierran. Las oquedades de la capa gaseosa las ubicamos también como cortes con bordes circulares en multitud de prendas, e incluso como manchas grisáceas/plateadas en las más básicas.
A causa de la demora que había con los tiempos ese día, los modelos acabaron llegando caóticamente al backstage. De pronto, el compartimento se vio inundado de personas que se movían enérgicamente. Y se convirtió en una amalgama de idiomas en la que escuchamos euskera, catalán, español, inglés y francés, habiendo que adivinar quién se estaba dirigiendo a quién y en qué idioma. Toda una fiesta en la que los chicos o esperaban a ser sentados para que les coloquen unas máscaras, tal vez intentaban averiguar cómo se ponían los pendientes, o divertidos con las máscaras se detenían delante del espejo para hacerse una foto. Uno de ellos, en medio del backstage, apaciblemente cedía sus manos al equipo de la firma y estas ya no parecían suyas, sino de las varias personas que intentaban encontrar una solución a que le venían muy grandes los anillos.
Una vez en el line-up, el conjunto que conformaba esa dualidad cromática de las prendas decoradas con los anillos y pendientes que se asemejaban a rocas, y las máscaras que hacían que la voz del portador difiriese, la sensación era la de encontrarse ante unos astronautas del futuro preparándose para alunizar, o simplemente gentes que viven en la Tierra del mañana, en la que no se puede respirar…
Fotografías de Ionela Bona para VEIN DIGITAL