Escuela Kikirikí o cómo aprender jugando

09 / 04 / 2018
POR Belén Rubiales

Un innovador espacio en el centro de Madrid, donde premia la libertad, la expresión de las emociones y se respetan los ritmos naturales de desarrollo.

 

 
Vive como piensas o acabarás pensando como vives. Con esta cita de Mahatma Gandhi se nos presentan los tres principios fundamentales sobre los que se asienta Escuela Kikirikí: pensar, vivir, y apostar por un método pedagógico activo. Sus creadores defienden que los niños ante todo son personas, que necesitan jugar libremente y que, además, tienen una curiosidad y motivación innatas para el aprendizaje.
 

 
Esta atípica escuelita – para bebés de 1 a 3 años – sigue, por tanto, corrientes pedagógicas muy concretas, respaldadas por estudios neurocientíficos también, considerando la libertad como el fin supremo que justifica todos los medios; y cuya metodología, por tanto, respetará, tanto física como psicológicamente, los ritmos naturales de desarrollo, sin forzarlos.
 

 
Madres satisfechas dedican entradas de blogs y comentarios positivos en Facebook a esta guardería, afirmando que dejan muy tranquilas allí a sus hijos, y que éstos ya no son víctimas de berrinches interminables al inicio de la jornada. Además, desde Kirkirikí se ofrece hacer de las fiestas de cumpleaños algo diferente y divertido, y se organizan campamentos y talleres; algunos enfocados a la participación también de los padres.
 

 
Situada a escasos metros de la Plaza de Oriente, es el espacio ideal para acercarnos a esa utopía – quizás ya no tan utópica – donde, según cuentan, los más pequeños aprenderán en un clima permisivo pero con límites claros, donde premia la expresión de emociones y se crece con una buena autoestima, sentando las bases de la competencia social y cívica, bajo la supervisión de profesionales.