Girly Girls: «A partir de los 30 tus ovarios le interesan a todo el mundo»

01 / 07 / 2019
POR Daniela Calderón

Cristina Valbuena y Cristina Alonso nos presentan su primer libro ‘Esto va de chicas’, una hilarante reflexión sobre lo que significa ser mujer hoy en día. 

Fotografía de Dora Sicart, cortesía de Girly Girls. 

 

Cuando comenzaron con su blog, Girly Girl Magazine, estas tocayas tan solo tenían la intención de compartir sus reflexiones y experiencias como chicas en un mundo,  mayoritariamente, machista. Pronto se convirtieron en un fenómeno con más de 26.000 followers que están pendientes de todos los artículos que el dúo publica.

La evolución natural de su trayectoria era traducir su lenguaje fresco y desenfadado a un código algo más reflexivo para poder publicarlo en un libro. Así nace ‘Esto va de chicas’, un libro donde el sello de identidad de sus autoras está presente en cada página. Aquí se habla de maternidad, cánones de belleza, micromachismos, femvertising… pero también se habla de películas, poliamor, o viajes porque, al fin y al cabo, ¿Qué son cosas de chicas?

Sus autoras lo tienen claro: absolutamente todas las cosas son cosas de chicas.

Para saber mejor qué temas interesan a sus autoras, cómo se enfrentan a situaciones machistas y cómo está cambiando el concepto de feminidad, en #VEINDIGITAL hablamos con las dos Cristinas.

Fotografía de Dora Sicart, cortesía de Girly Girls. 

 

Desde 2016, habéis estado compartiendo reflexiones, opiniones y artículos con vuestras seguidoras a través de Girly Girl Magazine. ¿Qué encontraremos en el libro que no hayáis mostrado aún en vuestra revista?

En el libro hemos tratado de resumir toda la esencia de GGM pero desarrollándola y profundizando más, de una manera menos efímera que en el formato blog. El blog nos permite más inmediatez y frescura, parte de esa frescura hemos querido mantenerla en la forma de escribirlo, que es como si estuviésemos arreglando el mundo de cañas con las amigas, pero en los temas hemos tenido que ir un poquito más allá, ser un pelín más teóricas y reflexivas, porque el formato así lo exigía.

¿Cómo ha sido el proceso creativo? ¿Supone una ventaja o una desventaja el hecho de co-escribirlo entre las dos?

Pues digamos que la única pega es encontrar un camino común, el debate previo hasta que llegamos a lo que queremos, pero una vez hecho eso es mucho mejor ser dos. Doble de ideas y mitad de posibilidades de cagarla (jajaja), si no lo ve la una, lo ve la otra. No tenemos mucho tiempo para juntarnos a pensar, por nuestros curros, así que el proceso creativo son unos 20000 audios de whatsapp al día mezclados con algún filtro de snapchat para quitarle hierro al nivel de estrés.

Tenéis una relación muy cercana con el mundo de la publicidad, pues una de vosotras es publicista. ¿Os parece positivo que se muestre un nuevo modelo de mujer empoderada en la comunicación comercial? ¿Se está mercantilizando el feminismo?

El caso es que hay muchos factores a tener en cuenta en ese sentido. Entre que el capitalismo te vende hasta a su abuela por un lado, y que por otro, hay más mujeres creativas en las agencias, al final el mensaje de la publicidad está cambiando. Se han dado cuenta de que no pueden hablarnos de esa manera. Luego ya está el que nosotras no podemos dejarnos colar todos los goles, hay que tener siempre una mirada crítica y ver qué hay detrás del mensaje feminista de la marca, porque de nada sirve que me vendas una camiseta de “Girls can do it” si la has fabricado en Bangladesh con niñas trabajando 14 horas al día por un salario vergonzoso.

Si nos tenemos que quedar con la parte buena, es que hay mensajes que no llegarían a determinado público si no fuese por la publicidad, y eso es un punto a favor.

Por un lado, las redes sociales parecen positivas para el movimiento feminista ya que consiguen que el mensaje llegue a más personas, pero a la vez son herramientas que perpetúan, por ejemplo, los cánones de belleza tradicionales. ¿Qué balance hacéis de estas plataformas?

Los cánones de belleza tradicionales se perpetúan desde todos los canales de comunicación, la tele, las revistas, el cine, la publicidad… mires donde mires todo son tías jóvenes, altas, delgadísimas, tonificadísimas, sin canas, sin pelos en los sobacos… Las redes sociales reproducen eso pero a la vez ha supuesto una democratización de las formas de comunicar y el contenido. A nosotras nos flipa que cada vez hay más tías diciendo: estos son mis pelos, mis estrías, esta soy yo hecha un trapo después de parir… todos esos mensajes no estaban visibilizados y es gracias a las redes que han empezado a ganar importancia. Las marcas y las revistas han ido detrás, pero vemos difícil que este mensaje hubiese calado sin las voces alzadas previamente en las redes.

El libro habla de distintos temas para llegar a distintos tipos de mujer, ¿Qué opináis respecto a que haya ciertos temas que se califiquen como “cosas de chicas”?

Nosotras hemos tratado de ser irónicas con ese tema y darle un poco la vuelta. Las cosas de chicas son todas las cosas, eso es lo que decimos siempre, que al final es lo mismo que decir que no hay cosas de chicas ni de chicos. Todas esas preferencias y gustos que nos han adjudicado por nuestro sexo no son más que roles de género que hemos creado las personas, aunque nos lo hayan tratado de colar como algo natural o innato. Si es cultural se puede cambiar, eso es la base de todo, así que manos a la obra.

‘Esto va de chicas’ también habla sobre nuevos modelos de familia que se salen de las expectativas tradicionales. En vuestra opinión, ¿Sigue existiendo cierto tabú sobre los hogares no convencionales? ¿Tenemos suficientes referentes en la cultura popular sobre estos estilos de vida?

Una de nosotras es maestra y es fácil observar un tema así en el día a día de un colegio. Las familias están cambiando ya desde hace tiempo. Hay familias monomarentales, monoparentales, de dos padres, de dos madres… la lista es muy larga pero el caso es no catalogar, sino aceptar que un grupo de personas que conviven y han formado un grupo familiar han de ser respetados como tal, hay que abrir los esquemas mentales tan rígidos que tenemos en este sentido.

Sigue existiendo mucho tabú al respecto y no hay más que ver todos los movimientos políticos de ultraderecha que están surgiendo en nuestro país, que defienden un solo modelo de familia. No solo es que quede mucho por avanzar, sino que parece que tendremos que pelear por no retroceder en este sentido. Y, por supuesto, hacen falta más referentes en la cultura, que cada vez hay más y eso mola, pero tienen que ganar visibilidad y aumentar (más más más).

Fotografía de Dora Sicart, cortesía de Girly Girls. 

 

Siendo chicas, muchas veces os habrán preguntado cuándo llegarán los niños a vuestra vida. ¿Siguen las mujeres sintiéndose presionadas para abrazar la maternidad?

Ufff, un montón de veces, a partir de los 30 tus ovarios le interesan a todo el mundo. Sigue existiendo una presión brutal al respecto y lo peor de todo es que está normalizado y asumido como algo natural. En nuestra opinión, es uno de los temas sobre los que más hay que trabajar, porque desde el momento en que aceptamos algo como innato, no pensamos que haya posibilidad de cambio o ni siquiera algo que cambiar. Muchas mujeres ya hemos roto con el rol de mujer como madre, que solo va a estar completamente realizada como mujer si vive la experiencia de la maternidad, pero aún así es difícil… y cuesta, por muchos libros que te leas, por mucho que entiendas a nivel teórico toda la pantomima que hay montada con las mujeres y la maternidad, al final a los 4 años estabas cambiando el pañal al nenuco y jugando a “cuántos niños voy a tener”, y quieras que no, desaprender eso es muy complicado. El poso es importante.

Otro de los temas que os preocupa es la moda de consumo rápido y la tentación que supone para todas. ¿Por qué es importante ser consciente de qué compramos? ¿Puede el consumidor motivar un cambio en la industria?

Nosotras estamos muy viciadas con el tema de las compras, el consumismo es una espiral que te arrastra y no te das cuenta. Es una asignatura pendiente que tenemos y en la que trabajamos cada día, a veces funciona y a veces no. Por eso queríamos hablarlo con las lectoras en el libro y para muchas de ellas es su capítulo preferido, se ven identificadas.

Desde que iniciamos GGM hemos intentando dar visibilidad a proyectos pequeños que impliquen saber a quien compras y pagar el trabajo que hay detrás. Eso nos ha llevado a empezar a dar pequeños pasos de cambio en nuestras compras. Tenemos mucho más poder del que creemos, tenemos la capacidad de decidir en manos de quien acaba nuestro dinero y eso es poder. Por eso es importante reflexionar y avanzar hacia un consumo más responsable. Las empresas irán detrás (detrás de nuestro dinero siempre, pero si eso implica un cambio a mejor, bienvenido sea)

Denunciáis continuamente los micromachismos que nos rodean en el día a día, ¿Por qué creéis que apenas se visibilizan este tipo de actitudes? ¿Qué importancia tiene combatirlas?

No se visibilizan porque están normalizadas y asumidas, hay que aprender a identificarlas o mejor dicho, desaprender, que es en lo que consiste esta historia al final. Derribar lo aprendido y volver a construir.

Combatir los micromachismos (que son micro porque no los vemos, no porque tengan menos importancia) es uno de los primeros pasos que podemos dar en la lucha feminista, porque al final son cosas del día a día, que nos pasan a todas y no callarse es muy significativo, tomar la palabra y decir “esto no lo vamos a aguantar más”, por ejemplo cuando te dicen una grosería por la calle. Pequeños pasos para cambios grandes. Suena a frase de autoayuda, pero es real.

Por último, ¿Qué mujeres os han inspirado para hablar alto y claro sobre la desigualdad de género y los estereotipos femeninos?

Podríamos acudir a grandes referentes pero lo cierto es que en nuestro entorno hemos encontrado los mejores referentes. Nuestras abuelas contándonos todo lo que tuvieron que tragar (y aún así no se callaron), nuestras madres que nos enseñaron a ser autosuficientes y no depender de ningún tío, nuestras amigas que nos abrieron los ojos cuando nosotras reproducíamos esos mismos mensajes heteropatriarcales… No hace falta irse muy lejos, estamos rodeadas de mujeres increíbles. Y luego claro, están las lecturas, hay que leer, leer, leer, debatirlo después, repensarlo, leer más… solo así se construye un buen discurso por la igualdad de género y sin perder nunca de vista que el aprendizaje es continuo y todos los días abres los ojos con algo nuevo.