Dara Scully: “Mi escritura es visual, poética y profundamente atmosférica”

29 / 07 / 2020
POR Pilar Ramón

La autora nos desvela todos los detalles sobre ‘Animal de Nieve’, su segunda novela.

 

Dara Scully es una escritora y fotógrafa, cuyo arte está plagado de sentimientos, emociones y sensaciones. Nacida en 1989 y licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca es una apasionada de la fotografía, algo que se traslada a su escritura, que ella misma describe como “visual, poética y profundamente atmosférica”.  Ahora con su segunda novela, ‘Animal de Nieve’ (Caballo de Troya, 2020) nos traslada a un lugar frío y mágico, dónde por primera, vez un hombre es contratado para dar clases en un estricto internado femenino, cambiando todo lo que hasta entonces conocen las jóvenes que en él habitan.

Y es que ‘Animal de Nieve’ trata temas como «el tránsito de la infancia a la pubertad, los instintos y los impulsos, los entornos opresivos y las intenciones ocultas, las heridas que no se ven, pero brillan bajo cierta luz…» según nos explica Dara. Hablamos con ella para conocer más a fondo su escritura, a los personajes de su libro, los lugares en los que se inspira y sus planes de futuro.

Para toda persona que aún no conozca a Dara Scully ¿cómo definirías tu escritura? 

Mi escritura es visual, poética y profundamente atmosférica. Me gusta construir a mis personajes desde la atmósfera y los paisajes, los gestos aparentemente pequeños que guardan dentro lo extraordinario. No es una escritura abierta y clara, de diálogos, sino construida por medio del silencio y lo velado.

¿De qué manera dialoga con tu fotografía?

Hay un hermanamiento entre mi escritura y mi fotografía; ambas se retroalimentan, me llevan a los mismos lugares desde miradas distintas que, sin embargo, se conectan. Cuando escribo puedo imaginar las fotografías que muestran la acción, tal vez por eso mi escritura es tan sensitiva, casi táctil, y aquello que sucede es sutil y sin embargo podemos sentir su presencia.

¿En qué forma el imaginario onírico y mágico de tus fotografías se refleja en ‘Animal de nieve’?

De nuevo, me sirvo de la atmósfera para reproducir ese imaginario que habita en mis fotografías. Cuando describo, lo hago de forma visual, y eso conecta fotografía y palabra. Además, los temas que me obsesionan en mi fotografía son los mismos que me obsesionan al escribir, especialmente en ‘Animal de Nieve’: el tránsito de la infancia a la pubertad, los instintos y los impulsos, los entornos opresivos y las intenciones ocultas, las heridas que no se ven, pero brillan bajo cierta luz… Todo eso habita en Animal de nieve.

En tu nuevo libro la acción se centra en un internado para niñas regentado por una estricta directora que por primera vez contrata a un hombre para que de clase a las niñas ¿cómo definirías a Frédéric?

Frédéric es un hombre que ha renunciado a la vida. Un hombre exhausto que se refugia en ese colegio para escapar del mundo y del fantasma cruel de su pasado. Fascina a las niñas porque lo ven como un misterio; ellas lo inventan, imaginan toda clase de vidas para este hombre que llega de repente a su universo cerrado. Sin embargo, solamente Angélica, de entre las niñas, sabrá leer de verdad al maestro.

A lo largo del libro el lago casi se convierte en un personaje más ¿Buscaste inspiración en algún lugar real a la hora de concebirlo?

Es un lago que solamente existe en la novela, y a la vez podría ser cualquier lago junto a un pueblo entre montañas, un lago en Los Alpes… La idea del lago es metafórica; aunque existe físicamente, es un reflejo de las emociones de los personajes. Cada uno de ellos se conecta con el lago de una forma distinta. Angélica lo domina, para Miss Bell es una amenaza y a Frédéric lo conecta con su pasado.

Sorprende que, aunque la enseñanza que reciben las jóvenes parece de época victoriana, la directora las anima a que no sigan los patrones de la época, y luchen por conocer el mundo y aprender ¿Qué mueve a Miss Bell?

A Miss Bell también la mueve su pasado, aunque a lo largo de la novela sepamos muy poco sobre él. Es una mujer que ha tenido que reinventarse, que ha vivido siempre sola y se ha hecho un lugar en el mundo por sí misma. Y eso es lo que quiere para sus alumnas, que puedan ser mujeres independientes, que tengan la posibilidad de elegir.

Al leer ‘Animal de Nieve’ las descripciones que haces son tan exactas que podemos trasladarnos al lugar de la acción con facilidad ¿cómo consigues crear este efecto?

Es posible que tenga que ver con la capacidad de imaginar lo que estoy describiendo. Cuando escribo lo hago de forma muy fluida, no me paro a decidir qué palabras quiero escribir, simplemente me dejo llevar y luego releo lo que he escrito para saber si funciona o no. Pero sí que es cierto que mientras escribo hay una evocación en mi cabeza de lo que estoy describiendo, y de alguna manera eso se refleja en las palabras.

¿Dónde has encontrado la inspiración para describir estos parajes tan bellos? ¿Tienen algo de la zona donde vives?

Son paisajes que me fascinan desde siempre: aislados, gélidos, entre montañas y bosques. Mucha de mi inspiración viene de estos paisajes. Mi entorno es más cálido, más campestre, aunque a veces puede transformarse en uno de esos paisajes.

Otro de los personajes principales es Angélica, quien destaca entre las demás ¿Qué la diferencia del resto de alumnas y profesoras?

Angélica es un símbolo, en cierto modo. Frente a Frédéric y Miss Bell, que han elegido – o la vida ha elegido por ellos- vivir aislados del mundo, Angélica ha pasado toda su vida aislada y lo que desea es salir más allá de las puertas del colegio y de las montañas que la atrapan. Es profundamente consciente de su deseo, pero también de lo frágiles que somos una vez salimos al mundo, y esa lucidez le permite comprender cosas que no están al alcance de sus compañeras. Hay en ella ese ímpetu de las criaturas jóvenes, pero también algo ancestral y sabio.

El pasado de Angélica fue trágico ¿crees que de haber sido diferente esta sería como el resto de niñas consentidas?

Somos en parte hijas de nuestras circunstancias, pero en el caso de Angélica diría que es su propia naturaleza la que la impulsa allá donde va. Seguramente, si hubiera tenido una familia, habría reaccionado contra ellos para liberarse.

¿Con qué personaje del libro te sientes más identificada?

Cada uno de los personajes tiene su entidad propia, pero me siento más conectada a Miss Bell. No porque me identifique con ella, sino porque, si fuera una persona real, podría comprenderla.

¿Qué lecturas han inspirado ‘Animal de Nieve’?

No diría que hay lecturas concretas, sino todo un imaginario creativo construido tanto por mis referencias artísticas, literarias, cinematográficas… como por mi propia imaginación, mi sensibilidad, los paisajes que contemplo, pequeños gestos, etc. Podría citar novelas que, de alguna manera, siento hermanadas con Animal de nieve: ‘Los hermosos años del castigo’ de Fleur Jaeggy, ‘Las manos pequeñas’ de Andrés Barba, ‘Therese e Isabelle’ de Violette Leduc, ‘Las efímeras’ de Pilar Adón, ‘Mine-Haha’ de Frank Wedekind, ‘Jane Eyre’…

¿En qué estás trabajando ahora?

Llevo tiempo pensando en mi próxima novela, aunque todavía tengo pendiente corregir la anterior. Siento el deseo de retomar el personaje de Miss Bell para seguir explorándolo, quizás una Miss Bell joven, o más mayor, después del internado, pero todavía no lo he decidido. O quizás llegue algo totalmente diferente, improvisado y hermoso como las cosas que suceden junto a los lagos helados.