La atmósfera aséptica en tonos pastel de esta piscina pública es el escenario para unos personajes despojados de cualquier rasgo de personalidad. Su actitud hierática les convierte en figurines robóticos que solo pueden ver su propio reflejo inmóvil en el agua en un momento en el que parece que el tiempo se ha parado.
Esa estética «sanitaria» era la que quería reflejar su autora, la fotógrafa eslovaca Mária Švarbová: «Mis fotografías son una sucesión de escenas cortas en las que la frontalidad y la ausencia de contrastes eliminan cualquier dimensión narrativa en favor de la plenitud de la superficie fotográfica. El uso de software de retoque me permite dominar esta estética cuidadosa y rigurosa con extrema precisión, atenuando las diferencias, como si todos los individuos fueran los mismos, perdiendo toda su individualidad e identidad.»