¿Quien no ha entrado nunca en un Starbucks y se ha dejado seducir por esa combinación perfecta entre el olor del caf tostado, la música de ambiente y las bebidas gigantes?
No soy precisamente una asidua de las grandes cadenas, algunas ni las he pisado todavía.. pero sin ganas de entrar en discursos prosotenibilidad, antiglobalización y moralismos individuales, debo decir que Starbucks es mi excepción entre estos espacios creados en serie.
Para mi es un sitio donde relajarte esa media hora entre deriva y deriva por las grandes ciudades, ese momento simple y distendido. La sensación que algo permanece estés donde estés y que por superficial que sea, sin duda cuando viajas agradeces en muchos momentos.
Hace unos días exploré el barrio de Shimokita ( Shimokitazawa), uno de las zonas destacadas de la ciudad, por sus bares de música, teatros y sobretodo sus tiendas de ropa de segunda mano. Allí me encontré con una cafetería que tenia por nombre Inspired by Starbucks.
Al principio pensé que era una especie de sátira, de guiño, pero al entrar, ese aroma de café, el formato de la carta… el ambiente tenia toques distintos pero era sin duda un Starbucks. Enseguida vi que no era una acción irónica, pero aún así existían diferencias evidentes que hacían que el espacio fuera distinto, aún más envolvente y agradable. Su interiorismo y productos no eran lo que normalmente se encuentra en otras cafeterías de la cadena. A parte de no tener Matcha Latte, mi bebida adictiva de Starbucks Japan, todo parecía una versión avanzada de lo que podemos encontrar habitualmente. Tanto el interior, cómo vestuario y la música tenían un toque distinto, se denotaba una voluntad experimental. Vendían vino, cerveza, sandwiches con ingredientes frescos, hasta los básicos tenían un toque innovador: cookies de almendra, apple pie recién horneado, zumos granizados y cafés con leche perfectamente servidos en tazas gigantes. Vamos, una delicia.
Investigando después de esa magnifica experiencia, supe que esta clase de cafeterías solo existen en Japón y que sirven como base experimental para la marca. La verdad, no me sorprende que Starbucks apueste por estos espacios de innovación justo aquí, pues los japoneses son consumidores de novedad y reclaman variedad constante. Es unos de los países con más experimentación por parte de las marcas, sobretodo aquello que rodea el consumo del capricho o del souvenir (omiyage). Una siempre se pierde en las estanterías del super o las convenience stores. Es como estar cada semana delante de la fotografía de Gursky “99 cents” jugando a las diferencias.
Pues eso, nuevamente os invito a probar. Si viajáis a Tokyo y os dejáis caer por Shimokita ya sabéis donde poder tomar ese café tan necesario de media tarde.
