Laura Índigo: «tú misma te conviertes en la potencia de lo que haces»

13 / 10 / 2023

Bailarina, directora de movimiento y coreógrafa. En #VEINDIGITAL hablamos con ella sobre el trabajo corporal, el proceso creativo o la conexión en escena con otras personas.

Laura Índigo es bailarina, directora de movimiento y coreógrafa. Licenciada en Historia del Arte, ha decidido extraer de sus movimientos su materia prima. Actualmente es coreógrafa de Javiera Mena, ha realizado campañas para marcas como Fila y colaborado con una infinidad de artistas que le han permitido tocar multitud de ramas creativas con su baile. Da clases en Espac101, Carabanchel, un espacio compartido donde la inventiva de las que llegan se va retroalimentando, convirtiéndolo en uno de los puntos de encuentro del arts & crafts hoy en Madrid. 

No hay que ser bailarina para expresarse con el cuerpo. Lo ideal sería no reservar el baile para las salas de fiestas o la melopea, el movimiento es una cuestión vital que permite regar nuestro cerebro. Como profesora, Laura es capaz de reactivar una naturaleza dormida que nos permite escuchar al cuerpo y traducirlo hasta acabar extasiadas. Sería genial que nos enseñaran, desde el nacimiento, herramientas para hablar con el movimiento, y así generar un lenguaje, ideal para una era global, con el que se derribaran los límites de las palabras.

A nivel sensorial, para ti ¿qué es bailar? ¿Cómo definirías la danza? Tú que la compartes y que la has convertido en un modo de vida.

Para mí bailar es una experiencia más del cuerpo, en ella encuentro un placer completo porque conecto cuerpo y mente en el plano del movimiento. Siento que puedo controlar todo lo que hago a través de la concentración o dejarme llevar por el trance, y entre esos dos extremos hay muchos matices que se mezclan y hacen de la danza una experiencia muy satisfactoria. Elegirla como camino profesional es exigente en varios aspectos, pero me encanta que mi herramienta física sea mi cuerpo acompañando a mi mente, y que ese sea el núcleo del trabajo. Tú misma te conviertes en la potencia de lo que haces, para bien y para mal. Como habilidad, también es algo que se desarrolla, y cuanto más lo hago mejor me encuentro dentro de la danza.

El movimiento y el contacto con los demás tienen resultados terapéuticos independientemente de cuál sea el mal. Ambas acciones no faltan en tus clases ¿Sientes que tus alumnxs evolucionan gracias a desarrollar la fluidez de sus cuerpos? Resumidamente ¿cómo es ese proceso?

Acudir a clases o talleres de danza en general te conecta con otras personas y contigo misma a un nivel que no es sencillo de describir. Siento que se revela la parte más pura de ti y de los que están a tu alrededor, para mí se genera un pequeño mundo dentro de la sala. Entras en un estado en común que no encuentras fácilmente en otros contextos. Compartir esos momentos de trabajo corporal y creación para mí son perlas muy preciadas. Me pasa también cuando veo piezas de otras personas, la observación de la danza es maravillosa porque comprendes en persona el trabajo de otros creadores/bailarines y te llevan totalmente a su terreno, a mundos que tal vez no te habías planteado, o sí, y entras desde una sensación o movimiento común, como si algo se confirmase dentro de ti, y a la vez me hace conectar con mis propias ganas de bailar de una forma inevitable. Mirar danza me resulta hipnótico. Siempre es inspirador.

En cuanto a la fluidez, esta genera desbloqueos mentales y corporales. Piensas y sientes tu cuerpo desde otro sitio. A partir de ahí es como un terreno fértil donde ir plantando la creatividad del movimiento, y eso la gente lo siente. Los alumnos salen con otra actitud después de una clase, suelen tener sensaciones de relajación, tranquilidad, pero también liberación, energía o emociones vinculadas con la motivación, depende de lo que hayamos trabajado en clase.  A mí la imagen que se me viene a la cabeza cuando pienso en esto es la mirada de ilusión que se les queda, sus caras cambian totalmente, pienso que por la experimentación de sensaciones nuevas tanto en grupo como consigo mismos.

Los bailes de Tik-Tok tienen que encajar en el formato vertical del móvil. El rango de movimiento y la amplitud se reducen restringiéndose a los brazos y el tronco. Podría bailarse solo con la mitad del cuerpo. ¿Ves que esto permea en nuestra forma de movernos? ¿Se baila en las discotecas como en las pantallas? Como coreógrafa ¿Cómo te adaptas a ello?

Creo que actualmente marca estilos más comerciales o de consumo rápido, no creo que pueda sustituir la amplitud o la dirección del cuerpo que se trabaja en escena, pero sí que están empezando a convivir, especialmente a nivel gestual. Personalmente, mi grupo de amigxs y yo somos como un equipo de baile, lo damos todo cuando bailamos en una discoteca o fiesta, así que en ese sentido no nos afecta ese «movimiento restringido». Pero siempre ha habido gente que lo da todo y gente que es más estática bailando en fiestas. Se habla mucho de los bailes en TikTok, a la mayoría de los que he escuchado no les atrae ese contenido o les parece muy repetitivo, porque al fin y al cabo son challenges que se van repitiendo y cambian según los nuevos temas de los artistas; supongo que es una manera que tanto los cantantes como las personas que hacen bailes para la plataforma han encontrado para ganar visibilidad y reproducciones. A mi me parece algo divertido, y que si siempre te has movido en un estilo de danza más establecido (clásico, flamenco, incluso contemporáneo) te aporta un rango de movimiento diferente. Sí que siento que tiene mayor relación con las danzas urbanas.

¿Compartirías algún tip para desbloquear la movilidad del cuerpo? Que pueda aplicarse en lo más cotidiano.

Sinceramente, centrarse en lo simple, buscar la amplitud del cuerpo en los movimientos. Usar todas las partes de tu cuerpo y vincularlas entre sí. A partir de ahí, irás encontrando los distintos tipos de movimiento y sus texturas.

A la hora de preparar una coreografía ¿Cuáles son los retos que suelen surgir? ¿Qué funciona para inspirarte?

Depende de para qué sea. Si es algo que se va a consumir de manera rápida, como TikTok, en general funciona lo gestual y sencillo, un baile en el sitio, que tenga un poco de gancho y sea fácil de pillar para quien lo ve. Para cosas más elaboradas como el trabajo en escena es necesaria la visión espacial, jugar bien con las composiciones, los ritmos, la velocidad de lo que va pasando, etc. Uno de los grandes retos como coreógrafa es ser capaz de transmitir a los bailarines la actitud o interpretación del movimiento con exactitud, que transiten por aquello que tú te imaginas con tu cuerpo y ponerlo en el de otra persona, aunque hay veces que es al contrario y es el movimiento de un bailarín lo que te sugiere la idea. Y luego sincronizar todos los elementos y que funcionen entre sí, que creen un todo coherente, sobre todo si trabajas con un grupo grande de bailarines. Si trabajas para otra persona (un artista, cantante o director) como coreógrafa, es otra historia. Normalmente te adaptas a una idea ya definida y tu trabajo es una suma a esa idea, en función del proyecto tienes más o menos libertad creativa; otras veces tienes carta blanca y eres tú el motor. El tiempo en el proceso de creación también marca los ritmos, muchas veces los períodos de creación son muy cortos y tienes que sacar tu mejor propuesta en apenas unos días.

Para inspirarme uso mucho la imaginación, creo el escenario en mi mente y empiezo a imaginar el movimiento, intento traducir esas primeras ideas al cuerpo lo más rápido posible, y de ahí lo voy puliendo al ponerlo en práctica, sientes y ves lo que funciona y lo que no. También me ayuda mucho si hay música o una localización en concreto que se vaya a utilizar, me resultan sugerentes a la hora de proponer el movimiento. Sin olvidar que las referencias siempre están ahí, sobre cosas que ya has hecho o visto, hay una especie de archivo que nos conforma y que vamos ampliando según observamos e investigamos cosas que para nosotros pueden ser nuevas, o ahondamos en aquello que ya conocemos. En el proceso también me resulta fundamental enseñar y compartir las ideas con otras personas, tener una visión externa que aporte una opinión sincera al respecto.

Ahora estás trabajando con Javiera Mena, ¿Qué tal la experiencia de estar con ella? ¿En qué se basa tu trabajo?

Empezar a trabajar con Javiera fue un paso importante en mi trayectoria, comenzamos con la coreografía del Benidorm Fest en 2022 y desde entonces trabajo con ella como coreógrafa y directora de movimiento de la gira de su nuevo disco, Nocturna. Esto implica también trabajar desde lo personal en la forma en la que ella se mueve, y eso puede resultar más difícil para quien no está acostumbrado a bailar o expresar con su cuerpo, pero emociona ver los progresos y cómo las ideas en común van calando en ambas hasta llegar al objetivo. No solo trabajamos de manera individual, ella también asiste a las clases grupales que imparto cuando está en Madrid y funciona muy bien para soltar el cuerpo de otra manera. Ensayamos en el estudio que comparto en Carabanchel, Espacio 101 (@espac101), y alguna vez me sorprendo pensando «esta mujer es icónica y está aquí cantando sus canciones, que he escuchado mil veces, mientras baila o hace algo que le he propuesto, es increíble». Me siento muy afortunada de que personas como ella confíen en mí para trabajar su puesta en escena.

¿Qué criterios sigues para elegir la música en tus clases? ¿Qué playlists tienes más presentes últimamente?

Suelo acudir a música que genere una atmósfera envolvente o que tenga ritmos divertidos con los que jugar con el cuerpo. Me gustan las texturas de sonido y los efectos vocales. En general, temas evocativos que te hagan imaginar, experimentar con tu movimiento a través del sonido, que te lleven a otra parte por unos minutos. Mi playlist de “soniditos” es una de mis preferidas para las clases.

¿Hacia dónde quieres moverte?

Ahora mismo me siento en una fase de aprendizaje a nivel técnico y creativo. He pasado por un tiempo de bloqueo pero siento que estoy saliendo de ahí y empezando a contemplar ideas para una posible nueva creación; la creación escénica y contar historias me motiva mucho, sobre todo me gustaría reunir a un equipo grande de trabajo enfocado a eso. El ámbito de la dirección de movimiento en moda y en el mundo audiovisual me encanta, es algo que he hecho para editoriales, campañas, fashion films, videoclips, cortos y me encuentro muy a gusto. Por otro lado, impartir también me resulta satisfactorio, aprendo mucho de las personas que vienen a las clases, puedo hacer propuestas muy diversas y saben encajarlas de formas muy ingeniosas.

Fotografías y texto de Rocío Madrid