La directora de Buenos Aires estrena en cines su segundo largometraje, un cruce inesperado, e incluso contradictorio, entre el documental y el musical, sobre las vivencias de un grupo de presas trans en una cárcel de mujeres.
Describir una película como ‘Reas’ no resulta sencillo. La verticalidad no es algo que vaya con la artista, cineasta y dramaturga argentina Lola Arias, quien en su segundo largometraje, ha vuelto a concebir una pieza transversal, que coquetea con códigos propios del documental y, por qué no, del musical. Después de su estreno en la Berlinale de 2024, y de su paso por festivales españoles como San Sebastián, LesGaiCineMad y L’Alternativa, esta rareza del cine de lo real, con fugas oníricas e incluso humorísticas, se estrena en cines este viernes, 7 de marzo.
Lejos de parecerse a ninguna otra película sobre cárceles, el relato sigue el ingreso en prisión de Yoseli, una joven que comienza a adaptarse al estilo de vida de sus compañeras: personas trans, queer, o mujeres que un día se vieron privadas de libertad, y que ahora escenifican a través de diferentes artes tanto sus sueños como los traumas que vivieron. Más allá de los barrotes mentales, Arias explica cómo surgió el proyecto, al mismo tiempo que comenzaba el gobierno de Javier Milei en Argentina, y cómo un cine de colectivo, con sus dispares aportaciones, se siente como una obra viva y en continuo cambio.
Lola Arias
¿Cómo surge la idea del proyecto y, sobre todo, cómo llegó a ti el elenco de mujeres trans que habían pasado por la cárcel?
El proyecto empezó cuando fui a presentar mi película anterior, Teatro de guerra, en el 2018 a la cárcel de Ezeiza. Y las personas que estuvieron en esa presentación me dicen que a ellas también les gustaría hacer una práctica artística, un taller de teatro y cine, que empecé a impartir en 2019. Y eso continúa los años siguientes, durante la pandemia, cuando empiezo a dar talleres afuera de la cárcel con gente liberada. Y al final de esos talleres, se fue armando un grupo, que son las 14 protagonistas de la película, que se fue formando en actuación, en música y en coreografía, y que se convirtieron de alguna manera en las protagonistas.
¿Se podría definir Reas como un documental completo, como una ficción?
Siempre hay ese problema con Reas. ¿Qué género es? Es un género que no existe. “Documental musical” es como una contradicción en los términos, porque el documental se supone que es la representación de lo real, y el musical es la ficción pura. Es una película híbrida, que trabaja justamente con esa tensión. El marco de la película es ficcional, es decir, hay un guión que está completamente escrito de principio a final, con el que las protagonistas están actuando. No es un documental observacional o un documental de entrevistas, pero ese guión está escrito basado en las experiencias reales de esas personas, y esas personas estuvieron detenidas. Hay como un marco ficcional, pero las historias adentro son las historias reales de ellas, las cosas que vivieron y las cosas que experimentaron.
Y para poder explicar esto, a la hora de buscar financiación para la película, ¿te costó mucho que entendiesen el proyecto y que confiasen en tu visión?
Yo vengo trabajando hace 20 años en teatro documental, y hace mucho tiempo que trabajo en esa línea entre la ficción y lo documental. Ya había hecho una película como Teatro de guerra, que circulaba en la misma línea de reconstrucción, de representación, hecha con veteranos de guerra, pero actuando. Digamos que tenían herramientas para saber qué tipo de trabajo quería hacer. Lo cual no significa que para los fondos no fuera complicado, porque a veces teníamos que presentar la película como documental para un fondo, y para otros, la presentábamos como ficción. Pero eso eran estrategias de supervivencia para hacer un proyecto que, por momentos, nos encontrábamos con barreras porque justamente no respondía a todas las cosas que se esperaban de una película documental.
¿Cómo se conecta Reas con la obra de teatro Los días afuera?
Reas es el pasado y Los días afuera es el presente. Es decir, Reas cuenta la historia de la cárcel, la experiencia misma de estar en confinamiento, y Los días afuera cuenta la vida en libertad, lo que pasa cuando las personas salen de la cárcel: cómo es tratar de conseguir un trabajo y que no te tomen porque tenés antecedentes penales; cómo no tener lugar donde vivir, porque nadie quiere tener a alguien cerca que estuvo en la cárcel; cómo es reconstruir tu familia cuando los lazos están destruidos por tanto tiempo que estuviste fuera, ausente.
Es cierto que Reas transcurre entera en una cárcel abandonada. La cámara no sale de allí, y las protagonistas tampoco, pero es un encierro bastante libre. ¿Cómo planteaste esa puesta en escena tan libre dentro de la cárcel, que es también contradictorio?
Originalmente yo quería hacer la película dentro de la cárcel con las personas cumpliendo su condena. Después me di cuenta de que la película que yo quería hacer era imposible dentro de la cárcel, porque yo necesitaba mucha libertad artística y eso era inviable en un contexto de encierro. Por eso la película se filmó en la cárcel abandonada de Caseros [Buenos Aires].
Creo que esa libertad del género musical le da a la película mucha luminosidad, mucha belleza y mucho humor, que es algo poco usual en una película que representa la realidad de la cárcel. Estamos acostumbrados a ver películas que, o espectacularizan la violencia de la cárcel, o muestran solamente en blanco y negro el dolor y la tragedia. Y esta película me parece que tiene como una luz muy diferente para mostrar esa realidad.
Con la situación política actual en Argentina, ¿cómo fue desarrollar la película, teniendo en cuenta el componente trans?
Milei fue electo en diciembre del 2023, y la película se estrenó en febrero de 2024. Pero la obra de teatro sí se hizo durante el mandato: se empezó a ensayar en marzo del 2024 y se estrenó en mayo durante el gobierno de Milei. Lo que está sucediendo desde que asumió el mando ha cambiado mucho las cosas, no solo para las personas queer, sino también para las personas trans, para las mujeres, para los estudiantes, para los jubilados, para las personas que viven en situaciones vulnerables. Lo que ha hecho Milei es básicamente destruir el Estado en todas sus funciones, y ha desmantelado los organismos que financian el arte, el cine, el teatro… Las universidades públicas se caen a pedazos porque no renovó sus presupuestos, y las jubilaciones no están actualizadas. Este gobierno solo privilegia a las personas muy ricas y que pueden hacer dinero en base a la explotación de otras. Un gobierno así no va a lograr destruir la escena artística argentina, pero la está golpeando duramente.
Las actrices de Reas rezuman autenticidad, de lo que incorporan ellas a sus personajes. ¿En qué grado colaboraron en la creación, tanto de las canciones como de la puesta en escena?
Ellas fueron parte muy activa de todo el proceso de creación de la película, porque yo primero las entrevistaba, después escribía las escenas, y después ellas improvisaban. Tenían opinión, siempre podían decir lo que les gustaba o lo que querían agregar. En la creación de las canciones también, porque están basadas en experiencias que ellas me contaron. Los géneros que aparecen como la cumbia, la bachata o el rock, son todos géneros que vienen de ellas y de lo que escuchaban, con lo cual tuvieron una gran influencia en qué tipo de música iba a sonar en la película.
Hay un momento coreográfico en la película, que recuerda un poco a los musicales clásicos de Hollywood y las coreografías de Busby Berkeley.
Sí, obviamente hecho de una manera muy particular. La película tiene algo para mí, que es como un musical vulnerable, un musical imperfecto, un musical de cuerpos reales y no cuerpos inhumanos como los musicales con grandes bailarines y cantantes. Para mí, lo más lindo de la película, es que no pretende ser otra cosa que lo que es: un musical hecho por por personas que vivieron el encierro y la violencia, que no son profesionales, pero que tienen mucho charme, mucho estilo y mucha onda, y eso es lo que se ve.
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