Surgida a finales del siglo XIX y principios del XX, esta nueva imagen de la feminidad desafió las normas y estructuras de género, logrando un cambio en el papel de la mujer en la sociedad.
Ramon Casas, Cabecera para la revista «Pèl & Ploma», 1899. Cortesía de Museu Nacional d’Art de Catalunya.
A finales del siglo XIX, la sociedad victoriana estaba marcada por unas normas muy estrictas que se acentuaban -todavía más- cuando se dirigían a las mujeres. En esta época, el modelo de mujer ideal se definía como “True Woman”. Influenciada por la religión, esta imagen tenía como pilar fundamental el culto a la domesticidad. Así, hacía 1850, el papel de la mujer en la sociedad quedaba relegado al cuidado del hogar y transmisión de los valores victorianos y, por tanto, de la cultura patriarcal. Mientras en Europa se mantiene el arraigo victoriano, al otro lado del Atlántico surgirá una corriente contracultura que se oponga directamente: la Nueva Mujer. De espíritu libre e independiente, con acceso a estudios y desinteresada en el matrimonio y la maternidad, esta nueva imagen de la feminidad desafío las normas y estructuras de género, logrando un cambio en el papel de la mujer en la sociedad.
Estas son las claves para saber cómo y por qué surge esta comprensión moderna de la feminidad.
· EL ORIGEN DEL TÉRMINO ·
El término “Nueva Mujer” fue utilizado por primera vez por la escritora Sarah Grand. En su artículo ‘The New Aspect of the Woman Question’, publicado en marzo de 1894, utilizaba esta expresión para describir la insatisfacción que sentía con el ideal de feminidad victoriano. Más adelante, el escritor Henry James lo recuperaría para hablar del aumento de mujeres con acceso a estudio y carreras profesionales, mujeres que desafiaban las normas definidas por la sociedad patriarcal. La “Nueva Mujer” se convirtió en un importante icono cultural que se alejaba del estereotipo de la mujer victoriana. Así, se describía como una mujer joven, independiente, educada y muy poco interesada en el matrimonio y la maternidad. En definitiva, una mujer preparada para tomar un papel más visible y activo en la vida pública.
Este nueva imagen de la feminidad surge, entre otras razones, como consecuencia del marcado carácter político de la época. Y es que, los últimos años del siglo XIX estuvieron marcados por el auge de nuevas ideas de progreso que favorecieron la redefinición los roles femeninos tradicionales. Las mujeres, ahora autosuficientes y formadas, comienzan a buscar su realización personal fuera del hogar y, sobre todo, del matrimonio.
Ramon Casas, Pel & Ploma, 1900.Cortesía de Museu Nacional d’Art de Catalunya.
· QUIÉN ES LA «NUEVA MUJER» ·
La “Nueva Mujer” representaba a la generación de mujeres que alcanzaron la mayoría de edad entre 1890 y 1920 y desafiaron las normas y estructuras de género vigentes, oponiéndose con los ideales victorianos. Con su participación en el trabajo, la educación, el entretenimiento y la política, la “Nueva Mujer” se asoció con el auge del feminismo y la campaña por el sufragio femenino. Y es que, la imagen de esta nueva feminidad variaba según la edad, raza, etnia, clase social y religión, por lo que cualquier mujer podía identificarse con ella. Además, al vincularse con la juventud, la libertad y la modernidad, esta nueva imagen se asoció con la cultura de masas, el consumismo y las expresiones más libres de la sexualidad.
Por tanto, la idea central de la “Nueva Mujer” es la liberación económica, política, social, doméstica y, en gran medida, emocional de las mujeres. Estas comienzan a utilizar su espacio y su cuerpo de manera diferente a lo que estaban acostumbradas: pasean en bicicleta, visten pantalones, fuman, viven su propia sexualidad y comienzan a experimentar y romper los límites a través del auto-conocimiento y la creación de espacios de apoyo entre mujeres.
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‘The new woman – wash day’. Cortesía de Library of Congress.
· CADA MUJER CREÓ SU PROPIA VERSIÓN DE «NUEVA MUJER» ·
Aunque la “Nueva Mujer” se oponía en bloque a la concepción de la mujer desde la perspectiva victoriana, el mensaje de esta nueva imagen de la feminidad variaba según las diferentes categorías sociales: religión, clase, política, raza y edad, entre otras. La “Nueva Mujer” podía ser una actriz o una trabajadora de una fábrica, una sufragista o una flapper, una Gibson Girl o una asistenta del hogar. Cada uno de los significados que configuran esta concepción moderna de la feminidad se superponen, permitiendo que las mujeres pudiesen moldear su propia versión, adoptando algunas características y renunciando a otras. Así, la imagen de la “Nueva Mujer” fue evolucionando con el paso de los años, desde la Gibson Girl de 1890 hasta la flapper de 1920, pasando por la mujer sufragista y mujer nueva política de 1910.
‘Louise Brooks’. Cortesía de Library of Congress.
·LA REPRESENTACIÓN DE LA «NUEVA MUJER» EN LOS MEDIOS ·
La “Nueva Mujer” se asoció con la creciente influencia de las mujeres en la política y los movimientos de reforma de final de siglo, con especial interés en la lucha por los derechos de la mujer. Identificada como protagonista en la campaña por el sufragio femenino, a menudo era retratada en los medios con una imagen masculina. Estas representaciones, que a menudo trataban de ridiculizar al género femenino, reflejaban como las demandas de igualdad de las mujeres se consideraban una amenaza para el orden social. En contraposición, las feministas y sufragistas se defendieron presentando una apariencia respetable, elegante y de moda que enfatizaba su feminidad y atractivo. Así, organizaban desfiles y reuniones al aire libre donde vestían vestidos con los colores del sufragio -blanco, púrpura y amarillo- y plagados de detalles y bordados que representaban otros de sus talentos.
Fotografía de Frances Benjamin Johnston. Cortesía de Shorpy.
·DIFERENTES CONSIDERACIONES DE LA «NUEVA MUJER» ·
Analizando la figura de la “Nueva Mujer” con perspectiva, numerosos investigadores la identifican con los primeros años del feminismo y la campaña por el sufragio femenino, centrándose casi por completo en su papel en la política y como activista. Otros, en cambio, la definen como un icono de la modernidad que desafió los roles de género. Considerándola parte de la cultura como figurar literaria, identifican los diferentes aspectos feministas de la “Nueva Mujer” como parte de un cambio cultural más extenso, que se manifiesta a través de las formas artísticas. Así, aunque no niegan su papel como activista, conceden mayor importancia su rol en la escena cultural y sus consecuencias en los movimientos y reformas políticas. Es digno de mención el hecho de que los investigadores rara vez consideran a la “Nueva Mujer” como ambas cosas. Algunos tienen en cuenta los aspectos políticos y otros los culturales y visuales, pero nunca se suelen mezclar.
Mujeres en la huelga de las fábricas de camisas de Nueva York (1909).
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