Ophelia Chong también tiene miedo al paso del tiempo y trata de combatirlo con tipografías que sellan lo momentáneo.
Ofelia Chang creció en las selvas de Canadá pero vive en Los Ángeles, en la parte de la ciudad que se llama Los Feliz. Allí estudió diseño y bellas artes. Su larga hoja de ruta comenzó en Raygun Magazine como fotógrafa aunque en seguida descubrió que lo que más le gustaba era el diseño en el cine, la música y la publicidad.
Pronto encontró estabilidad y estableció su refugio en las colinas de Hollywood, rodeada de bambú, roble y eucalipto. Entre las viejas montañas se propuso atrapar lo que dura un momento. Cuando le preguntan por su empeño en apresar lo perecedero, recurre a la cita de Susan Sontag: «Tomar una fotografía es participar en la mortalidad, vulnerabilidad, mutabilidad de otra persona o cosa. Precisamente porque seccionan un momento y lo congelan, todas las fotografías atestigüan el paso despiadado del tiempo». Ophelia Chong va más allá e interviene las instantáneas de otros en un intento de dotarlas de vida.