Pablo Quijano, el joven cineasta presenta su nuevo cortometraje RUBIO COBRIZO

11 / 12 / 2023
POR Juan Marti

El cineasta palentino nos desvela los secretos de su segundo corto: “Rubio Cobrizo”, protagonizado por María Barranco y Elisa Martín.

Vivimos en una época en donde nos bombardean constantemente con ofertas en cine y televisión. Las grandes plataformas de streaming han logrado que el entretenimiento sea un consumo de usar y tirar. Por eso se agradece la presencia de artesanos como Pablo Quijano. El actor, guionista y director palentino vuelve a ponerse tras la cámara tras su primer cortometraje: Marinera de luces. Ahora, llega el turno de Rubrio Cobrizo, otro corto producido por la actriz Mina El Hammani y protagonizado por las titánicas María Barranco y Elisa Matilla, en una historia tragicómica marcada por el rencor, anhelos y desengaños de las dos Españas: la que transgrede y la que agrede. Ha sido presentado en la pasada edición del Festival de Málaga. Hoy nos sentamos a charlar con Pablo para adentrarnos en su oscuro pero sugerente mundo de luces, sombras y laca de uñas.

Pablo, un placer hablar contigo. Este año está siendo muy importante para ti al haber estrenado tu segundo cortometraje: Rubio Cobrizo. ¿Dónde comenzó este viaje?

¡Gracias! Yo también feliz de hablar contigo en este medio fresco y contemporáneo que siempre me inspira. Rubio Cobrizo nace tras mi primer cortometraje: Marinera de Luces. Marinera siempre será la semilla de todo lo que haga, pues es mi nacimiento en el cine.

La idea de la convivencia de las dos Españas y el contexto de la enfermedad mental eran los dos pilares que me acercaron a esta historia. En mi familia tengo varios casos de enfermedad mental y es algo que siempre me ronda.

La mofa que causan algunas personalidades extravagantes que vemos en la televisión o en la vida, y la reflexión sobre lo que hay detrás, fue el punto de partida para contar esta historia. ¿Qué hay detrás de una persona que llama a la televisión con la ferviente convicción de que así podrá arreglar un conflicto con alguien? Quizás mucho dolor y desesperación.

 

Es evidente que una de las referencias claras de las que bebe Rubio Cobrizo es del conocido conflicto de “Las Vecinas de Valencia”, un fenómeno viral en nuestro país. ¿Qué tiene esta historia que ha conseguido fascinar a tantísima gente?

Realmente esta fue la semilla para escribir Rubio Cobrizo. El hilo de twitter que escribió el hijo de una de las dos vecinas, la denunciante, Isabel, alegando que había sufrido mucho por el meme en el que se había convertido su madre me hizo reflexionar. Hablaba de que su madre padecía una enfermedad mental diagnosticada, y que estaba medicada: una bipolaridad. Ese punto de partida me llevó a imaginar dos visiones de la enfermedad mental representadas en esas dos vecinas; una que la asumía y otra que no. Al modelar esos personajes, empecé a ver las dos Españas en ellas, con sus luces y sus sombras. La brutalidad con la que la otra vecina habla a Isabel en el famoso vídeo real y como la insulta me sigue espeluznando. Creo que el vídeo real, de los 2000, tiene algo muy nuestro y que nos fascina en España: la tragicomedia. En Rubio Cobrizo he intentado mantener ese tono. El asunto es que el vídeo viral es real, y esas personas son reales. Sobre eso es sobre lo que hay que reflexionar.

 

Siento mucha curiosidad por el proceso de casting. ¿Cómo llegaste a seleccionar a estas dos actrices?

María Barranco y Elisa Matilla son dos actrices soberbias. Las admiraba muchísimo y después de haber trabajado con ellas más. Pensé muchísimo en el casting. Siempre pienso mucho en los actores con los que trabajo. Soy un enamorado de los actores y de las actrices, es de las profesiones que más admiro, seguramente porque yo estudié arte dramático y vengo de ser actor. El trabajo de ambas en Rubio Cobrizo me parece dificilísimo y sin embargo fue fascinante. El casting no fue fácil, para sostener la rareza y humanidad de ambos personajes, tenían que ser dos grandes actrices. Por otro lado, era un casting que había que hacer en conjunto, una actriz con la otra. Quiero decir, yo pensaba en la pareja, Elisa pega con Maria, María pega con Elisa. Lo complejo era que tenían que ser absolutamente opuestas en energía y carácter, pero tenían que tener algo, por mínimo que fuera, en común.

 

Tus proyectos audiovisuales beben de un lenguaje cinematográfico muy similar. Me gustaría conocer tus referentes, tus inspiraciones. ¿Cómo describirías a Pablo Quijano director?

Soy un director emergente buscando su propia voz. Aunque creo que esto es un camino de por vida. No me quiero encorsetar en algunos moldes fijos. A veces pienso en que me gustaría hacer algo opuesto a lo que vengo haciendo. Creo que no quiero perder la libertad nunca. Tengo claro que me fascinan las historias con guiones profundos, muy humanos y que están a caballo entre la realidad más cruda y sórdida y la fantasía. Esa mezcla me inspira de muchos cineastas españoles como Saura, Almodóvar, Erice, Zulueta, Borau, Coixet. De los contemporáneos me fascina Vermut, Sorogoyen y Los Javis. También me encanta Carla Simón. Algunos no se parecen tanto al cine al que yo creo que me voy acercando, pero sin embargo me inspiran muchísimo. Todos tienen en común que miran y observan mucho la vida. Fuera de España, Xavier Dolán también me encanta, y Fassbinder. Pero también tengo otros referentes que no tienen nada que ver, como Rocío Jurado o María Jimenez por ejemplo. Hasta Isabel Preysler o mis padres. Hay mucha gente que me inspira en el cine y fuera de él. Ah, no quiero dejarme el teatro. El teatro es otra inspiración en sí para mi cine.

 

Las dos vecinas sobre las que trata Rubio Cobrizo comparten muchos rasgos, aunque ellas no lo saben, incluso viviendo pared con pared. ¿Nos encontramos en una época marcada por la falta de empatía y el individualismo?

Me encanta que caigas en esos asuntos que comparten, que a priori no se ven. En mi historia, una de las vecinas, la “conservadora”, escucha a Ana Belén y la otra, la más “libre” de las dos, a Concha Márquez Piquer. Me interesaba ese juego de espejos.

Creo que todos los seres humanos tenemos algo en común, aunque sea diminuto. Sucede que a los que más odiamos es a los que más nos parecemos. La ansiedad del éxito nos lleva al individualismo, y creo que las redes también. A veces crees que todo el mundo piensa como tú y sencillamente tiene que ver que, en tu instagram, no sigues a gente que te contraría. Es un peligro y una tentación de las redes, creer que tu burbuja es el mundo. Por eso no podemos perder el tú a tú, la conversación. La piel. Creo que el mejor antídoto contra este individualismo, del que tú hablas, es seguir juntándonos en persona a debatir unos con otros.

 

¿Cómo llegó a ejercer como productora la actriz Minal Al-Hammani? ¿Qué le llamó la atención de este proyecto?

Yo admiraba a Mina, y siempre intento trabajar con gente a la que admiro.  Hace tiempo que decidí intentar convertir la envidia en admiración y sinergias. A Mina la admiraba como actriz. Vino a ver mi función de teatro: “La gaviota o los hijos de”, y estuvimos hablando. Me pareció una persona fascinante. Me contó que había abierto una productora junto con Candela García. Quise trabajar con ellas, unir fuerzas y les pasé el guión. A las dos les gustó mucho. Les interesó, creo, una visión joven de dos personajes de mujeres maduras y el tema de la enfermedad mental con las vecinas de Valencia.

Mina es de las mejores personas que me he cruzado en esta profesión. Siempre que ella quiera estaré a su lado. Además entendemos el arte y el trabajo de una manera muy similar. Candela y Mina son oro para mí.

 

El final es drástico, irremediablemente dramático. ¿Por qué escoger un cierre tan oscuro?

No quiero hacer spoiler del final, pero sí quiero decir que entendí esta historia como algo épico, casi de guerra de Troya. Los fanatismos no suelen tener buen final. He pretendido con él incitar a la reflexión del público, y desconcertarle un poco, también.

 

Me gustaría aprovechar para que me cuentes como es la realidad desde dentro de un joven director y creador como tu en nuestro país. ¿Se apoya lo suficiente a proyectos como los tuyos?

Siempre pienso en algo que dijo Isabel Coixet recogiendo el premio Nacional de cinematografía: a los jóvenes cineastas, no os quejéis, nadie os dijo que esto fuera fácil, luchad y luchad.

Creo que el problema es más profundo que apoyar o no a los jóvenes, creo que el problema pasa por el abandono hacia el cine independiente y de autor. Que cueste tanto hacer una ópera primera o una primera película, también tiene que ver con un problema sistémico más allá de los jóvenes. La política cultural del cine, que no protege lo suficiente las salas ni el cine de autor.

Cada vez creo más en el trabajo poco a poco, en la perseverancia diaria y en la paciencia. Ahora mismo me encuentro escribiendo una función de teatro para esta temporada: “El día de las criadas”, escribo todos los días y no me quejo. Cuento esto porque no quiero que me regalen nada, escribir a diario y luchar me llena, pero la conservación del cine de autor sí que me preocupa. Por ejemplo, la ley de Pilar Miró ayudó a muchos jóvenes directores y directoras en el siglo pasado a estrenar óperas primas. ¿Por qué no volver a lo que hemos hecho bien?

 

Este es ya tu tercer corto y también has dirigido teatro y has actuado. Haces prácticamente de todo. ¿Cuál dirías que es tu misión como artista?

Cada vez tengo más claro que mi misión es contar historias. Hasta ahora han sido dos cortometrajes y una obra de teatro. Espero que pronto llegue el formato largo, pero también me imagino seguir con el corto, y por supuesto con el teatro. Cada historia tiene una naturaleza y hay que luchar por verla y respetarla.

Observar la vida, la condición humana, escuchar, leer y ver. Todo ello como digo, para contar historias.

 

Aprovechemos esta entrevista para dar visibilidad a esos creativos, actores, directores, todos ellos jóvenes que consideres que son auténticos talentos. Háblame de quien despierta tu interés hoy en día.

Hay muchísima gente que despierta mi interés. Carla Simón dice que estamos empezando a romper esa idea de que solo los genios pueden ser referencias, yo también creo que es así. Alejandro Jato, actor fascinante y amigo, que ahora se estrenará en la dirección con un cortometraje precioso y complejo: (“Curmán”), me inspira muchísimo. Hace poco también vi otro corto que me entusiasmó: “Cleo vendrá esta noche” de Aitana Ahrens y Miguel Guindos. Ellos con esta historia me inspiran, aunque solo he visto un trabajo suyo y no los conozco personalmente. Jorge Rico, otro director, fotógrafo y director de fotografía, que ha trabajado con muchos artistas, abre mi imaginación brutalmente. La actriz y bailarina Paula Losada, que escribe también cosas preciosas en sus redes, además de su trabajo como intérprete. La cantante “Rebe” que me la descubrió mi gran amiga y vestuarista, con la que trabajo y a la que también admiro mucho, Cris Franchy, también me inspira. Elena Martín Gimeno me tiene muy flipado con su última película, y el dramaturgo, actor y director de teatro Javi Ballesteros, que es para mí una de las jóvenes promesas del teatro español.