Las artistas Cristina Lucas y Eulàlia Valldosera contestan en esta nueva muestra del Museo Thyssen-Bornemisza a la tradición que se apropia de los lenguajes visual y discursivo.
Fotograma Habla de Cristina Lucas (2008)
El sistema patriarcal continúa siendo el protagonista de la historia del arte mostrada en los museos, en los que se sigue opacando la presencia de las artistas. Es por eso que la exposición Patriarcado, que presenta el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, muestra la contestación de las artistas Cristina Lucas y Eulàlia Valldosera ante una tradición patriarcal que se apropió de los lenguajes visual y discursivo, reduciendo la lengua y el deseo de las mujeres al silencio; una eficaz herramienta para la dominación masculina sobre la mujer.
Fotograma Habla de Cristina Lucas (2008)
Patriarcado se enmarca en el programa Kora, que presenta una exposición al año en el Museo Thyssen desde una perspectiva de género, estrenándose el pasado 8 de febrero hasta el 31 de marzo. Esta vez, dedicado al rechazo de la tradición de omisión y silencio impuesto a la memoria de la contribución de las mujeres en la historia que prácticamente se alarga hasta nuestros días.
Fotograma Dependencia Mutua de Eulàlia Valldosera (2009)
La exposición presenta dos propuestas complementarias frente al patriarcado, simbolizado por estatuas clásicas sobre las que actúan dos mujeres: la artista interdisciplinar Cristina Lucas, quien trabaja con performance, happening, vídeo, fotografía, instalación, dibujo y pintura, y la artista Eulàlia Valldosera, quien inició su formación artística en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona.
En el video Habla (2008), Lucas golpea la escultura del Moisés de Miguel Ángel, recordando la leyenda de la incisión que hizo el artista en la rodilla de la estatua una vez acabada, increpándola para que hablara. Moisés es el gran padre de las tres religiones monoteístas y patriarcales, en cuyas tradiciones se ha naturalizado la dominación masculina. Y, por otro lado, Dependencia Mutua (2009), de Valldosera, presenta una acción que tuvo lugar en el Museo Arqueológico de Nápoles, donde vemos a una mujer de la limpieza (alter ego de la artista) bruñendo la estatua de un emperador romano, tocando y mancillando el objeto de culto en el templo del arte. Los fantasmas de la libido femenina afloran en la anodina acción gracias al tratamiento fílmico.