‘Viva la Dolce Vita’: un viaje ilustrado por la Roma de Fellini

31 / 12 / 2019
POR David Alarcón

Las palabras de Máximo Huerta y la ilustración de María Herreros unen fuerzas para dar forma a la ciudad italiana de finales de los 50.

Portada de ‘Viva la Dolce Vita’, por Máximo Huerta y María Herreros

Las escaleras, las fuentes, los arcos de piedra, las mesas recogidas, los carteles viejos con actores, los mármoles marcados, los manteles de cuadros, las ventanas encendidas… Todos estos elementos integrados en el mobiliario urbano (a la par que convertidos en auténticos símbolos identitarios) dan vida a una de las ciudades con más historia del planeta Tierra: la inconfundible e inimitable Roma.

Una metrópoli que ha sido testigo de muchos de los acontecimientos más importantes e  influyentes de todos los tiempos desde su fundación por Rómulo y Remo en el año 753 a.C, tal y como relata la leyenda. Urbe de reyes y emperadores, la ciudad presenció en primera persona el dominio ejercido por Numa Pompilio, Octavio Augusto y Julio César, entre muchos otros, así como la enorme influencia de la autoridad proveniente de la Santa Sede, con epicentro en El Vaticano. Pero Roma no son solo infinitas dinastías de soberanos ni construcciones monumentales que, aún a día de hoy, atraen a turistas y curiosos de todo el mundo. Roma también es arte, es cine, es acción, es un continuo trasiego de viandantes que cruzan las angostas calles en dirección a las inmensas plazas arquitectónicas, es un aroma propio, una forma de ver la vida.

Máximo HuertaMaría Herreros vuelven a unir fuerzas para ofrecernos una imagen lo más fidedigna posible de esta atmósfera única, poniendo el foco de atención en los detalles desapercibidos y los pequeños rincones desconocidos por el gran público. ‘Viva la Dolce Vita’ es el último trabajo producido por el tándem creativo escritor-ilustradora, publicado por la editorial Lunwerg. Un viaje por la capital italiana de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, por la época dorada que recibió con los brazos abiertos el cine moderno, por un momento de contraste en el que el glamour de las estrellas de la gran pantalla convivía con lo grotesco, lo caricaturesco y lo popular latente en sus calles.

“La Dolce Vita romana es algo que me fascina por varios motivos. Fue una época en el que el foco del cine pasó de Hollywood a Cineccittá, los míticos estudios en Roma. Ese choque cultural de los actores y actrices despendolándose en Italia es muy divertido” contesta María cuando la preguntamos por qué han decidido transportarnos a Roma y no a otra ciudad en este último trabajo. “Aparte, tengo de siempre un amor especial por Italia; lo asocio a la elegancia, a disfrute, a belleza y a relajo. Uno de mis sueños es jubilarme en la región de Emilia Romagna” añade.

La colaboración entre Huerta y Herreros, artífices del libro ilustrado, viene de lejos. En 2018, lanzaban al mercado su primera obra conjunta, ‘París será toujours París’; un libro que, a través de la unión de la nostálgica y poética prosa del periodista y las expresivas y grotescas ilustraciones de la dibujante nos sumergía en la atmósfera parisina de los años 20. “Los dos somos unos nostálgicos y lo que más nos gusta son los momentos en los que la gente era más libre, creativa, y disfrutaba sin tanta conciencia de las opiniones y de las definiciones” confiesa María. Es por este motivo por el que han decidido aterrizar en la que, tal y como escribió Gay Talese en sus años de corresponsal, era “la capital mundial del sacrilegio, la sensualidad y el estilo”.

Recrear el universo estético de la Dolce Vita italiana y sus palpables contrastes  a pie de calle supuso una ardua tarea de investigación y documentación previa. “Para la Dolce Vita de finales de los 50 y años 60, había que asumir el reto de la modernidad Fellini. Investigar la estética de la época, editorial, tipografías, las formas, curvas, planos de color, el pop… Y respetar el contraste que estaba sucediendo en Italia” sentencia la ilustradora. Y es que, por aquel entonces, la metrópoli atravesaba un período de elegancia, fascinación y seducción que luchaba con todas sus fuerzas por difuminar la depresión y las trágicas consecuencias de los conflictos de principios de siglo “El país acababa de pasar una guerra y aún arraigado a tradiciones sociales y religiosas, colapsaba con el pop, el color, y… la teta que se te sale bailando enfrente de un monsignore” concluye.

Si hay algo que defina a la Roma de la época es el cine. Si tuviese que quedarse con una sola escena cinematográfica producida en este período, Herreros se decantaría por las grabadas en el Jardín de los Naranjos de ‘Las Noches de Cabiria’ de Fellini. A la hora de elegir únicamente un personaje, “diría que Anita Ekberg en ‘La Dolce Vita’, quien casi trasciende la ficción y nos enseña por dentro este choque mujer liberada + machismo + actriz de Hollywood en Italia” relata. ¿Y qué lugar encarna a la perfección la Roma de finales de los cincuenta? Los estudios Cineccittá, que (por seguir con los contrastes) inauguró el dictador Mussolini pero a la vez fue casa para los artistas, los rebeldes y los inconformistas” sentencia la ilustradora.

‘Viva la Dolce Vita’ es una oda a la alegría de vivir, donde lo fantástico y lo irracional confluyen de forma imprevista para mostrar las contradicciones del alma humana. Bienvenidos a la dulce vida romana.

Ilustraciones de María Herreros, incluídas en ‘Viva la Dolce Vita’