Bacon Vegano por 300.000 Euros

29 / 04 / 2018
POR Kike Adela

Ha ocurrido, la discusión con tu madre sobre porqué te empeñas en llamar bacon al tofu ahumado ha llegado a tribunales franceses. La nueva normativa, aprobada por la Asamblea Nacional del país, determina que los productos veganos no podrán hacer uso de palabras como hamburguesa, filete o bacon, y que hacerlo podría suponer una multa de hasta 300.000 euros.

No es la primera vez que lo denominación de productos veganos se pone en entredicho, ya que se considera que usar palabras tradicionalmente propias de productos animales en alimentos vegetales, puede causar confusión al consumidor. En España y en otros países está prohibido, por ejemplo, llamar “leche” a productos como las ahora “bebidas” o “licuados” de cereales, frutos secos o legumbres como pueden ser la avena, soja, o almendras.

 

 

Pero, ¿quién a llevado el caso ante la ley si no tu abuela? Un ganadero, ¡sorpresa!.
No es nada nuevo que los lobbies intenten cercar el movimiento vegetal que aterroriza con desequilibrar sus monopólios: Gigantes azucareros, ganaderos y magnates alimentários de todo tipo parecen interesarse por las modas únicamente si está en sus manos eclipsarlas, y sinó, paternalizan al consumidor. Aunque no siempre fue así…

 

LOS ANTIGUOS MÉTODOS, MARGARINA ROSA

Años atrás, en 1870, una nueva grasa conquistó América, la margarina. Esta invención de la mano de Hippolyte Mège-Mouriès aterrorizó a los ganaderos norteamericanos de la industria láctea, pero enamoró a los consumidores. Tan solo 10 años tras cruzar el charco, 37 compañías comercializaban la nueva grasa, y margarina y mantequilla pasaron a ser oponentes irresolubles.

Sin embargo, la industria mantequera, encontró el punto débil de la nueva amenaza, su color.
La mantequilla, se diferenciaba de la blanca margarina gracias a su tradicional color amarillo, fruto del caroteno derivado de la hierba que rumian las vacas y acaba en su leche. Por ello, cuando los fabricantes de margarina quisieron teñir su producto de amarillo, la oposición se resistió, alegando que ese tinte sería fraudulento y engañaría a los consumidores. En 1902, 32 estados habían determinado restricciones en cuanto al color de la margarina, y algunos como Vermont, New Hampshire, y South Dakota obligaron a que la margarina fuera teñida de rosa. Más tarde la corte suprema rescindió la ley, alegando que era ilegal forzar una adulteración alimentaria, pero la prohibición de no poder colorear la margarina de amarillo persistió.

 

DUDOSO ETIQUETADO, PINK SLIME

Quizás ahora la margarina rosa quedaría genial en nustro feed, pero por desgracia, los esfuerzos americanos por protegernos de los engaños no son los mismos que hace 50 años, y en 2012 se desató una polémica alimentaria con el mismo color como protagonista, es el caso del “Pink Slime”. Este mejunje de tendones, grasa y todo tipo de descartes cárnicos, queda rosa a través de un ultra procesado químicos y mecánico, donde pasa a ser considerado como “apto para el consumo humano” y acaba en el 70% de las carnes picadas que forman las cheeseburgers.

 

Esta pasta de carne es trabajada con químicos como el hidróxido de amonio, una sustancia que se usa con tal de conservar la carne durante el máximo tiempo posible y matar bacterias como el E-coli. Sorprendentemente, su uso no requiere ser mencionado en la etiqueta de un producto que contenga “pink slime”, ya que la FDA lo considera como seguro, y su cantidad insignificante en cuanto al valor funcional o a los efectos técnicos de la comida.

Pero Kike, gracias a Dios no vivimos en América, patenta la margarina rosa, hazte de oro y ¡déjanos vivir! Hm… Un segundito.

 

 

NO TE FÍES DE LA ETIQUETA, CARNE DE CABALLO

No todo lo malo ocurre en América, aunque con Trump gobernando parezca tarea complicada.
En 2013, Europa fue sacudida por el escándalo de la carne de caballo, cuando la FSAI (la agencia de seguridad alimentaria irlandesa) anunciaba que había detectado carne de equino en un 37%, en 10 de 27 productos precocinados etiquetados como con carne de vacuno.

Tras la noticia, numerosas marcas ejecutaron controles y dieron con los mismos resultados. La preocupación se extendió por el continente, y en España marcas como “Ahorramas”, Nestlé y sus ravioli Buitoni, o Ikea y sus albondigas suecas tuvieron que retirar productos afectados del mercado.

La estafa de vender gato por liebre supuso que, por ejemplo, consumidores judíos o musulmanes descubrieran tras más análisis, que no solo habían estado comiendo caballo camuflado como ternera… sino cerdo, algo prohibido por su religión. Además la carne equina podría contener un antiinflamatorio denominado fenilbutazona, que es nocivo para los seres humanos.

EL INCUESTIONABLE 0%

Después del pink slime sin etiquetar y el gato por liebre de la carne de caballo y/o cerdo, llega el escándalo amistoso de los lobbies de los procesados, el producto «light». Conceptos difíciles de apretujar en tu cerebro como el de Nocilla 0%, no se encuentran en noticias de El Mundo Today sino en cualquier supermercado. Aunque de 0 tiene poco, he aquí los ingredientes:

Edulcorantes (maltitol, glicósidos de esteviol), aceites vegetales (palma, girasol, girasol alto oleico), polidextrosa, cacao desgrasado en polvo (8,5%), leche desnatada en polvo (4,5%), avellanas (4%), sólidos lácteos, emulgentes (lecitina de soja, E 476), aromas.

Sin azúcares añadidos, con menos calorías, pero eso sí, ultra procesado, lleno de edulcorantes y grasas de mala calidad, el 0% quizás se refiera al valor nutricional. Pero las cremas de cacao (con 8,5% de cacao), no son el único alimento semi milagro que encontrarás en cualquier super, seguro que en Francia habrá algún ejemplo como el siguiente.

El slogan en holandés “Lekker gezond smeren” se traduce como, “Buena salud para esparcir”. Quizás más sutil que llamar bacon a un producto de soja, pero no menos obvio y si más confuso. Un caso más de que el nutricionismo y las leyes siempre estarán al servicio de las empresas, más allá de la nocilla o la margarina.

El debate sobre los etiquetados no debería ser si un bollo con envoltorio puede llamarse muffin, cupcake, magdalena o madalena. La preocupación debería residir en dejar claro el origen de procedencia de los productos, su impacto medio ambiental, las condiciones laborales de los trabajadores, su información nutricional, etc.

Mientras que la pechuga de pavo, sigue ostentando la palabra PAVO a pesar de que haya más peso de packaging que de pechuga (52% en la mayoría de fiambres), leyes como las de Francia se preocupan por que no confundamos que la leche de soja proviene de una planta y no una vaca. Gracias, pero ya sabemos que a las legumbres, hasta la fecha, no se las ordeña.

#VeinFood