Louise Bourgeois: sobre cómo la soledad enriquece la creatividad en el arte

31 / 08 / 2020
POR Pilar Ramón

“Naces solo. Mueres solo. El valor del espacio intermedio es la confianza y el amor”.

Louise Bourgeois por Yann Charbonnier, 1990

La influencia de la soledad en el arte es un tema que muchos artistas han abordado a lo largo de la historia. No debemos olvidar que la figura del genio solitario está muy inculcada en nuestra cultura. Solo tenemos que pensar en el autor Thoreau en su cabaña escribiendo Walden, en Van Gogh también solo en un manicomio creando una de sus series más famosas o en el retiro silencioso de Beethoven.

El aislamiento es un punto clave en el arte y en la vida para la artista francesa, Louise Bourgeois (1911 – 2010). Algo que explora en diversas cartas y entradas de diario recopiladas en el libro ‘Destrucción del Padre / Reconducción del Padre. Escritos y entrevistas 1923 – 1997’. En el que nos ofrecen un recorrido por la mente de esta gran mujer a través de escritos formales y lo que ella llama “pensamientos de pluma”: textos a menudo asociados a sus dibujos y esculturas, con historias y poemas escritos al lado de las imágenes.

La escultora, que siempre ha reflejado en sus obras sus emociones y sentimientos, es “una de las mentes más creativas y uno de los espíritus más luminosos del siglo XX” en palabras de Maria Popova. Quizá por ello sus obras derrochen tantas emociones y expresan tan bien sus traumas del pasado. Por ejemplo, la archiconocida ‘Mamam’ en homenaje a su madre o ‘Diosa Frágil’ donde reivindica el matriarcado original.

En septiembre de 1937, escribió una carta a su amiga Colette Richarme – una artista siete años mayor que ella, para la que hizo de mentora – en esta le expresaba los beneficios que el tiempo apartada de la civilización le podría acarrear “la soledad, incluso la prolongada, solo puede ser un gran beneficio. Tu trabajo puede ser más difícil de lo que lo era en el estudio, pero también será más personal”.

Para Bourgeois, la soledad es el material más puro del arte y esto lo demuestra en una entrada en su diario de 1987. En la que señala “Naces solo. Mueres solo. El valor del espacio intermedio es la confianza y el amor. Por eso, hablando geométricamente, el círculo es un todo. Todo viene del otro. Tienes que ser capaz de contactar con el otro. Si no estás solo…”

De esta forma tan poética la artista y escultora nos inmortaliza la importancia que pasar tiempo a solas tiene para los artistas y para el desarrollo del arte. Y es ahora en estos momentos de confinamiento y para muchos también de aislamiento, donde hay que confiar en la soledad para impulsar la creatividad que todos tenemos dentro.