No, el top manta no perjudica a las marcas de lujo

23 / 01 / 2019
POR Antonina Cupe

O eso ha sentenciado la Audiencia Provincial de Barcelona al no estar la actividad directamente relacionada con el producto, el comprador o el establecimiento donde se ofrecen estos productos.

 

 
Esta semana una sentencia de la sección sexta de la Audiencia Provincial de Barcelona concluye que la actividad de los manteros no perjudica a las marcas de lujo –cuyas falsificaciones venden– al no estar dicha actividad directamente relacionada con el producto, el comprador o el establecimiento donde se ofrecen estos productos. La AP parece considerar que el cliente de lujo no se acerca a las Ramblas ni al paseo marítimo para comprar falsificaciones, en su mayor parte bastante evidentes, de productos de firmas de lujo del Paseo de Gracia.
 
Muchos argumentan que una de las consecuencias de la venta de falsificaciones es el desprestigio que provocan. Sin embargo, Louis Vuitton, cuyo monograma se falsifica hasta la saciedad, mantiene su hegemonía entre las diez empresas más influyentes del sector del lujo y sus resultados en 2017 consiguieron que la casa se valore en 35.610 millones de euros. Otro argumento es: ¿Quién va a querer gastar miles de euros en un producto que se vende idéntico en el top manta por 25? Sin embargo, la realidad es algo distinta. Los consumidores de lujo reconocen a leguas una falsificación del top manta. Sí, hay falsificaciones que harían dudar, pero raramente se encuentran sobre una manta en el paseo marítimo. El verdadero mercado de las falsificaciones de productos de lujo está en internet.
 
El top manta no solo vende imitaciones de lujo como parece indicar la sentencia, sino también zapatillas, camisetas de equipos de fútbol, gafas de sol y demás. Según un informe presentado este martes por la patronal madrileña CEIM, el top manta causa unas pérdidas de 157 millones de euros y 1.406 puestos de trabajo anuales a los comercios afectados. Así que puede que no afecte significativamente a los pesos pesados del lujo, pero sí tiene sus víctimas.
 
Detrás de esta actividad se esconde un mercado criminal controlado por mafias que no debemos obviar, pero la cara visible y humana de esta actividad son los manteros, personas inmigrantes que recurren a la venta ambulante  porque no encuentran otra forma de salir adelante. Y es que nadie se dedica a ello por gusto y las ganas de mejorar no faltan. Ejemplo de ello es el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes fundado en Barcelona que creó su propia marca y lanzó una colección el año pasado gracias a una plataforma de micromecenazgo con la que consiguieron más de 60.000 euros. 
 
De lo que no cabe duda es que esta sentencia ha reavivado un debate importante acerca de esta actividad que ya se ha normalizado en la mayoría de nuestras ciudades y que vive en un limbo legal del que tiene que salir.