Si el papel higiénico es gratis, ¿por qué no los tampones?

19 / 12 / 2019
POR Julia Mico

Esta pregunta ha sido lanzada por cinco estudiantes de la Universidad de Maryland a través de un proyecto en el que reclaman productos menstruales gratuitos en los 15 baños más transitados de cada campus.

Ilustración vía @thelilynews

En un trabajo de la clase de emprendimiento social, los estudiantes de la Universidad de Maryland (EEUU) tenían que presentar un proyecto en el que hicieran “algo bueno”. Problemas tan preocupantes y actuales como el uso excesivo de botellas de plástico o la crisis de los refugiados fueron abordados por los estudiantes. Sin embargo, un grupo de cinco alumnos sorprendía con una cuestión ignorada que nos ha afectado a todas y cada una de las mujeres que hemos pasado por la Universidad (o cualquier otro centro de estudios): la ausencia de productos menstruales gratuitos, como tampones o compresas, en los baños públicos.

Si no eres lo suficientemente previsora o tienes alguna amiga que lo es, pasar una intensa e interminable jornada en la Universidad se convierte en todo un reto cuando tienes el periodo, y más aún cuando llega por sorpresa. Pedir un tampón o una compresa a compañeras, profesoras, personal de limpieza o a cualquier chica desconocida que se te cruce, ¿a quién no le ha ocurrido?, y sobre todo, ¿por qué no se aborda este problema y no se habla de ello?

La respuesta, según  contaba el grupo de estudiantes encabezado por Anikis a The Lily News, es que “a las personas no les gusta pensar ni hablar de la menstruación”, vamos, que el sangrado mensual de las mujeres es un tema tabú a estas alturas de la vida, en las que incluso los preservativos se reparten (menos de lo que se debería) de forma gratuita por los baños y pasillos de las Universidades. Frente a esta incongruencia, el grupo quería saber “¿qué hay de diferente en los condones  y los tampones?» La respuesta recibida por parte de un administrador del centro de salud fue, que los condones son «una necesidad de salud pública”, a lo que Anikis responde rotundamente afirmando que “los productos menstruales también lo son, pero no se piensa de esa manera”.

Tras una serie de ensayos en los que se comprobó la frecuencia del uso del baño y de productos menstruales colocados estratégicamente en una canastilla, los estudiantes presentaron un resumen, cartas de apoyo de varias organizaciones del campus (incluida el “Club de Periodos”) y un presupuesto detallado con el que pedían a la Universidad 18,000 dólares para abastecer 15 de los baños que mayor tráfico tienen durante el año.

La propuesta ha sido aceptada con optimismo, además han justificado que este proyecto contribuiría a eliminar barreras contra la educación igualitaria, ya que a través de su investigación descubrieron que las alumnas faltan a clase o llegan tarde debido a que se quedan sin productos menstruales. “Como Universidad, se supone que debemos proporcionar igualdad de acceso a la educación”, confiesan.

A pesar de no haberse llevado a cabo todavía esta iniciativa, el visionario grupo se mantiene optimista y se centra en sus victorias más pequeñas, ya que para tratar este tema “nos paramos frente a toda nuestra clase y hablamos de sangre. Los chicos tuvieron que comentar sobre nuestra presentación”, afirman, un hecho aparentemente insignificante pero que para ellas es un gran logro teniendo en cuenta las restricciones sociales y el pudor con el que se trata este tema. Igual que utilizamos el papel higiénico en el baños, las mujeres, desde el origen de la vida humana, tenemos el periodo una vez al mes, sangramos y consumimos productos que nos permiten convivir con ello y que a su vez pagamos a precio de oro. ¿Qué problema tiene la sociedad con esto?