“Textile as Resistance”, el poder de protesta de los tejidos sin eslogan

18 / 11 / 2019
POR Nerea Llanes

Una exposición sobre la situación de inmigrantes y refugiados usando como hilo conductor los diferentes tejidos ligados a sus historias. Hablamos con Samira Bendadi, comisaria de esta muestra organizada por el Museo de Moda de Amberes.

Muñecas palestinas en el vestido tradicional hechas en el campo Ein El-Hilwwh donde 64 mujeres aprenden esta técnica para preservar el bordado y la herencia palestina. Beirut, Líbano, 2019. Foto: Mashid Mohadjerin

 

“Textile as Resistance” abre sus puertas en el Texture en Kortrijk (Bélgica) hasta el 16 de febrero, en colaboración con el Museo de la moda de Amberes. Una exposición que, a través de siete historias escritas por Samira Bendadi y acompañadas por imágenes de la fotógrafa Mashid Mohadjerin, retrata sobre la situación de inmigrantes y refugiados usando como hilo conductor los diferentes tejidos ligados a sus historias. Quizás hoy mucho más necesaria que nunca. Hablamos con una de sus creadoras, la periodista Samira Bendadi, sobre la importancia de escuchar a los demás, observar, conocer y no prejuzgar.

Textile as Resistance trata sobre historias de personas que han inmigrado y también sobre supervivencia”, explica. Ambas, Samira y Mashid se trasladaron a los lugares donde vivían los protagonistas de las historias para dejar el hogar, vivir en zonas de conflicto y conversar sobre cuestiones de identidad, sobre encontrar un nuevo lugar y una nueva vida. “Mientras yo entrevistaba, Mashid tomaba fotos de las casas, los objetos, las personas, los lugares… imágenes que también cuentan una historia”.

“Yo escribo para una revista sobre geopolítica, pero esta es otra manera de hablar sobre las minorías en Bélgica y Europa”. Sin duda, exposiciones como esta son un modo de ayudar a acabar con los prejuicios que se tienen sobre las personas inmigrantes o musulmanas, no los eliminará, pero sí representan un paso fundamental para tomar conciencia, minimizarlos, reducirlos. Es importante que “la gente aprenda sobre otras personas, de su vida real”, como dice Samira, para poder tener una imagen de los demás fiel a la realidad.

Las historias de la exposición son una mezcla de la muerte y de la vida de personas que no pudieron venir a Europa, pero también historias de solidaridad, de aquellos que, siendo refugiados, abren las puertas de su casa a otros refugiados, de los que tratan de compartir sus conocimientos con los demás, de personas que han sabido sacar lo mejor de sí mismas aunque lo tengan muy difícil.

“El clima político en el que vivimos puede verse reflejado en las ropa que llevamos”. Un ejemplo que da Samira al respecto es que los inmigrantes africanos están apreciando más su propia cultura, a veces de un modo tradicional, pero también de una manera más moderna o incluso, en forma de protesta contra el sistema. “Las personas están apreciando su propia cultura. Lo importante es que ellos puedan comprar y hacer sus propios tejidos, ya que de ese modo son más independientes económicamente”. Muchas veces ahí es donde está el problema: la dependencia económica los pone en situación de desventaja, de aparente inferioridad.

Pero esto no solo está sucediendo entre los inmigrantes, sino que también, entre los europeos, hay más personas que están otorgando un mayor valor al modo tradicional de hacer ropa, “porque es más auténtico y se necesita tiempo para hacerlo”. Sin embargo, esta no es una exposición que trate sobre la forma de vestir de los inmigrantes, “lo que quiero hacer es contar las historias de estas personas, eso es para mí lo más importante”. Es por ello que la exposición lleva por subtítulo “The protesting power of no-slogan fabrics” (“el poder de protesta de los tejidos sin eslogan”). “No es sobre eslóganes políticos, no hay eslóganes porque son hechos por mujeres que quieren paz, vida y resiliencia”.

 

Zolaykha Sherzad, diseñadora nacida en Afghanistan, con uno de sus abrigos inspirados en su propia cultura. Paris, Francia, 2019. Foto: Mashid Mohadjerin

 

African Fashion Weekend en el Jardín Botánico Nacional en Bruselas, Bélgica, 2019. Foto: Mashid Mohadjerin

 

Otro de los aspectos que amenaza a las minorías culturales, y que aparece en la muestra, es la apropiación cultural que llevan a cabo las grandes firmas. “Es sobre la independencia y quien tiene el poder de usar al otro. Inspirar e inspirarse está bien, el problema viene cuando es unidireccional, cuando la persona que toma esa inspiración gana mucho dinero con ello, pero la persona de la que se ha tomado no tiene nada. Ese es el problema, no la influencia o la inspiración entre unos y otros” explica Samira. En la exposición se habla, en una de las historias sobre artesanos de textiles africanos, sobre el caso de Dior en su “Resort 2020 Collection” en la que fue acusada de apropiación cultural por el uso de esta clase de motivos.

Exposiciones como esta pueden llevar a las personas a acercarse a los demás y ayudarles a entender mejor el mundo. “Algunos problemas vienen cuando no escuchamos al otro, pero sí gritamos. Creo que muchas personas se pueden sentir identificadas con aquellas cuyas historias aparecen en la muestra, porque es sobre la humanidad”. En definitiva, el aprendizaje que podríamos llevarnos de esta exposición es que “hay que escuchar, en especial a aquellos que están en una posición de debilidad”. Y este es uno de los momentos más importantes en Europa para practicar lo que Samira expone para tratar de comprendernos, crear tolerancia y no odio, apreciar la cultura de otras personas, entender que puede haber otras formas de vivir y respetarlo. “No tratamos de explicar porque las personas están vistiendo esto o aquello, sino de ofrecer algo más profundo”. En los medios de comunicación, se habla de temas como el velo que usan las mujeres musulmanas, pero no se habla de lo que hay más allá, “así que nosotras tratamos de contar historias que las personas no tienen la oportunidad de oír”.

La tolerancia es algo que se construye día a día, cuyo equilibrio se tambalea fácilmente, es por ello que muestras como esta pueden ayudarnos a tomar perspectiva de las vidas de los demás, a comprender que nuestra visión del mundo no es la única que hay, que antes de juzgar hay que  trata de escuchar.

 

Edificio cerca del campo de refugiados de Chatila. Beirut, Líbano, 2019. Foto: Mashid Mohadjerin

 

Malak Bakoor tiene su propio grupo de trabajo de bordado compuesto por mujeres sirias en el campo de refugiados de Chatila. Beirut, Líbano, 2019. Foto: Mashid Mohadjerin

 

Imagen del salón de Zena Sabbag convertido también en su taller de costura, estampado y bordado. Beirut, Líbano, 2019. Foto : Mashid Mohadjerin.

 

Saeed estudió durante siete años con un maestro sufí para aprender este baile espiritual. En la imagen acaba de actuar en un teatro de Amsterdam, Holanda. Foto: Mashid Mohadjerin