Verduras sin sabor. El caso del pimiento amarillo.

30 / 11 / 2017
POR Kike Adela

A todos nos gusta la comida, disfrutar de un sabroso plato puede cambiar nuestro humor y convertir un mal día en uno mejor, pero hay problemas en el paraíso, los alimentos de hoy no saben a nada, es el caso del pimiento amarillo.

Via @kikeadela

Este artículo no pretende ser un manifiesto del nuevo movimiento anti pimiento amarillo, aunque quede dicho, no es mi pimiento favorito. Sin embargo, el otro día me ví casi obligado a consumirlo:
Entre clase y clase, me aventuré en mi supermercado más cercano en busca de comida para el almuerzo. De camino, intenté solventar el dificultoso equilibrio entre lo que quiero, lo que debería comer y lo que mi bolsillo se puede permitir, pero pensar demasiado, como de costumbre, no sirvió de mucho. Mis problemas se solucionaron de una al atravesar la barandilla del super y encontrarme con lo siguiente: 3 pimientos por 1€.

Quizás os suene a chiste, pero en Holanda, comprar algo fresco a ese precio que no sea una patata, es motivo de celebración.

Llego a clase, me quito los zapatos y me siento con las piernas cruzadas a modo neo-yogui, uno de los tres pimientos sería el instrumento perfecto para enfrentarme a una tarrina de hummus. ¡Planazo! Rompo el vegetal y lo engullo mordisco a mordisco, pero para mi decepción, no encuentro a penas señales de que estoy ingiriendo un pimiento. Sí, es crujiente, está fresquito y es el match perfecto para la pasta de garbanzo, pero no sabe a pimiento.

Me paro a inspeccionar el vegetal en busca de explicaciones, me sorprende su color casi fluorescente, amarillo pollo y superficie brillante perfecta. No lo entiendo, veo un pimiento pero no logro apreciar su sabor. Por supuesto, busco un culpable y mi conclusión es fácil: Vaya mi*rda de comida tenemos en Holanda. Nada que ver con las sabrosas verduras que tanto quiero y recuerdo de España…

Resignado acabao mi comida y pongo a resguardo los pimientos restantes, entonces casi de reojo leo lo siguiente: Oorsprong: Spanje. WTF?! Mi devoción por la grandeza de los vegetales españoles se rompió en pedazos. ¿Cómo podía ese insulso vegetal provenir de la maravillosa huerta española? y ¿Quíenes eran los culpables de tal crimen gustativo?

Como yo, muchos habréis sido víctima de frutas y verduras como estas, y es que hoy día ya no saben igual. Los alimentos que se cultivan ahora son de exposición: Frutos perfectos, brillantes y enormes, momificados en packaging y marcados con fastidiosas pegatinitas, parece que provengan de un estudio de diseño más que de la tierra.

A pesar de su apetitoso semblante, los alimentos de hoy son creados al dedillo, destinados a durar más y ser producidos con menos. Con color regular, clasificados por tamaños y seleccionados para excluir imprefecciones, los productos pasan unos controles tan rigurosos que según la FAO se condenan al vertedero un tercio de los alimentos producidos cada año antes de que lleguen al supermercado.

Además, este modo de producción complace nuestra vista, pero no nuestro pladar ni nuestro cuerpo. Los alimentos han perdido sabor y densidad nutricional. La composición del suelo, el uso de fertilizantes, rotación de las cosechas y madurez en el momento de la recogida son algunos de los motivos por los cuales, pimientos como el que compré se acerquen más a una fluoresente pelota de tenis que a una verdura del huerto.

En especial, el misterioso caso del insaboro pimiento amarillo de Holanda se debe a la importación, que obliga a los productores a recolectar los frutos en un punto de maduración muy inferior al óptimo, facilitando así su transporte y mínimo deterioro durante el viaje. A cambio, se sacrifican el sabor y eséncia de un alimento fresco y recogido en su punto.

Las variedades que se consumen ahora tampoco se parecen en nada a las de antes. Las verduras están diluidas gracias a cruces que producen frutos más grandes con menos recursos, algo beneficioso para la producción y venta pero no mejor para el consumo. Por el contrario, alimentos silvestres y tradicionales con crecimiento lento y baja producción, son de mayor calidad que cualquier opción de supermercado.

Este pimiento intensamente amarillo, repleto de agua y carente de nutrientes es la prueba perfecta de que el rendimiento de la agricultura moderna es inversamente proporcional a la calidad del producto.

Pero más allá de mi decepcionante experiencia con este vegetal, me entristece aún más pensar que muchos de mis compañeros no saben siquiera como sabe un pimiento de verdad, con sabor a pimiento. ¿Será posible en el futuro seguir disfrutando de verduras, frutas y hortalizas como las que conocemos?

 

#VeinFood