12 preciosos títulos para celebrar el Día del Libro

23 / 04 / 2023
POR Marisa Fatás

«iluminar podía/de modo/que iluminé» son los versos de Lucille Clifton que parecen recitar las portadas de estos doce objetos mágicos. En #VEINDIGITAL festejamos el 23 de abril con una inspiradora selección de poesía, narrativa y ensayo.

Generaciones

Mamá Ca’line, nacida en 1822 en un pueblo dahomeyano (África), fue capturada y vendida como esclava en Estados Unidos con tan solo ocho años. De ella descendía la poeta afroamericana Lucille Clifton (1936-2010). ‘Generaciones’, único obra escrita en prosa por la autora, es un texto sobre la esclavitud, pero también el relato de las raíces familiares de Clifton, una ventana en primera persona a esa narración sesgada de la épica norteamericana.

“Al mirarte parecías tal cual una de nosotros, y pensé en lo que mamá Ca’line decía sobre las mujeres dahomeyanas, pensé esta niña es una de nosotros, así que te puse Lucille además de Thelma. Como mi hermana Lucille y como mi verdadera abuela Lucy. La madre de mi padre, Genie. La primera negra colgada legalmente en el estado de Virginia”.

Lucille Clifton en ‘Generaciones’ (Tránsito)

 

Silencios

Si ensayos como ‘Una habitación propia’, de Virginia Woolf, ‘Cómo terminar con la escritura de las mujeres’, de Joana Russ o ‘La madre de todas las preguntas’, de Rebecca Solnit te descubrieron los mecanismos y constructos en torno a la relación entre mujer y palabra, el de Tillie Olsen (1902-2007) revela las distintas formas con las que la creación de las personas marcadas por el género, la raza o la clase son socavadas, invisibilizadas y silencias. En esta reedición de Las afueras, además, se incluye otro ensayo de la autora, ‘Una de doce’, con una clara invitación: escribid, mujeres.

“Hemos visto que las vidas entregadas y dedicadas por entero a la creación, exigen el tiempo necesario para trabajar y la consagración total del propio ser. Y sin embargo, a las mujeres siempre se las ha enseñado a anteponer las necesidades de los demás a las suyas (esa «capacidad infinita») y sentirlas como propias, de modo que todo su ámbito y su satisfacción personal se construyeran a partir de la dinámica de permitir a los demás el pleno ejercicio de sus capacidades”.

Tillie Olsen en ‘Silencios’ (Las afueras)

 

Vienen de noche

Siguiendo el rastro de la bruja, la historiadora Julia Carreras cambió de vida y lo dejó todo para irse a vivir a Esterri d’Àneu -allí se escribió la primera ley contra la brujería en toda Europa en 1424-, pueblo situado en el Pirineo leridano. Como forastera simpatizó incluso más con la idea de otredad que representan lo sobrenatural, la oscuridad, la noche. El resultado, tras varios años de investigación, es un libro que ahonda en las diferentes maneras de ser representada y entendida la figura de las brujas, así como utilizada esta para controlar a las mujeres.

«Prestamos mucha atención cuando se habla de brujas quizá porque apelan a ese miedo llamado atávico, el miedo primigenio a algo que no logramos entender, pero que nos atrae. La bruja se origina en el miedo y la atracción, es una entidad dual que vive en la otredad, como todo lo que tememos y deseamos al mismo tiempo. Existe dentro y fuera de nosotros, es esquiva, aunque siempre está presente».

Julia Carreras en ‘Vienen de noche. Estudio sobre las brujas y la otredad’ (Luciérnaga)

 

Un amor español

De nuevo los pegajosos lirios, los moretones en los muslos, el glande, su “querido mío” -descubre las referencias leyendo ‘JUGO’– y esa magia para que un pendejo de pubis enganchado entre los dientes sea pura lírica. Poemas epistolares que recuerdan a autoras de otros tiempos, como los que Luna ha leído entre las páginas de Hilda Doolittle, Renée Vivien o Carmen Conde. Versos, también, que demuestran el valor de la poesía hoy.

«querido mío / si amar es dar lo que no se tiene a alguien que no lo necesita / entonces esta carta empieza a cobrar su forma / pues ni yo tengo la fuerza suficiente para detener mi deseo / ni tú precisas que yo describa cómo clarean las celosías que coloqué en mi balcón / nada más regresar del sur / para que su tacto plumoso y púrpura / me apaciguara en el gesto demoledor»

Luna Miguel en ‘Un amor español’ (La Bella Varsovia)

 

Árbol ginecológico


La otredad, una dualidad de eterno retorno entre los opuestos, el uroboro, las aguas, la sangre, el árbol. Una madre como principio y fin de todo. Victoria Vaccari García escribe sobre aquel lugar donde extrañarse y en el que ser extraña.

«Conjuro dentro de mí las eternas voces que trepidaron en tu anatomía antes de que me conformasen criatura circuncidada por el terror. Solo ellas tienen la potestad sobre mi máscara. A ellas confío la maldición que me instituye animal de niebla ∕ flora del no-mundo ∕ divi- na simbiosis de los sexos. Con ellas canto para que no suceda la muerte»

Victoria Vaccari García, ‘Árbol ginecológico’ (Libero Editorial)

 

Batallón de modistillas

Revolución y funcionalidad son dos aspectos comunes que definen la “costura femenina” de diseñadoras como Elsa Schiaparelli, Madeleine Vionnet, Miucchia Prada o Jil Sander. Sin embargo, otras muchas mujeres menos conocidas cambiaron también la moda de su tiempo. Este libro es un “ejercicio de memoria historia y justicia poética” con Elizabeth Hawes, Ann Lowe, Thea Porter o Dority Shaver, entre otras.

“Muchos aficionados a la moda siempre citan la manida frase de Coco Chanel «la moda pasa, el estilo permanece», pero nadie recuerda cómo Elizabeth Hawes, cansada de que nadie entendiera sus ideas pero empeñada en hacerse oír, volvió a la carga con un ensayo en 1958 titulado ‘Fashion is still spinach’ que comenzaba así: «La moda es ese hombre pequeño y horrible de mente sucia que te dice que tu abrigo del pasado invierno está nuevo, pero ya no lo puedes llevar»”

Leticia García en  ‘Batallón de modistillas. Las mujeres olvidadas que construyeron la moda’ (Carpe Noctem)

 

La condesa sangrienta

Terrorífica. Bella y oscura. Elisabeth Báthory, condesa húngara del siglo XVII, buscaba sin descanso ni piedad la vida eterna. Fue acusada de asesinar a cientos de doncellas para bañarse en su sangre joven y así ser joven también ella. Valentine Penrose se adentra en esta leyenda enigmática y siniestra a través de su novela, ‘La condesa sangrienta’, publicada por primera vez en 1962 y reeditada ahora por Wünderkammer.

«Erzsébet se había echado a reír y había preguntado a su pareja: «¿Qué dirías si te obligara a besar a esta vieja?». Él había respondido que sería horrible. La vieja, furiosa, había escapado mientras gritaba: «¡Condesa, dentro de poco estarás como yo!». Erzsébet había regresado al castillo estremecida, resuelta a alejar a cualquier precio fealdad y vejez.¿Bastarían las yerbas y los encantamientos? Había hecho venir del bosque a otras brujas. No probó la todopoderosa y pura melisa, cuyo secreto de rejuvenecimiento había descubierto Paracelso: entraba aquello en la alta alquimia».

Valentine Penrose en ‘La condesa sangrienta’ (Wünderkammer).

 

Yo soy la luz del bosque

Prosa poética trazada con lenguaje claro para iluminar un viaje introspectivo por los recovecos del yo y adentrarse en lo más profundo: allá donde ser y naturaleza se convierten en uno, ese espacio oscuro alumbrado por la luz del bosque.

«Mi palabra es una forma de estar en el mundo.
La mirada que tierna nos une es también una forma de estar en el mundo»

Inés Martínez García en ‘Yo soy la voz del bosque’ (RIL editories)

Mujeres y diosas en el Mediterráneo antiguo

En el mundo antiguo las mujeres no siempre estuvieron circunscritas al óikos -casa-, alejadas de la vida pública. Este libro recoge las historias de diosas, magas, ninfas, prostitutas o esclavas en torno al mar. En la primera parte la autora estudia la épica, la lírica y la tragedia. En la segunda establece correspondencias entre esos mitos y la vida de las mujeres de carne y hueso con respecto a la experiencia marítima.

«En la Helena de Eurípides, el coro está formado por jóvenes helenas que los piratas raptaron para vender como esclavas. Habitan el palacio de Teoclímeno, hijo del rey Proteo, en Egipto, y acuden a consolar y animar a Helena cuando esta las necesita. El pensamiento del regreso a la patria nunca las abandona, y albergan esa esperanza abiertamente.

Paola Angeli Bernardini en ‘Mujeres y diosas en el Mediterráneo antiguo’ (Melusina)

Historia de una niña con pánico a ser mujer

¿Qué es el tiempo sino una sucesión de momentos que nos conforman? ‘Historia de una niña con pánico a ser mujer’ es una novela gráfica que captura con maestría los instantes que marcan la vida de una niña en la España de los años 80. Con un estilo visual sencillo pero emotivo y una narración honesta y conmovedora, María Herreros nos lleva a reflexionar sobre la identidad, la familia, la amistad, la sexualidad y la política.

«El diario de un conflicto de género que muchas tuvimos, en un tiempo en el que no había queers, solo raros, cuando todas estábamos más guapas calladitas y las aventuras casi siempre acababan en boda»

María Herreros sobre ‘Historia de una niña con pánico a ser mujer’ (Lunwerg)

Poemas y Cartas 1-600, de Emily Dickinson

 

Emily Dickinson pasó gran parte de su vida recluida en casa y no llegó a publicar ningún libro, sin embargo, cosió a mano los 40 cuadernos en los que guardó sus poemas. Esta edición bilingüe, que también contiene cartas a Susan Huntington Dickinson, es una llave mágica para adentrarse en el universo de la gran poeta americana del siglo XIX. Una oportunidad para descubrir su monólogo interior, allí donde la muerte, las flores y los astros tenían altar propio. 

«Sobrellevar nuestra parte de noche –

Nuestra parte de mañana –

Llenar nuestro vacío cuando felices, Nuestro vacío cuando desdeñadas –

Aquí una estrella, y allí una estrella,

¡Algunas pierden su camino!

Aquí una niebla – y allí una niebla –

¡Después – Día!»

Emily Dickinson en ‘Poemas y Cartas 1-600’ (Sabina editorial)

 

Zami

Audre Lorde se autodefinía como «negra, lesbiana, madre, guerrera, poeta», coordenadas que definen esta “biomitografía”, un recorrido por la vida de la autora desde su infancia en Harlem hasta sus viajes por Europa y África. En ella refleja cómo la raza, la sexualidad y la identidad influyeron en su vida y en su obra, pero también de qué manera la solidaridad y los lazos comunitarios pueden ayudar a construir una sociedad más justa y diversa.

“En casa, mi madre decía: «No olvidéis comportaros como hermanas en presencia de extraños». Se refería a la gente blanca, como la mujer que pretendía que me levantara para que le cediera el asiento en el autobús número 4 y que olía a detergente. En Saint Catherine, decían: «Comportaos como hermanas en presencia de extraños», y se referían a los no católicos. En el instituto, las chicas decían: «Comportaos como hermanas en presencia de extraños», y se referían a los hombres. Mis amigas decían: «Comportaos como hermanas en presencia de extraños», y se referían a los carrozas.

Pero en el instituto mis verdaderas hermanas eran extrañas, mis profesores eran racistas y mis amigas eran de ese color de piel que tiene la gente en la que se suponía que no debía confiar”.

Audre Lorde en ‘Zami Una nueva forma de escribir mi nombre. Una biomitografía’ (Capitán Swing)